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Volver la mirada

Cuando votemos este domingo 2 de octubre seamos conscientes de que estamos votando por el destino de miles.

Septiembre 30, 2016

Este sábado que acaba de pasar, una amiga me invitó a participar en el lanzamiento de una exposición que se haría en el Centro de Memoria, Paz y Reconciliación. La exposición fotográfica se llama: Volver la mirada.

Para el lanzamiento habían invitado a una periodista que se ha especializado en cubrir la guerra en Colombia desde el punto de vista de los niños y a una excombatiente de 26 años que se reinsertó a los 16.

Las voces de este par de mujeres lograron cautivarnos a todos los presentes. Creo que no quedó un corazón que no se sintiera conmovido y con la urgencia de vivir con más responsabilidad el hecho de ser “ciudadanos” de este país.

La presentación no tuvo el tono amarillista, anecdótico y sensacionalista que fácilmente podría tener. Fue una reflexión sobre los efectos indelebles que tiene para los niños participar en la guerra. Solo les haré un resumen de las frases que nos estremecieron y les diré quién las pronunció: P para periodista y M para la mujer excombatiente.

P: Un muchacho de 14 años que ha participado en la guerra lleva en sus hombros un costal de culpas que ni una persona de 60 ha logrado acumular a lo largo de su vida

P: Si existe el derecho a la vida, debería existir el derecho a NO MATAR. Un niño nunca debería verse avocado a matar a otro ser humano.

M: No solo la guerrilla recluta menores. El reclutamiento de menores debería ser castigado con la mayor severidad y los responsables de este delito somos todos. Con nuestro silencio, con nuestra indiferencia, con un país tan desigual que permite que la pobreza llegue a tal extremo que para unos padres sea preferible entregar a sus hijos a la guerrilla o a los paras, antes que dejarlos morir de hambre en sus casas. También existe una violencia intrafamiliar tan fuerte, que los niños prefieren unirse a la guerra que permanecer en sus casas. 

M: Nací en un campamento, mis padres eran combatientes. Ellos murieron cuando yo era niña. Permanecí más tiempo con las FARC antes de desmovilizarme. Luego ingresé al programa de Bienestar Familiar para niños reinsertados. Cuando cumplí 18 años y fui retirada de este programa, fue el primer día de mi vida en que me sentí realmente huérfana.

M: Yo me salí de la guerra, pero me ha tomado años sacar la guerra de mí.

Por favor volvamos la mirada… Volvamos la mirada a esa parte del país que desconocemos, a esos dramas que por suerte no son los nuestros. Cuando votemos este domingo 2 de octubre seamos conscientes de que estamos votando por el destino de miles. Insisto, porque después del sábado me quedó aún más claro, como dice Rodrigo Uprimny, este es un Voto Ético.

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María Del Rosario Cubides Reyes
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