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Del maestro y el maestro investigadorLa búsqueda continua de novedades en el maestro

En educación es importante diferenciar si quien se dedica al oficio de enseñar está más en el lado del papel de maestro o de maestro investigador.

Abril 12, 2018

Esta claridad es necesaria pues: “La primera distinción hace referencia al oficio del maestro. O se es maestro o se es investigador o se es investigador y maestro o se es maestro investigador" [1]. Y de esta clarificación que estos investigadores cuestionan, personalmente tomo las acepciones de maestro y maestro investigador.

En el caso específico de maestro, la acepción se puede relacionar con el usuario del conocimiento elaborado por otros para ponerlo luego al servicio de las didácticas y de las metodologías mediante la enseñanza.

Es válido preguntarse, ¿Cómo se es maestro?; y, ¿qué es ser maestro? En sus Avatares, Fernando Vásquez Rodríguez habla de algunas clases de maestros y los relaciona con ese aspecto de cambio, de muda, de asumir varias facetas para distintos fines concluyendo que el término avatar lo aplica porque no hay una sola forma de ser maestro, pues "la piel del maestro está en constante transformación".

Hoy, cuando nos encontramos ante sociedades del conocimiento, la pregunta es: ¿Qué hacen los maestros en esta sociedad?, ¿cuál es su papel? Este maestro de la modernidad está inmerso en la sociedad del conocimiento, hace parte de comunidades académicas más que científicas, y su compromiso consiste en que los jóvenes se interesen por su formación como individuos, que se asombren con el conocimiento y con la ciencia, que sean observadores y cuestionadores de su entorno y estén interesados por la investigación, para que en esa ruta se encuentren con maestros investigadores, particularmente en la educación superior.

El maestro debe estar en continua búsqueda de novedades acerca de cómo hacer su oficio mejor. Por eso lee, indaga, cuestiona, se apropia de teorías; de alguna manera, implícitamente hay en éste una incipiente actitud científica.

La otra cara del maestro

Retomando la inquietud inicial, veremos la otra cara del maestro: el maestro investigador. Cuando se es maestro investigador, estamos hablando de las cualidades que debe tener esa persona, las mismas de cualquier investigador que se apropia del término investigar: debe sentir amor por la ciencia, curiosidad insaciable, tenacidad y disciplina, capacidad objetiva, la necesidad de formación permanente, hacer de cada actividad cotidiana una investigación, tener los hábitos de la lectura y la escritura, herramientas fundamentales para registrar lo que observa y dar explicación a lo que sucede en el aula y fuera de ésta.

Por otra parte, al maestro investigador, además de los anteriores requisitos, también ha de ubicarse en el paradigma científico.

Sin embargo, vale preguntarse, ¿qué hace el maestro investigador?, ¿Cómo y con quién trabaja? Pues, el maestro investigador debe cumplir con ese calificativo de crear teoría y llevarla a la práctica para que ésta sea demostrada y validada; puede tomar el conocimiento de otros para transformarlo, tomarlo como referente y de esta manera crear otras teorías.

Y su labor, aunque puede ser de aula, está más relacionada con sus equipos de trabajo, redes de conversación, y con semilleros de investigadores en educación -investigación formativa- para abordar problemas y someterlos al juicio de sus pares. El maestro investigador debe responderse, en el inmenso mundo de la investigación en educación: ¿en dónde cabe lo que yo hago, descubro y propongo?

El maestro investigador también tiene perfiles de intelectual, y en algunos casos, puede ser menos de aula –muchas de las investigaciones que se hacen en educación son realizadas por personas que no están en el aula-, aunque para ser maestro investigador lo ideal es tener como escenario la comunidad educativa. Día a día, tanto el maestro investigador como el maestro que no investiga, abordan problemas de la educación; lo que sucede es que el maestro investigador lo hace desde la rigurosidad, desde métodos o paradigmas propios.

Existen distinciones

¿Cuál es el llamado actual en la educación? Que el maestro debe ser investigador. En consecuencia, ¿todos los maestros deben ser investigadores, en el buen sentido de la palabra? Si esta pregunta tiene respuesta positiva, entonces, ¿el maestro fue entrenado, preparado, formado para investigar? ¿Gusta este maestro de la investigación? ¿Qué pasa con aquel a quien no atrae la investigación como tal, sino que desea limitarse a impartir una muy buena clase? ¿A todos los estudiantes les gusta la investigación?

Y, ¿en qué escenario se mueve cada uno? En básica, media y en educación superior, dando a esta última el especial campo para el maestro investigador –sin descartar que allí también hay muy buenos maestros al igual que en educación básica y en educación media trabajan excelentes maestros investigadores-, pues la universidad es el lugar donde se construye y se desarrolla el conocimiento que más tarde se convertirá en ciencia.

En conclusión, ¿es importante hacer la distinción entre maestro y maestro investigador? Creo que sí, pues el objeto de trabajo es la educación, la sociedad y las comunidades, que cada día son más exigentes con la labor del maestro, sea éste investigador o no. En resumidas cuentas, la pedagogía ha evolucionado porque los tiempos han cambiado, y las instituciones, la escuela, y por supuesto, los maestros, también deben cambiar la manera de adelantar sus prácticas.

 

[1] Munévar Ancízar, Quintero Josefina. “Investigación pedagógica y formación del profesorado". Universidad de Caldas. Revista Iberoamericana de Educación. Vásquez R., Fernando. El oficio de maestro. Avatares: antología en búsqueda de la comprensión del ser maestro, p. 35.

*Las opiniones expresadas en esta columna son responsabilidad estricta del autor.
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Escrito por
Docente del Colegio Luis Carlos Galán Sarmiento y de Universidad de La Salle.
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