Volver a la escuela: el nuevo reto bajo el modelo de alternancia

Indudablemente los efectos de la pandemia han permeado al escenario educativo, exigiendo a cada uno de los actores que hacen parte de la comunidad educativa adoptar nuevas formas de actuar y concebir la escuela, donde la tecnología ha cobrado un lugar importante, un reto complejo para quienes no cuentan con las posibilidades económicas, de acceso y las habilidades tecnológicas para encausar esas estrategias que posibilitarían la continuidad académica.

A partir de esto, los gobiernos y la institucionalidad tuvieron que cuestionarse sobre la naturaleza misma de los procesos educativos y evaluativos. La pandemia visibilizó, casi a gritos, las limitaciones estructurales que hay en la prestación de los servicios educativos, las barreras en el acceso a derechos, obligando a crear nuevas estrategias de adaptación a las necesidades de los estudiantes y sus familias, a partir de los recursos con los que cuentan las y los maestros.

Ahora es ineludible enfrentar otro reto, denominado la alternancia educativa, que según el Ministerio de Educación es “la opción de continuar la prestación del servicio mediante la combinación de estrategias de trabajo académico en casa con encuentros presenciales en los establecimientos educativos” aparentemente algo sencillo, sin embrago, dadas las secuelas de la pandemia, implícitamente conlleva una carga emocional, tanto para los docentes, padres y estudiantes, ya que implica salir de casa, exponerse directamente al virus, el cual de manera invisible ronda por todos lados, afectando a las personas sin distinción alguna, naturalmente hay miedo de enfermarse, de contagiar a las personas cercanas y de no lograr superar esa batalla.

A nivel personal, es importante reconocer esas emociones, ser conscientes de ese estado de ánimo y lo que moviliza, pues además de motivar a gestionar y tener comportamientos asertivos ante esa emoción, obliga a tomar decisiones y ejecutar acciones para evitar, en este caso, que el virus afecte la salud física y mental propia y de quienes nos rodean. Por otro lado, reconocer las emociones de otros nos impulsa también a ser más empáticos y asertivos en las relaciones interpersonales, algo necesario para fortalecer en estos tiempos, ello sin lugar a dudas nos ayudaría a dinamizar de una mejor manera los procesos educativos en los diferentes contextos.

Dada la directriz de abrir nuevamente las puertas de las instituciones para dar curso a la alternancia educativa, se realizan estas recomendaciones:

• Seguir razonablemente los protocolos de bioseguridad, tanto en el hogar, como en el lugar de trabajo, considerando que el autocuidado es la primera medida para garantizar la seguridad personal y de otros, cuidándonos a nosotros mismos, cuidamos también a otros.
• Buscar opciones de movilidad alternas evitando aglomeraciones.
• La salud mental es tan importante como la física así que se deben buscar estrategias como evitar saturarse de información negativa o falsa, buscar escenarios en los que se promueva una interacción positiva con pares y con las personas cercanas, distanciamiento no es igual al aislamiento.
• Organizar el esquema de trabajo bajo el modelo de alternancia, teniendo en cuenta los escenarios de trabajo virtual y las actividades presenciales, para nivelar la carga laboral y cuidar así el espacio personal y social.
• Ser empático conmigo mismo al reconocer que puede haber emociones negativas, es parte del ser humano, darles el espacio a que surjan sin juzgarlas, para así poder trabajar sobre ellas y encontrar estrategias de afrontamiento. Por eso también está bien buscar ayuda y apoyo.
• Entender que afuera las y los estudiantes y compañeros de trabajo están afrontando retos personales y sociales, a veces relacionados con la propia supervivencia. Por eso también podemos ser de ayuda para otros.

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