Usted está aquí

Las puertas del mundo

En este gremio tan complejo que es el de los docentes de Colombia, a veces, uno se encuentra con el mago, con el prestidigitador, con el maestro.

Julio 17, 2019

Él toma las palabras que han pronunciado los hombres o las que han olvidado, y traduce para nosotros las fábulas que sostenían el recuerdo de los ancestros, o detenían en el aire las imágenes que rozaban al ser aterido por el ruido de los malestares del mundo, provocados también por la especie humana.

En este caso de trata de Álvaro Neil Franco Zambrano, maestro de español en la Escuela Normal Superior Santiago de Tunja, un fabulador que acaba de ganar con su libro Puerta de tierra caliente el Premio de poesía 2019 del CEAB, en Boyacá. Los fanáticos de la poesía en el departamento sabemos que solo de vez en cuando se premian buenos libros en este concurso; el temor de los organizadores a permitir que los jurados declaren desierto el premio y a estimular de esta forma, proyectos enfocados a promover procesos de lectura y creación literaria desde la modernidad, ha hecho que se continúe confundiendo la literatura de rigor con esa escritura seudo-folklórica que no pasa de rimas fáciles sin mayor profundidad, y encubiertas en una vulgar melosería y en un histrionismo vacuo.

Todos aquellos que llegamos a la UPTC y que nos soñábamos escritores nos estrellamos contra el mundo cuando tuvimos que sopesar esa escritura tradicional frente al abismo de un César Vallejo, un Jorge Teillier o un José Manuel Arango. Tuvimos que entender en carne propia que había más profundidad en Octavio Paz que en los esfuerzos escriturales que nos transmitían los profesores que apenas sí podían explicar las diferencias entre la obra de Jorge Gaitán Durán, de aquellas estrofas lacrimógenas que nos hacían aprender.

Sé que esto puede ser controversial o considerado un poco injusto en un escenario en el que la crítica es un campo muy poco explorado. Sin embargo, es necesario decirlo y abrir el debate. Son muy pocos los profes de esta asignatura que logran transmitir el poder de la palabra a sus alumnos, o son muy pocos los que se ganan el respeto desde una obra y una encarnación del deseo y de la magia a través del rigor en la escritura, o en los rastreos de textos poderosos que puedan compartirse con los estudiantes.

Una de las causas de este problema es el siguiente círculo vicioso: El estudiante que padece profesores regulares, llega a la U a estudiar una licenciatura y formarse como docente; busca un diploma sin haberse atrevido a cruzar el límite de una Escuela mediocre que vaya más allá de las meras calificaciones, proponiendo acercarse a la vitalidad del lenguaje poético-literario; se gradúa sin haberse propuesto buscar escuderos (novelistas, cuentistas, poetas, películas, etc.), pasa un concurso de nombramiento o logra engancharse con algún político; así llega a un colegio a darle clase a una masa de niños y adolescentes que lo único que aprenden es a odiar la lectura y la escritura; luego el ciclo vuelve a comenzar. Porque aquí el problema es ¿Cómo enseña alguien que no ha navegado en las aguas de la literatura a amar la literatura? ¿Cómo enseña a hacer literatura alguien que jamás ha escrito al menos una ridícula carta de amor? ¿Por qué se sigue insistiendo que solo en español se trabaja la literatura cuando la literatura es vida y abismo, crítica y poder, resistencia y dignidad?

A este círculo del tedio se le suma el daño que le hizo el MEN a la práctica pedagógica de los docentes; intentaron romper ese círculo vicioso invirtiendo fortunas en unas cartillas creadas para disminuir la mediocridad del profesor, obligándolo a seguirlas al pie de la letra, llenando formatos y atentos a los famosos DBA.

Sin embargo, esa vieja fórmula se agota en las clases; los muchachos toman las cartillas y las desarrollan al ritmo del tedio que transmite el docente. Lo que lograron esas recetas y formatos fue encarcelar la imaginación, engavetarla junto a la capacidad de creación y de asombro de los niños y jóvenes.

Olvidaron que un maestro rompe con esa pedagogía del opresor y hace del poder de la palabra una oportunidad para fabular la realidad que desdeña lo esencial; olvidaron que un buen profesor construye su propia pedagogía para conseguir abrir las puertas del asombro, y que ese es en verdad el único DBA que existe.

Por eso es tan importante el premio que acaba de obtener el poeta Álvaro Neil Franco, tocayo de astronauta y paisano de Jairo Aníbal Niño; asume el dictamen de Juan Gelman al invitarnos a pensar en esas puertas que se abren y se cierran para que podamos seguir viviendo.

Álvaro Neil se pinta el rostro, hace aviones, actúa, lee, escribe, comparte sus hallazgos, alimenta su niño interior e intenta establecer un diálogo con sus estudiantes desde las orillas de las fábulas que encuentra. Demuestra con su obra y en sus clases que se puede dignificar nuestro espacio vital, desde una escritura que parta del conocimiento de los inmensos poetas universales. En sus poemas los mismos perros, el mismo peso existencial, las mismas plantas y ríos que los que recorren lo que en esta región se entiende por costumbrismo, pero con una diferencia abismal, son el producto de un diálogo crítico con las ínsulas depuradas en el campo literario.

Álvaro Franco propone que un gran profesor no ha dejado de ser un niño que explora el mundo para explicarse el diseño del universo en el que habita. Enseña que para ser un buen maestro primero hay que ser, y luego está el asumirse como escritor, fabulador, lector, melómano, poeta. Lo imagino sufriendo llenando formatos y asistiendo a reuniones sin sentido organizadas para matar el tiempo, porque no se concibe que un docente pueda aprovecharlo en algo verdaderamente importante como continuar con la búsqueda de ese texto que le pueda servir a alguno de sus alumnos como amuleto.

Lo imagino negándose a repetir como cotorra mojada lo que dicen esos textos del MEN, escritos por personas que nunca temblaron mientras leían un poema o escribían un cuento como una máquina perfecta; a lo mejor en este momento diseña sus próximas guías y prepara antologías que serán un banquete para sus alumnos. Esto no implica que consiga que todos ellos se asombren y terminen dedicándose a la literatura, pero sí evidencia que no subestima a esos adolescentes y que los respeta hasta el punto de negarse a repetir las recetas y las fórmulas. Un maestro como Álvaro nos recuerda que los estudiantes no son tontos y que merecen respeto, y esto en verdad es un DBA.

Este será el cuarto libro del poeta Álvaro Neil Franco. El primero, La saga de los clavellinos (2008) lo publicó la Universidad del Valle; el segundo, Temblor de isla (2016) lo publicó en Cali, Rosa Blindada; el tercero, El amanecer de una naranja roja (2017) lo publicó la UPTC, y Puerta de tierra caliente lo publicará la Gobernación de Boyacá a través del CEAB.

Él es la prueba de que a veces en las Facultades de Educación se gradúan buenos maestros y buenos poetas; los demás seguirán llenando formatos, preocupados por los DBA y por agachar la cabeza frente al directivo de turno; uno de tantos expertos en relegar en el cajón de lo prescindible, lo esencial, la imaginación y el asombro.

En el siguiente link pueden encontrar poemas de sus libros anteriores mientras compartimos como primicia un par de sus poemas ganadores. En hora buena por los maestros creadores de este país porque es muy probable que sus clases sean distintas.

PUERTA DE TRANCA

Por Álvaro Neil Franco

Que dejabas por fuera a la noche
yo imaginaba que a través de ti
las gallinas subían
a picotear las estrellas
y los duendes atravesaban
tu espíritu de pájaro
para que en nuestros sueños
crecieran las leyendas del bosque

DESAPARICIÓN DE LA LOCA BEATRIZ

Por Álvaro Neil Franco

Ya no sale tu falda
a bailar con el viento
a la esquina de tus florecimientos
se la llevaron las cometas
y a los fantasmas de la alcantarilla
que jalaban tus pasos
cuando ibas al mercado
los acabó el verano
Qué vamos a hacer contigo
ahora que para vivir
necesitamos del infierno
que nos brindaba tu locura
 


Photo by nappy from Pexels

*Las opiniones expresadas en esta columna son responsabilidad estricta del autor.
Boletín de noticias
Registre su correo electrónico para recibir nuestras noticias.
Escrito por
Docente Licenciado en Ciencias Sociales, magíster en Historia y doctorando en Lenguaje y Cultura en la UPTC. Profesor del colegio Quebec y catedrático de la UPTC Duitama
Promedio: 5 (7 votos)
Estadísticas: .
Martial Heriberto Rosado Acosta
Gran Maestro Premio Compartir 2004
Sembré una semilla en la tierra de cada estudiante para que florecieran los frutos del trabajo campesino en el campo que los vio nacer