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Los principales problemas en las transformaciones curriculares

Si no hay sensibilización y capacitación para el cambio curricular, esta condición impedirá la innovación curricular.

Julio 30, 2018

Producir cambios educativos en las instituciones implica, desde nuevos fundamentos, producir los cambios en el currículo.

Producir cambios educativos hace referencia no al cambio puntual de algunos elementos curriculares, sino al perfeccionamiento del mismo. Perfeccionar consiste principalmente en una ampliación de la concepción real del currículo y de su organización.

Podría decirse que transformar el currículo significa, de alguna manera, transformar la institución educativa desde sus objetivos y tareas hasta los medios y procesos, lo que implica también transformar a los agentes educativos y en ellos a maestros y estudiantes.

Una estrategia eficaz para la reforma curricular requiere de una metodología especial que debe tener en cuenta los siguientes principios:

  1. El cambio del currículo requiere una secuencia sistemática de trabajo, que trata todos los aspectos del currículo desde los objetivos hasta los medios.
  2. Una estrategia para el cambio del currículo comprende la creación de las condiciones para el trabajo productivo.
  3. Efectuar el cambio del currículo implica una gran preparación. Es necesario aprender nuevas destrezas, adquirir nuevas perspectivas cognoscitivas, y es indispensable iniciar nuevos modos de pensamiento.
  4. El cambio siempre encierra factores humanos y emocionales. Para cambiar el pensamiento sobre el currículo se necesita también cambiar las actitudes de la gente hacia lo importante, y las percepciones acerca de las funciones, los propósitos y la motivación.
  5. Efectuar cambios significa destruir la dependencia de hábitos anteriores y técnicas de trabajo, cualesquiera fuesen los significados personales que estos posean.
  6. Trabajar en equipo significa aprender nuevas técnicas que superen los simples trabajos en grupo.
  7. La elaboración de nuevos currículos es extremadamente compleja, requiere muchos tipos de competencias en combinaciones diferentes y en diversas etapas de trabajo.

Estas competencias deben ser organizadas en equipos de trabajo efectivos, de manera que permitan disponer de todos los recursos.

  1. Manejar un cambio curricular requiere del liderazgo invididual, grupal, institucional y comunitario.

Si los principios anteriores se establecen como condiciones para asegurar los procesos de cambio y de reforma curricular, no tenerlos en cuenta genera los principales problemas. Podríamos caracterizarlos así:

Problemas en la reforma del currículo

  1. Hacer cambios fragmentarios, puntuales y no estructurales, en los elementos y no en la totalidad es un problema curricular; por ejemplo: cambiar los objetivos manteniendo invariables los contenidos, las estrategias de enseñanza, recursos, los métodos, las condiciones de trabajo, las formas de evaluación no producen cambio.

Si el cambio se hace en un sólo sector, y no de forma integral y holística, es decir, si no se cambian consecuentemente los demás elementos involucrados en el currículo, el cambio curricular no se dará; se producirá un seudocambio que no llevará a innovaciones. No se pueden remendar las partes, es necesario transformar el todo. Para esto es necesario tener una visión estructural y transformar los elementos curriculares, sus funciones, sus relaciones y el sentido de totalidad que estos elementos, funciones y relaciones, implican.

  1. Si no se crean las condiciones para que los cambios curriculares se den, estos se quedarán planteados teóricamente pero no podrán ser operacionalizados en la praxis.

Las condiciones educacionales que deben cambiarse se reflejan en las transformaciones que ocurren en la escuela a nivel de políticas educativas, nuevos objetivos específicos y fines formativos, diferentes formas de la administración educativa, cambio en las concepciones pedagógicas y en las estrategias didácticas, cambios en las actitudes de los agentes educativos, en especial de los docentes y directivos educacionales, adecuación de nuevos recursos, creación de nuevas estrategias en los procesos de formación y de enseñanza aprendizaje, cambios en los principios y criterios evaluativos y en los instrumentos de seguimiento y control al proceso curricular, cambio en la concepción del Proyecto Educativo Institucional, de los escenarios de desarrollo y de las condiciones de ejecución.

Estos cambios demandan nuevos fundamentos legales, antropológicos, axiológicos, epistemológicos, metodológicos, sociológicos, psicológicos y pedagógicos; nuevas concepciones psicopedagógicas y procesos didácticos, lo que implica una nueva forma de administración curricular y unas condiciones de ejecución diferentes que respondan al nuevo contexto.

Si estos elementos no se dan, el currículo será laborioso pero no productivo; los agentes educativos estarán siempre ocupados trabajando en el cambio, y éste no se dará por cuanto las condiciones no responden a los nuevos contextos, enfoques y paradigmas. Cambiar de paradigma curricular implica innovar la forma de sentir, pensar y actuar el currículo y es necesario crear (no adecuar) las nuevas condiciones para eso.

  1. Hacer los cambios curriculares sin cambiar a los agentes educativos no favorece el proceso de transformación. Es necesario sensibilizar hacia el cambio, convencer, capacitar, actualizar y perfeccionar a los agentes educativos y hacerlo no por procedimientos impuestos, sino promoviendo los cambios voluntarios. Los cambios voluntarios nacen de la voluntad propia, del interés personal, de la motivación endógena; por el contrario, los cambios impuestos provienen del sometimiento, de la obligatoriedad, de la norma, de la obediencia, del amedrantamiento.

Es necesario, entonces, que las renovaciones curriculares surjan de la propia iniciativa de los agentes educativos dentro de los centros educacionales, producto de la voluntad de cambio, nacidos del interés por mejorar y cualificar los procesos y condiciones en los cuales se da la labor educativa, generadas por las expectativas de innovación, investigación y experimentación, de los intereses por lograr mejores procesos y productos y movidos por la convicción de que es necesario cambiar, pues se ha soñado y planeado un nuevo deber ser, se ha evaluado el quehacer, se han identificado y establecido las necesidades y se han tomado voluntariamente, de forma individual y grupal institucional, las decisiones para buscar nuevas alternativas y mejorar.

Los cambios impuestos, por el contrario, son aquellos donde se les obliga a las personas y a las instituciones a asumir posturas diferentes que no se han sentido, pensado, ni madurado; para tal efecto es necesario normatizar y obligar al cumplimiento de las normas establecidas, posiblemente de forma arbitraria. En estos cambios no se da la participación de los grupos y personas que deben asumir el cambio; entonces éste se vuelve una obligación, y para lograrlo se utilizan procedimientos no motivacionales.

Se presenta un problema curricular si los cambios no se dan de la vivencia de la necesidad de cambio, pues los cambios impuestos por las normas por sí mismos no aseguran la transformación, más bien indisponen y condicionan y, por tanto, se convierten en pésimos e inadecuados procesos y medios para generar innovación.

Si no hay sensibilización y capacitación para el cambio curricular, esta condición impedirá la innovación curricular.

 

Lea el contenido original en la página web de la Editorial Magisterio.

*Las opiniones expresadas en esta columna son responsabilidad estricta del autor.
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