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Convivencia desde la no violencia: una mirada desde las interacciones sociales

Un acercamiento, a través de la observación participante, a las prácticas no violentas dentro de una institución educativa de Bogotá D.C., durante el tiempo de receso. 

Noviembre 2, 2018

La mayor parte del análisis que se realiza en torno a la convivencia toma la violencia como referente, por ello, es fácil comprender que los modelos de gestión para la convivencia escolar se centren en la solución a problemáticas relacionadas con esta. Por dicha razón, el presente artículo hace un acercamiento, a través de la observación participante, a las prácticas no violentas dentro de una institución educativa de Bogotá D.C., durante el tiempo de recreo.

El objetivo, mostrar como la observación de las interacciones sociales en el patio de recreo nos permite descubrir aspectos de la convivencia, libre de violencia, que necesitan ser incluidos dentro de la aplicación de los modelos de gestión para la convivencia a nivel institucional. La reflexión de cada uno de los hallazgos nos deja ver cómo los estudiantes son artífices de procesos de negociación, definidores de normas, interpretadores de su espacio y seres adaptativos que necesitan mayor atención, pese, a que sus interacciones sociales no generan ruido por problemas de violencia escolar.

Como punto de partida, tenemos que decir que los estudiantes, más allá de las teorías, desarrollan prácticas de convivencia dignas de ser observadas y que hay un gran vacío en la teorización propuesta por los Modelos de Gestión para la Convivencia Escolar, ya que, como lo plantea Torrego, 2003, estos buscan responder de manera preventiva y reactiva a problemas de disciplina desde la justificación de comportamientos y actuaciones institucionales. Por lo mismo, centran la atención en el comportamiento frente a las normas y no frente a la trivialidad de las interacciones. Por ello, el mayor interrogante que guía esta reflexión es: ¿Cómo el análisis de las prácticas cotidianas de la interacción social de los estudiantes en un espacio como el patio de recreo aporta a la comprensión de la convivencia alejada del estigma de la violencia?

Quizá para ello, sea necesario una mirada enfocada al reconocimiento de lo que no es normalmente observado. Como lo plantea Urueña (2007) nombrado por Sánchez, Gallardo y Ortiz (2011), la convivencia en su complejidad necesita comprenderse como un iceberg del que solo se conoce la superficie y en el que están ocultas otras realidades, propias de su parte sumergida. Por ello, y con el afán de visibilizar este lado oculto, se realizó seguimiento, con consentimiento informado, a un grupo de estudiantes de grado sexto de una institución educativa de la ciudad de Bogotá en el espacio de recreo. El periodo de seguimiento fue de casi cinco meses y la metodología de investigación tuvo un enfoque cualitativo con el uso de observación participante

Dentro de los hallazgos, se evidenció como el recreo es un espacio de transición donde es importante la amistad. La separación de los compañeros de primaria y el acercamiento a un espacio que es desconocido, al que poco o nada se le hace inducción, y en el que se reconocen como niños aún, genera sensaciones de desarraigo y rupturas, teniendo en cuenta que durante la primaria muchos niños estudian juntos hasta seis años, incluida la transición. Se escucharon cortos relatos sobre la soledad y lo extraños que se sienten en un espacio despojado de juegos que antes les eran comunes.

Por otro lado, los espacios y la infraestructura son objeto de una interpretación de carácter simbólico, las columnas no son soportes de pisos ascendentes, son el espacio donde se reúnen, donde descansan, desde donde observan el transcurrir del recreo. Punto de encuentro donde se dejan los morrales, para lo que se turnan su cuidado, y referente para el almuerzo que en la mayoría de los casos es comunitario. Otra mirada nos la ofrecen los grupos de estudiantes cuando se desplazan por el patio, incluidos sus andenes, en la búsqueda de eventos para su entretención. Al movilizarse rompen con el aburrimiento, ya que, mientras se camina se habla y si hay algo interesante, paran y se sientan para ser testigos de esto.

Una experiencia muy bonita tuvo relación con los videojuegos. Estos guardan relación con espacios cerrados. Los pasillos y las paredes se convierten durante el recreo en lugares de reposo y tranquilidad. Si están alejados de los espacios abiertos los estudiantes pueden jugar con sus celulares, se los prestan entre sí para superar retos y se explican unos a otros, dependiendo de su experticia, cómo alcanzar nuevos niveles.

Otro espacio para comprender la convivencia desde la no violencia, son los espacios abiertos, donde los juegos físicos permiten la construcción de normas y una valoración subjetiva de las ya existentes. Los estudiantes enfrentan la restricción, se adaptan a las condiciones y reconfiguran las reglas bajo un lenguaje común que se observa a lo largo y ancho del patio de recreo. Si es prohibido jugar con balones, porque rompen los vidrios o pueden hacer daños, entonces, ellos construyen balones de papel. Si no pueden correr, caminan rápido en un proceso de adaptación. Sus cuerpos y sus juegos se acomodan para subsistir y divertirse

En conclusión, detrás de todo esto, subyacen realidades propias de la convivencia desde la no violencia que arrojan inquietudes en torno a la configuración de los espacios y la vida escolar. ¿Por qué no pensar en espacios abiertos para que los estudiantes no se sientan sofocados? ¿Por qué separar a los amigos si han construido experiencias a lo largo de varios años de la infancia? ¿Por qué no reconfigurar los espacios para que todos los niños puedan jugar?

 


Referencias:
  • Torrego, J. C. y Moreno, J. M. (2003). Convivencia y disciplina en la escuela. El aprendizaje de la democracia. Madrid: Alianza.
Sánchez, Gallardo y Ortiz (2011). The evaluation of school coexistence in contexts of cultural diversity. Exedra -Special Issue. Recuperado de: https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/3778890.pdf
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Escrito por
Magíster en Educación y Administrador de Empresas. Miembro de la Universidad Nacional en el Proyecto para el Desarrollo Integral en la Educación Media - DIEM.
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Irma María Arévalo González
Gran Maestro Premio Compartir 2002
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