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¿Cuáles son los retos del sistema educativo pospandemia?

En Colombia, con o sin Covid-19, es latente una debilidad en el desarrollo pedagógico y educativo del sistema formativo.

Julio 15, 2020

La pandemia dejó en evidencia varios problemas del sector educativo.

En primer lugar, podemos destacar los problemas de conectividad y la falta de equipos tecnológicos en las instituciones educativas y las familias colombianas. Solamente el 53% de los hogares tiene conectividad, por lo que estudiar virtualmente en casa es un privilegio de los estratos más altos. 

Asimismo, los maestros en su mayoría tampoco cuentan con la conectividad suficiente en sus hogares para atender las actividades diarias con sus estudiantes, por lo que, de su propio bolsillo, sufragan los gastos que esto implica. 

En resumen, ni maestros, ni estudiantes, ni las instituciones educativas cuentan con los equipos tecnológicos, los programas adecuados y la formación para brindar una educación virtual, asistida, remota o con ayuda de tecnologías de calidad.

En segundo lugar, tenemos el índice de Desnutrición Crónica (IDC) 2020, presentado por la Fundación Éxito, que concluye que más de la mitad de los municipios de Colombia tiene todas las condiciones para que la población menor de 5 años padezca de desnutrición crónica o retraso en talla. 

Recordemos que un niño que la padece antes de los 2 años puede tener en la edad adulta 14 puntos menos de coeficiente intelectual, 5 años menos de educación y 54% menos de salario que otro que no la sufrió.

Todo lo anterior ratifica lo que ya conocemos: Colombia es un país muy inequitativo por donde se le mire, bien sea por regiones o bien por hogares. Pero la ventaja de las situaciones descritas es que se puede resolver rápidamente con inversiones en redes, programas, equipos, alimentos de buena calidad y programas de formación tanto para los maestros como para las familias.

En tercer lugar, y el más difícil de resolver, es la debilidad del desarrollo pedagógico y educativo del sistema colombiano. La debilidad pedagógica de los maestros de los niveles de preescolar, básica y media y de aquellos que trabajan en educación superior, fue claramente visible pues siguieron privilegiando los modelos de memorización y repetición, ya que se les pide a los estudiantes ir a los sitios web, para ver, leer, escuchar y responder una guía, cuya fuente por lo general son libros de texto.

De otra parte, los horarios se continuaron de manera regular, lo que le implica al estudiante estar entre 5 y 7 horas enfrente de una pantalla escuchando presentaciones sucesivas de maestros para luego enviar las tareas y trabajos vía WhatsApp, correo electrónico y, en lo mejor de los casos, subirlos o compartirlos en plataformas como Zoom, Blackboard, Moodle, Meet, y Google Classroom, entre otras. 

Los que no contaban con herramientas tecnológicas se les enviaban las guías por mensajería, correo físico que a veces eran los mismos maestros quienes entregaban los paquetes casa por casa para que sus estudiantes las diligenciaran y las devolvieran a los pocos días.

Cualquiera que fuera la modalidad empleada, tanto los estudiantes, padres de familia y maestros no se sentían satisfechos, entre otras cosas, por el aumento de las tareas, de la jornada laboral y del cúmulo de tareas que desarrollan habilidades de nivel inferior como recordar y memorizar y no las superiores como analizar, evaluar y crear, por lo que otro problema grande para los maestros era el qué evaluar y cómo hacerlo, hasta el punto que algunas personas propusieron que todos los estudiantes debían ser promovidos en este año escolar.

Es por esto por lo que debemos volver la mirada sobre lo pedagógico; sobre el proceso formativo; sobre la idoneidad pedagógica, metodológica y didáctica de los docentes y sobre el aprendizaje de los estudiantes. Si lo hacemos sin duda alguna la calidad de las clases virtuales y/o presenciales serán mejores y en consecuencia los estudiantes aprenderán más y mejor.

El punto es que no es solo con inversiones como se logra, sino que toca reestructurar los programas de formación de los maestros y el papel de los directivos docentes en los colegios y establecimientos de educación superior.

 


*Las opiniones expresadas en esta columna son responsabilidad estricta del autor.
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Abogado, con especialización en opinión pública y mercadeo político y Magíster en Educación.
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Diego Fernando Barragán Giraldo
Gran Maestro Premio Compartir 2004
Invitó a sus estudiantes a armar pieza por pieza un rompecabezas mental cuya imagen final dejaba ver la realidad del país.