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Conflictos y acoso escolar en los manuales de convivencia

Es muy importante que los manuales de convivencia tengan definidos procedimientos para responder a los conflictos interpersonales y las situaciones de bullying. 

Febrero 7, 2017

* Autores: Enrique Chaux (Universidad de los Andes), Andrea Bustamante (University of Missouri – St. Louis y Programa Aulas en Paz) y Gloria Inés Rodríguez (Pontificia Universidad Javeriana).

La convivencia representa un gran reto en la mayoría de los colegios, sobre todo en un contexto como el colombiano en el que hemos reproducido formas violentas de relacionarnos por generaciones. Hay gran número de estrategias y herramientas que se pueden adoptar para promover climas escolares más pacíficos y democráticos. Una de éstas es el manual de convivencia, el documento que recoge los acuerdos de los miembros de la comunidad educativa en torno a la manera como se puede construir y fortalecer un ambiente democrático y pacífico en la institución. El decreto reglamentario 1965 de 2013 invita a los establecimientos educativos a actualizar sus manuales de convivencia de acuerdo con las definiciones, principios y roles planteados por la Ley 1620 de 2013, también llamada Ley de Convivencia Escolar. En este artículo daremos algunas ideas y ejemplos de cómo hacerlo, focalizados en dos situaciones muy comunes en los colegios: los conflictos y el acoso escolar (bullying).

Es muy importante que los manuales de convivencia tengan definidos procedimientos para responder a los conflictos interpersonales y las situaciones de acoso escolar (bullying), dos ejemplos de lo que en el decreto reglamentario se denominan situaciones tipo I y tipo II, respectivamente (aquí no abordaremos las situaciones tipo III que, por su gravedad, requieren la activación de rutas interinstitucionales).

Para esta definición de procedimientos, en primer lugar, es fundamental diferenciar estos dos tipos de situaciones. Por un lado, un conflicto entre dos personas o dos grupos se puede entender como una situación en la que cada parte cree que sus intereses son incompatibles con los intereses de la otra parte. Esto puede ocurrir en relaciones en las que no hay un claro desbalance de poder, por ejemplo entre amigos o entre compañeros. Si no son bien manejados, los conflictos pueden derivar en agresión y en que las partes se hagan daño mutuamente. En cambio, si se manejan constructivamente por medio del diálogo y buscando acuerdos donde todas las partes ganen, los conflictos pueden llevar a que se fortalezcan las relaciones.

Por otro lado, las situaciones de bullying o acoso escolar son agresiones repetidas y sistemáticas en las que usualmente hay un desbalance de poder (físico, social, etc.) entre quienes agreden y quien sufre las agresiones. A diferencia de los conflictos, las situaciones de acoso escolar no deben verse como algo normal o justificable, y siempre implican un riesgo para las personas implicadas. Las víctimas de acoso escolar pueden llegar a sufrir, por ejemplo, ansiedad, depresión, desmotivación académica, baja autoestima o incluso problemas alimenticios, mientras que quienes estén agrediendo y los terceros pueden desensibilizarse del dolor que sufren otros, y comenzar a ver el maltrato como algo justificable y natural.

Es importante entonces que en el manual de convivencia se exponga de manera explícita qué son los conflictos  y qué es el acoso escolar. También es conveniente que la comunidad educativa fije una posición frente a estas situaciones, por ejemplo: “Aquí no se acepta el acoso escolar, pues lo consideramos una vulneración de los derechos humanos”; “Consideramos que los conflictos son naturales y que pueden ser manejados por medio del diálogo constructivo”.

En segundo lugar, es clave definir explícitamente en los manuales de convivencia protocolos o rutas de atención diferenciadas para cada tipo de situación, pues cada una requiere un abordaje particular. Hay por lo menos dos estrategias muy útiles para el manejo de conflictos interpersonales: la negociación y la mediación. En una negociación, las partes del conflicto conversan directamente para explicarse sus intereses y perspectivas de la situación, buscar alternativas y llegar a un acuerdo en el que ambas partes estén satisfechas. En la mediación, una tercera persona neutral facilita la conversación entre las partes para que puedan llegar a un acuerdo. El/la mediador/a puede ser, por ejemplo, un/a docente, orientador/a, coordinador/a, o algún estudiante que haya recibido capacitación para dicha labor.

Por otro lado, sugerimos que los protocolos para la atención de situaciones de acoso escolar incluyan, por lo menos: 1) escuchar individualmente diferentes versiones para confirmar que sí se trata de una situación de acoso escolar, 2) realizar conversaciones individuales con los involucrados de una manera cuidadosa pero firme (por ejemplo, evitando acusarlos para no generar resistencia pero también demostrando que es necesario que la situación cambie), 3) dar herramientas de apoyo a quien está siendo agredido, 4) hacer reuniones para informar a los padres y madres con el fin de pedirles su colaboración (evitando acusar a sus hijos, pues esto usualmente genera reacciones negativas), 5) involucrar a los estudiantes que observan las situaciones de acoso escolar pidiéndoles su apoyo, y 6) promover la realización de proyectos cortos de reparación del daño por parte de quienes han estado agrediendo. Identificar y llevar a cabo estrategias para reparar el daño ayuda a comprender por qué es tan importante evitar el acoso escolar, no tanto porque sea algo prohibido por el colegio sino por el daño que puede generar en otros. Es decir, evitar el bullying por empatía y no por temor a la sanción.

En tercer lugar, la Ley de Convivencia Escolar y su decreto reglamentario indican  que en el manual de convivencia se deben exponer las estrategias pedagógicas y acciones que se realizarán en la institución educativa para promover una convivencia escolar pacífica y constructiva. Es decir, para actuar de manera anticipada y así evitar que se llegue a situaciones de agresión. Para las situaciones de conflicto, es muy importante que los estudiantes aprendan desde pequeños a manejarlos buscando hacer acuerdos, expresando sus emociones, escuchando y comprendiendo a la otra parte, generando alternativas creativas y considerando las consecuencias de esas alternativas. Para esto es muy importante desarrollar competencias como la asertividad, la escucha activa, la toma de perspectiva, la identificación de emociones y la generación creativa de opciones. En cuanto al acoso escolar,  también es importante trabajar desde edades tempranas en el desarrollo de competencias emocionales (como la empatía), comunicativas (como la asertividad) y cognitivas (como el pensamiento crítico). Todas estas son competencias ciudadanas que pueden desarrollarse de manera integrada a todas las áreas académicas como lo hemos mostrado en otros escritos, favoreciendo simultáneamente la formación académica y la formación ciudadana.

En cualquier caso, es importante resaltar el poder formativo que tienen los manuales de convivencia. Es decir, las medidas que se tomen deben ser, en primer lugar, pedagógicas y educativas, y es ideal que se contemplen medidas disciplinarias sólo en situaciones reiterativas. Más allá de ser una lista de acciones disciplinarias o de castigos, los manuales pueden abrir oportunidades reales de aprendizaje para los estudiantes; aprendizajes que serán fundamentales para sus vidas y para la sociedad en general.

Bibliografía recomendada

Chaux, E. (2017). Protocolos para el manejo de casos de acoso escolar (bullying). Ruta Maestra. Fundación Santillana. 

Chaux, E. (2012). Educación, convivencia y agresión escolar. Bogotá: Ediciones Uniandes. Taurus, Santillana.

Chaux, E., Bustamante, A., Castellanos, M., Chaparro, M.P. & Jiménez, M. (2009). Intimidación escolar y el rol de los testigos. En: G.I. Rodríguez (Ed.). Educación en valores y ciudadanía desde una perspectiva práctica. Bogotá: Organización de Estados Iberoamericanos. Editorial Santa María.

Chaux, E., Lleras, J. & Velásquez, A.M. (Eds.) (2004). Competencias ciudadanas: de los estándares al aula. Una propuesta integral para todas las áreas académicas. Bogotá: Ministerio de Educación Nacional - Universidad de los Andes.

Fisher, R., Patton, B., & Ury, W. (1993). Sí... de acuerdo!: Cómo negociar sin ceder. Bogotá, D.C., Colombia: Editorial Norma.

Rodríguez, G.  (2010). Sentimientos y actitudes en la escuela. En Toro, B. y Tallone, A.  (Eds) Educación, valores y ciudadanía. OEI. Colección Metas educativas 2021: La educación que queremos para la generación de los bicentenarios. Pp. 231-247.

Saldarriaga, L.M., Mejía, J.F., Chaux, E., Bustamante, A., Castellanos, M., Jiménez, M., & Mejía, M.I. (2014). Kit PaPaz Para la Prevención y el Manejo de la Intimidación Escolar y el Ciberacoso. ICBF - Red PaPaz. Disponible en: www.redpapaz.org

Torrego, J.C. (2000). Mediación de conflictos en instituciones educativas. Madrid: Narcea.

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