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¿Cómo convertir un sueño en realidad?

No existe dirigente político, ni programa de gobierno, que no se ocupe de plantear sus propuestas de cómo transformar la educación nacional. Pero, ¿se logrará?

 

Mayo 25, 2018

Tradicionalmente la política en Colombia ha sido un instrumento para engañar al pueblo utilizando sus necesidades fundamentales: trabajo, salud, educación, vivienda, salario digno, seguridad, equidad, justicia, y todos los elementos que caracterizan el acceso a condiciones decorosas de existencia, en los países desarrollados; pero que en nuestro caso, sólo constituyen promesas de solución que nunca se cumplen, práctica que popularmente se conoce con la denominación de demagogia.

Su consecuencia más inmediata y lamentable es la pérdida de credibilidad absoluta, tanto en las expresiones políticas colectivas (los partidos) como en sus representantes y dirigentes individuales (los políticos) y por extensión en sus programas, proyectos y hasta en sus realizaciones, que se transforman en verdaderos engaños, que lo único que logran es garantizar el enriquecimiento de los poderosos, a costa de la súper explotación de los más humildes.

Una muestra palpable y concreta de la situación, se puede evidenciar en la educación colombiana, aspecto que ha sido seleccionado a escala mundial por su importancia estratégico [1] como el determinante principal para desencadenar los procesos de desarrollo general de la sociedad, y la herramienta más poderosa para sacar las sociedades de la desigualdad, la injusticia, el hambre y la miseria, que golpean al mundo contemporáneo.

Efectivamente, no existe dirigente político, ni programa de gobierno que no se ocupe de plantear sus propuestas de cómo transformar la educación nacional; sin embargo, hemos asistido a lo largo de la historia del país, a una sucesión de fracasos, improvisaciones y saltos incoherentes, hasta la adopción de modelos exóticos, que no han logrado otra cosa, que confundir y generar caos administrativo, pérdida de recursos, y experiencias traumáticas para el sector, los estudiantes, el atraso de la ciencia, y la tecnología, elementos que terminan impidiendo el desarrollo nacional.

Mientras tanto, el esfuerzo continuo y progresivo que desarrollan los maestros en busca de lograr el perfeccionamiento en su desempeño laboral, así como la eficacia para obtener mejores resultado en el aprendizaje de los estudiantes, va quedando desconocido, y desestimados los avances pedagógicos logrados, para propiciar la construcción de una pedagogía autóctona, lo cual constituye una lamentable pérdida del gran saber acumulado, en cuanto a la valiosa y diversa creatividad e innovación, como ha producido a través del tiempo el magisterio colombiano, tal como lo evidenció, la expedición pedagógica nacional auspiciada por FECODE, luego del desarrollo del movimiento pedagógico generado tras el congreso de Bucaramanga en el año 1.982.

Recuperar la confianza en la política, y la fe en los dirigentes, es una necesidad tan importante para construir la nueva sociedad, como volver a confiar en nuestra posibilidad de salir del atraso y la miseria mediante la recuperación de la autoestima y la seguridad individual, lo que exige una reconstrucción de valores como el respeto, la solidaridad, el trabajo colectivo, y la sensibilidad social.

Elementos que son imposibles de incorporar a menos que desarrollemos entre los ciudadanos la capacidad para evaluar y comprender con propiedad: Cuándo una propuesta corresponde a la mejor solución para un problema concreto, ¿cuándo tiene una fundamentación coherente? ¿Cuándo es viable en términos de ejecución y tiempo, y está soportada financieramente para ser llevada a la práctica? Lo cual supone espacios de debate público, en el que participe la academia y los expertos de diferentes áreas con el objeto de ilustrar a la opinión pública, para que la ciudadanía pueda ejercer el control político.

Hechos que constituyen una utopía en la concepción política que orienta el actual estado colombiano, sólo posibles cuando nuestra población alcance un alto nivel de discernimiento y criterio político, y no se deje arrastrar tras la manipulación mediática de un spot de televisión, o la sugestión causada por un single musical pegajoso o un simple slogan publicitario, lo cual exige una educación hoy inexistente, que cultive el pensamiento lógico y el pensamiento crítico, la capacidad argumentativa, el debate y la expresión escrita como elementos cotidianos para expresar el pensamiento, las ideas y las emociones, para construir proyectos o analizar propuestas y programas de gobierno.

La educación para la democracia y el buen gobierno solo será posible de construir con una escuela en la cual se eduque de manera pertinente y se viva en medio de un ambiente realmente democrático, sin amaestrar ni ideologizar y con la suficiente autonomía como para propiciar la organización independiente de las comunidades, de manera que puedan gestionar y resolver sus necesidades concretas.

En otras palabras, llevar nuestra sociedad al espacio en el que sea posible la construcción de una nueva sociedad, pasa por la exigencia de formar al ciudadano que esa nueva realidad exige, proceso sólo alcanzable transformando nuestra realidad educativa, y por ende, escuela que demanda un nuevo maestro, una nueva pedagogía, una nueva educación y un nuevo enfoque en la orientación del movimiento político y sindical, ante lo cual cabe el interrogante de si estará el magisterio colombiano en condiciones de asumir y resolver este compromiso histórico?


[1] Informe de la Unesco para el nuevo milenio “La Educación Encierra Un tesoro” Jack Delors


Imagen Photo de Negocios creado por dashu83

*Las opiniones expresadas en esta columna son responsabilidad estricta del autor.
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Escrito por
Educador colombiano.
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Carlos Enrique Sánchez Santamaria
Gran Maestro Premio Compartir 2011
Con el apoyo de las tecnologías logré que los estudiantes convirtieran el pasado de exclusión que vivió éste municipio lazareto en un pretexto para investigar, conocer la historia y conectarnos con el mundo.