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Crisis de valores frente al proceso de paz
Los jóvenes enfrentan dificultades para la construcción de referentes éticos.
Actualmente en Colombia se adelanta un proceso de paz que empieza a mostrar algunos avances, como lo fue el acuerdo de la justicia transicional para los actores del conflicto. Sin embargo, la situación actual que vive el país en materia de violencia, corrupción, narcotráfico, entre otros problemas, nos permite afirmar que nos encontramos en un momento de crisis de valores.
Por eso, considero que para que exista la verdadera paz es necesario generar las condiciones para que se generen oportunidades para todos los ciudadanos y se logre cerrar la brecha entre quienes las tienen y los que no.
En ese orden de ideas, la educación juega un papel importante y es por esto que el gobierno debe invertir en ella. La firma de un acuerdo, si bien termina con más de 50 años de violencia, no es suficiente para mejorar las condiciones de vida de los colombianos recordemos que la mayor parte de la violencia colombiana no tiene relación directa con el conflicto armado.
Vale la pena recordar los resultados del proyecto Atlántida, el más grande estudio que se ha realizado sobre la cultura del adolescente escolar en Colombia (enero de 1993 y julio de 1995) patrocinado por una entidad privada la -Fundación Fes- y otra oficial –Colciencias-, desde ese entonces se demostró la dificultad que tienen los jóvenes para la construcción de referentes éticos. El informe final precisa que “muchos jóvenes dedican una gran cantidad de energía en un ejercicio de adaptación inmediata que les permita sobrevivir en el mundo social en el cual desean ser aceptados y reconocidos, sin lograr espacio para construir deseos propios y proyectos de vida alrededor de los cuales se afiancen valores e ideales. Por una parte, la necesidad inmediata de adaptación los induce a acoger los valores y normas de los grupos de referencia y por otra parte la sociedad no abre oportunidades para cultivar la esperanza de lograr grandes objetivos alrededor de los cuales se pueda orientar una construcción ética” (Cajiado, Parra y otros).
Nuestra responsabilidad con las nuevas generaciones es enorme y debemos cambiarla con hechos y no solo con palabras.
En el año 2001 la Secretaría de Educación de Bogotá evaluó los estudiantes de grado séptimo y noveno de 1548 colegios de Bogotá y entre ellos a los dos de la Fundación Compartir. La pregunta central que abordó el equipo de trabajo que diseñó la prueba (según el informe de los resultados entregados a cada institución, 2002) fue: “¿Cuáles deben ser las características de una persona competente para vivir en comunidad y contribuir democráticamente con el desarrollo de ésta, al mismo tiempo que se desarrolla como persona moral?”. El consenso al que se llegó es que una persona competente para la convivencia debe desarrollarse en tres grandes áreas:
- Debe desarrollar el juicio moral para ser capaz de razonar teniendo en cuenta la perspectiva de las diversas personas o grupos de una sociedad incluida la suya propia y debe poder articularlas al tomar decisiones que afectan a todos.
Para ello es necesario desarrollar no sólo el juicio sino también la sensibilidad y empatía hacia los demás y hacia las decisiones razonadas.
- Debe comprender el papel de los principios democráticos necesarios para la vida en sociedad tales como una cultura de respeto y cumplimiento de la ley y los acuerdos; comprender qué es el Estado, el Estado de Derecho, qué es el debido proceso, etc.
- Debe conocer y comprender la forma como está constituido el Estado democrático colombiano según la Constitución de 1991 y la función que él cumple en la organización de la vida en sociedad.
En el año 2009 nos dimos a la tarea en los colegios de la Fundación Compartir de sistematizar las elecciones escolares para personero estudiantil, quien por ley debe ser un estudiante de último grado que debe velar por la protección de los derechos de los estudiantes de todos los niveles, y los representantes de curso. Aunque se invita a todos los estudiantes a ejercer su derecho a elegir a través del voto, solamente lo hacen el 84,59% de los estudiantes. Esto nos ratifica que algo sucede al momento de ejercer los derechos y deberes ciudadanos.
Teniendo en cuenta lo anterior, podemos concluir que uno de los factores que detienen la práctica de los derechos humanos y la formación ciudadana esta relacionada con la distancia que existe entre la teoría y la práctica y que los profesores y el Estado evalúan dilemas o conceptos teóricos que no necesariamente reflejan la realidad.
Es por esto que nuestra propuesta va encausada a que se deben evaluar las acciones morales las cuales están íntimamente ligadas a los derechos humanos, así como las actividades democráticas que realizan las escuelas como elecciones escolares y otros temas como la participación de las minorías, los casos de discriminación, etc.
También creemos que debemos hacer énfasis en el individuo, debemos preguntarle al estudiante que no participa en las elecciones o en otras acciones las razones que tiene para no hacerlo y esto nos permitirá entender sus motivaciones y concepciones y saber si tiene claro el interés general o está por la vía del particular y así poder intervenir para convencerlo de la importancia de la búsqueda del bien común.
En Colombia existe un alto grado de abstención en las votaciones y constantemente se violan los derechos humanos, por esto el papel de la escuela es fundamental. En los estudios comentados observamos que los colombianos desde niños muestran poco interés en participar en las decisiones que afectan nuestras vidas como es la de elegir a nuestros gobernantes, por eso nuestra responsabilidad con las nuevas generaciones es enorme y debemos cambiarla con hechos y no solo con palabras.
*Las opiniones expresadas en esta columna son responsabilidad estricta del autor.- 2022 lecturas