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La fase afectiva de la enseñanza: de la historia patria a la historia matria

La escuela debe indagar sobre su contexto, salir de su encierro, proyectar, transformar y constituirse en una institución política capaz de transformar y crear nuevas y mejores condiciones de sostenibilidad, paz y desarrollo.

Agosto 28, 2019

A lo largo de la cronología de los pueblos, ninguno de estos ha estado ajeno a su tránsito por el tiempo; es decir que, a través de distintas emociones, oralidades, escrituras se retorna a los tiempos pretéritos y se encumbran personajes, héroes y pasajes de su historia para ser transmitidos de generación en generación y hacer despliegue de sus identidades.

Como maestro de ciencias sociales de La Institución Educativa San Bartolomé de La Florida (N), podría hablar de las historias locales, pequeñas o Matrias, según Luís González y González en “Pueblo en Vilo”. México (1968); que, para el caso de Colombia, nuestro País se remite a las denominadas historias plurales, que en gran medida coinciden en la historia reciente alrededor del conflicto armado interno y que en algunas regiones han padecido con más secuelas que en otras, pero al fin y al cabo marcados por la memoria generalmente dolorosa.

En este quehacer de la enseñanza en la básica primaria y secundaria, creo firmemente hay una marcada necesidad en Colombia por enseñar la historia reciente; es más, se debe recrear y reanalizar desde distintas percepciones, puesto que tanto las alegrías, los triunfos y las pequeñas historias cotidianas nos han sido comunes; nos une la memoria de nación, pero también hemos sido testigos por generaciones de la violencia y muchas veces del dolor que ha sido el común denominador de veredas, campos y periferias. Por ello se debe reaprender, recrear y retornar a la historia local para poder sanar; entonces es la escuela un espacio vital y fundamental para tal propósito, pues en ella las personas interactúan, se construyen y reconstruyen alrededor de los currículos y se desenvuelven como testigas de su propio destino.

Lógicamente este proceso se puede lograr a partir de metodologías inductivas, estrategias integradoras, lúdicas y alternativas; además de métodos basados en la etnografía, la investigación y la cultura situada; lo cual es el soporte para discernir en relación a las verdades no contadas, en los protagonistas anónimos y especialmente en la diversidad y la pluralidad; sin que ello implique del todo la subjetividad, entendida esta como una intencionalidad de “contar “la historia exclusivamente desde un solo punto de vista”.

En cuanto al lenguaje que se debe usar en el aula para hablar de la historia reciente, debe basarse en el respeto a la diferencia, en ser cuidadosos al buscar aproximarse a la verdad, sin fanatismos, sin lenguajes de odio, resentimiento o que juzguen; pues es mejor aproximar al estudiante a ser capaz de tomar decisiones y posturas respecto a los hechos de la historia actual desde la tolerancia, siendo capaz de ser crítico, propositivo y creativo para dar solución a la crisis y capaz también de percibir las potencialidades de una sociedad resiliente y que anhela la transformación y la paz (que desde nuestra experiencia denominamos Estudiantes Histores o actores de la historia), desde el lenguaje del perdón y la reconciliación; siendo conscientes de alguna manera que la escuela también ha sido parte generadora de violencia y mucho de su lenguaje resulta bélico (desertores, mortandad escolar…..).

De tal manera que el desarrollo del pensamiento crítico, conlleva a formar ciudadanos desde la escuela interesados por conocer, reflexionar y transformar su contexto, en esa medida comprometidos con la búsqueda de la verdad y a la vez con las competencias ciudadanas para superar el conflicto. La pedagogía entonces se constituye en el puente que permite realizar el proceso de posconflicto, perdón, reconciliación y no repetición, tal y como ha sucedido en otros países después de largos y dolorosos conflictos…a partir de una escuela de la paz, por la paz y para la paz.

Sin lugar a dudas el trabajo del sistema educativo exige grandes transformaciones, pues en él interactúan varios estamentos que finalmente reflejan en la sociedad lo que la escuela ha hecho y lo que las políticas públicas y la normatividad definen como proyecto de país multicultural y complejo. Entonces la escuela debe indagar sobre su contexto, salir de su encierro, proyectar, transformar y constituirse en una institución política capaz de transformar y crear nuevas y mejores condiciones de sostenibilidad, paz y desarrollo.

*Las opiniones expresadas en esta columna son responsabilidad estricta del autor.
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Escrito por
Maestro Institución Educativa San Bartolomé de La Florida, Nariño.
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Melva Inés Aristizabal Botero
Gran Maestra Premio Compartir 2003
Abro una ventana a los niños con discapacidad para que puedan iluminar su curiosidad y ver con sus propios ojos la luz de la educación que hasta ahora solo veían por reflejos.