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Impuestos sin sentido para la calidad educativa

La sugerencia de gravar con un 5% libros y cuadernos se opone completamente al ideal de la excelencia educativa en Colombia.

Enero 12, 2016

Año nuevo, vida nueva, impuestos nuevos. Con bastante descontento fue recibida la propuesta de la Comisión de Expertos Tributarios de gravar con un 5 por ciento los cuadernos y libros. Padres de familia, estudiantes, docentes, rectores y el mismo Ministerio de Educación se han pronunciado en desacuerdo con dicha medida, que luce muy contraproducente.

Carlos Ballesteros, presidente de la Asociación Nacional de Padres de Familia, dijo para ‘Caracol Radio’ lo siguiente: “La medida generaría deserción escolar y pondría a muchos estudiantes en indefensión para garantizar su derecho a la educación”[1]. Por otra parte, en su cuenta de Twitter, la ministra de educación afirmó: “Pésimo mensaje para un país que busca mejorar la educación ponerle IVA a libros escolares y cuadernos”.

Desde mi punto de vista, la sugerencia de la Comisión me dejó bastante sorprendida y espero que no sea tenida en cuenta. La ministra de educación tiene mucha razón en afirmar que es un pésimo mensaje el que se envía a los padres de familia, docentes y niños. Es una postura contradictoria con el deseo que tiene un país que desea alcanzar la excelencia educativa: empezar a encarecer los implementos más esenciales para poder aprender ciertamente no es el camino correcto.

A lo anterior, se suma la complicada situación económica del país, que este año no pinta fácil. Un salario mínimo que tuvo un incremento tan mínimo como su nombre, una inflación creciente que encarecerá significativamente el costo de vida de cualquier ciudadano y un contexto de inserción laboral complejo. Asimismo, el Fenómeno del Niño tiene acosado a 26 de los 32 departamentos de Colombia con una inminente sequía. En un país lleno de recursos hídricos y naturales, el agua está en peligro, lo cual pone en juego actividades como la pesca en muchas partes de Colombia, encarece el costo de los alimentos y le complica la vida a más de uno que desee ejercer actividades simples como bañarse o hidratarse.

Manifiesto mi descontento y preocupación porque esta Comisión esté tan desconectada de la realidad educativa del país. La deserción escolar en el país es alta: según la Encuesta Nacional de Deserción Escolar – ENDE realizada por el Ministerio de Educación en el 2010, la cifra fue de 7,4% en zonas rurales y 6,6% en zonas urbanas [2].

Muchos padres de familia colombianos envían con esfuerzo a sus hijos a los colegios para que puedan aprender y tener un futuro mejor. Pero si en lugar de premiar este esfuerzo, se le pone una tarifa adicional al querer estudiar, la excelencia educativa seguirá siendo utópica y difícil de alcanzar. Además, mientras otras necesidades vitales como el bienestar, seguridad económica, alimentación y vivienda no estén subsanadas, la educación seguirá en definitiva siendo un lujo que solo unos pocos pueden darse.

En definitiva, este impuesto lo que genera es un terrible desaliento en todo el entorno educativo, que se ha cansado de gritar a viva voz la importancia de la educación. Un cuaderno más caro no es el camino para la excelencia educativa, ni para que tengamos más estudiantes comprometidos y felices con el aprendizaje.

 


[1] Fuente citada en: www.eltiempo.com


[2] Infografía realizada por Colombia Digital con información del Ministerio de Educación. Disponible vía web en: colombiadigital.net

*Las opiniones expresadas en esta columna son responsabilidad estricta del autor.
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Escrito por
Comunicadora social y periodista
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Laura María Pineda
Gran Maestra Premio Compartir 1999
Dar alas a las palabras para que se desplieguen por la oración y vuelen a través de los textos para que los estudiantes comprendan la libertad del lenguaje.