Usted está aquí

“¡¡Muchacho, deja esa pelota y ponte a estudiar!!”

La práctica del deporte profesional se ha convertido en una opción para salir de la pobreza sin exigencias mayores en cuanto a estudios.

Febrero 28, 2016

“Niño, deja de ya de joder con la pelota…”
Esos locos bajitos. Del album “En tránsito” 1981. Joan Manuel Serrat.

¿Le habrá gritado eso a su hijo alguna vez la madre de Messi, o la de Neymar Jr., o la de Miguel Cabrera? ¿Habrán pedido a la “Chechi” Baena que dejara la patinadera y que se concentrara en sus deberes escolares? ¿O a Mariana Pajón o Nairo Quintana que soltaran la bicicleta y agarrara los libros?

Probablemente sí. Expresiones como esas pueden haber salido también del corazón de un padre, un tío, una abuela o alguien allegado a la familia e involucrado en la formación de la criatura. Tenemos prejuicios, no siempre fundados en sólidos argumentos, sobre lo que es más conveniente para nuestros seres queridos.

Existen las predisposiciones hacia las profesiones que pueden resultar más rentables en la vida.

Así pues, es moneda de uso común el creer que la educación formal facilita el alcance de metas que allanen el camino a la felicidad, cualquiera que sea la concepción de esta que se comparta. Y es que, además, la noción de felicidad compartida por la mayoría se asocia a la posibilidad de obtener una mejor calidad de vida mediante el lucro. Un lucro legítimo que sustente progresos en cuanto a lo humano y lo social y que provea seguridad a futuro.

Lo que parece cuestionable es pensar que el sistema educativo, tal como lo conocemos hoy día, pueda ser una vía que garantice ese bienestar deseado.

La figura del “redundante” ya es parte del léxico cotidiano en las consideraciones sobre el empleo en el mundo de la economía. Se trata de personas calificadas pero cuyas competencias no son requeridas por el mercado laboral actual y ni el del futuro, están fuera de juego. Subsisten al lado del subempleo y del empleo precario.

… es moneda de uso común el creer que la educación formal facilita el alcance de metas que allanen el camino a la felicidad…

El abanico de certificaciones profesionales que ofrece el sistema formal de educación, como he comentado en anteriores ocasiones, está francamente a la saga de las competencias que demanda la sociedad de estos tiempos. Y la brecha crece de forma continua.

Como condimento a esta valorización de la educación formal existen las predisposiciones hacia las profesiones que pueden resultar más rentables en la vida. Ingenieros, abogados, médicos e informáticos caen en la primera ronda de favorecidos. Nótese que estos últimos son la única incorporación reciente a ese ranking y existen, profesionalmente, desde mediados de la década del sesenta del siglo pasado.

En el otro lado de la balanza se ubican profesiones estigmatizadas por la poca posibilidad de alcanzar niveles de vida “aceptables”. Prefiero no nombrar algunas para no herir susceptibilidades pero a la mente de cada quien aparecerán algunas con toda seguridad.

El punto, sin embargo, es propicio para comentar que unos días atrás hubo una polémica pública en algunos medios venezolanos porque una persona escribió un artículo titulado “Papá, quiero estudiar Letras”[1], ironizando acerca de la reacción de su progenitor ante esa inminente muerte por inanición que le auguraba semejante decisión, a lo que un egresado de esa escuela le contestó “Papá, estudio Letras”[2] admitiendo el prejuicio existente pero defendiendo con fuerza la importancia de esta disciplina.

Como corolario de este tipo de situación se sabe que no pocas veces ocurre que las personas sacan un título universitario para satisfacer el deseo de los padres o por presión de éstos, para luego colgarlo en una pared y dedicarse a desempeñarse en lo que les gusta.

Lo que si vale destacar es que en general la profesión de docente cae en este segundo grupo. La sociedad tiende a reconocer en el discurso la importancia de los maestros pero en la práctica los docentes no tienen el reconocimiento que se acepta como imprescindible. En nuestros países están mal remunerados, ejercen su profesión en condiciones por debajo de un mínimo recomendable para cumplir con la misión que se les ha asignado.

Son frecuentes los análisis sobre el exitoso modelo educativo finlandés y en todos esos estudios se reseña el especial puesto que la sociedad le da a la profesión de maestros. Los responsables de las políticas públicas en educación saben que siguen en deuda con nuestros docentes.

… no pocas veces ocurre que las personas sacan un título universitario para satisfacer el deseo de los padres o por presión de éstos…

Los sectores más vulnerables de la población tienden a desertar del sistema educativo por la necesidad de hacer que los integrantes de los núcleos familiares comiencen a generar ingresos y colaboren con la manutención del colectivo.

La práctica del deporte profesional se ha convertido en una opción para salir de la pobreza sin exigencias mayores en cuanto a estudios. Hace unos meses leí una entrevista a Messi donde él decía, sin jactarse de eso, que jamás había leído un libro. Cuestioné si por ello se le debería juzgar dado que se ve tan feliz correteando con un balón que parece seguir los mandatos de su mente.

Eso explica la aparición de campos de entrenamiento y evaluación de jóvenes prospectos promovidos por equipos profesionales en varias disciplinas donde las ilusiones se contrastan con las condiciones físicas y el talento de los aspirantes. Sólo unos pocos consiguen el ansiado bono que logre cambiar la vida de ellos y de sus familiares cercanos. Las condiciones de esos campamentos-escuela, las canteras, no siempre reunen el mínimo de facilidades en cuanto a salubridad o para la propia práctica de la disciplina que los convoca, tal como lo reseña el New York Times en un reportaje fotográfico sobre esas incubadoras de sueños en República Dominicana[3].

Hay otras opciones para superar estas desventajosas condiciones de partida. Una notable nos la refiere Rubén Blades en su obra “El Padre Antonio” cuando cuenta que la familia del monaguillo Andrés esperaba que “con Dios, conectando a uno conecta a diez”. Y es que la fe mueve montañas.

[1] “Papá quiero estudiar Letras” por Fedoys Santaella. elestimulo.com/blog/papa-quiero-estudiar-letras/

[2] “Papá, estudio Letras”por Carlos Egaña. www.el-nacional.com/papel_literario/Papa-estudio-Letras_0_787721411.html

[3] “The Republic of Baseball”  www.nytimes.com/interactive/2016/02/18/sports/baseball/dominican-republic-baseball-spring-training.html?em_pos=large&emc=edit_sp_20160218&nl=sports&nlid=37390875&ref=sports&ref=headline&te=1&_r=1

*Las opiniones expresadas en esta columna son responsabilidad estricta del autor.
Boletín de noticias
Registre su correo electrónico para recibir nuestras noticias.
Escrito por
Docente-investigador de la Universidad Central de Venezuela
Promedio: 5 (1 voto)
Estadísticas: .
Rubén Darío Cárdenas
Gran Rector Premio Compartir 2016
Concibo al maestro como la encarnación del modelo de ser humano de una sociedad mejor. Él encarna todos los valores que quisiera ver reflejados en una mejor sociedad.