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Lectura, democracia y ciudadanía

La sociedad que reciba los acuerdos en La Habana ha de ser una que consolide la paz y la democracia.

Mayo 6, 2016

Todos los colombianos, no importa cuál sea la postura política que tengamos, estamos expectantes frente a lo que será la firma de los acuerdos de paz, pero algunos estamos todavía más expectantes frente a los cambios que debe haber en la sociedad que reciba esos acuerdos, la sociedad que debe consolidar la paz y la democracia.

Esa nueva sociedad debe conservar muchos valores que han caracterizado a los colombianos, pero debe transformar algunos otros que han favorecido la expansión de la violencia y adoptar unos nuevos, entre ellos, un mejor aprecio por la cultura y por la certeza que solo con el aporte de todos, otro país es posible. (Lea: Los meandros de la educación para la paz)

Una renovada relación con la cultura tiene que llevarnos a una nueva relación con la lectura, según Teresa González (2010), la Educación, ciudadanía y democracia son conceptos ideales portadores de utopías y también realidades empíricas, la formación de ciudadanía no radica exclusivamente en una cuestión de adquisición de derechos y obligaciones de los individuos frente al Estado, sino que constituye una cualidad moral distintiva de pertenecer a una comunidad política, por lo que el proceso de desarrollo de las capacidades morales e intelectuales entre ellas la lectura, es una necesidad.

Subraya González (2010), que la democracia, la educación y la ciudadanía no se pueden pensar al margen de sus consecuencias prácticas en la vida social, política y cultural de las sociedades ni de la tradición que determina sus orientaciones, así como tampoco se pueden definir en abstracto o solamente en términos normativos e ideales, se hace necesario propiciar unas condiciones concretas que permitan que dicha formación democrática sea real, en este orden de ideas, la educación de la población es una condición innegociable. (Lea: Urbanidad y paz)

Para González (2010), una de las apuestas democráticas es lograr una educación que, a la vez que promueve entre los ciudadanos y futuros ciudadanos la democracia como la mejor forma de gobierno posible y modo de convivencia social, contribuya a recuperar la política como asunto y capacidad propia de los ciudadanos. Esto supone, entre otros retos, desarrollar las capacidades de intervención efectiva de los ciudadanos en la esfera pública a través de los distintos mecanismos de participación democrática. Dicha participación será real no una mera retórica, solamente en la medida en que hayamos sido capaces de educar ciudadanos con pensamiento crítico desde la infancia, la lectura es un paso fundamental en el camino hacia dicho propósito

Pensar en la democracia y en la formación ciudadana es una invitación a asomarnos al futuro y pensar en la política, en esa construcción del orden político y social deseado y, con ello, en la educación política de los ciudadanos (González, 2010:42). Uno de los primeros pasos para alcanzar esa formación política de los ciudadanos es la formación de una sociedad lectora; una sociedad donde el campesino, el ama de casa, el chofer, lea y reflexiona sobre lo que lee, más allá de los periódicos amarillitas, llenos de sangre y titulares sensacionalistas que abundan en nuestra nuestras calles

Referencia

González, Teresa. (2010). Democracia y formación ciudadana. Instituto Federal Electoral Consejero Presidente. Colección cuadernos de divulgación de la cultura democrática. México.

*Las opiniones expresadas en esta columna son responsabilidad estricta del autor.
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Henry Alberto Berrio Zapata
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