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Niños que van a la “U”

En medio del escepticismo y respaldado por excelentes profesores, se despejan unas dudas y se resolvió el problema. 

Diciembre 27, 2017

Hace seis años cuando Rodrigo NogueraLaborde, rector de la Universidad Sergio Arboleda, abogado, filósofo, amante de los números y la astronomía dijo que quería montar una escuela de matemáticas todos pensaron que era una locura. Pero en medio del escepticismo y respaldado por excelentes profesores, despejó las incógnitas y resolvió el problema: montó la Facultad de Matemáticas.

Desde entonces el interés por la investigación ha sido una constante. Trabajan dos temas: matemática aplicada y educación matemática. De la primera ya existe una especialización que cuenta con profesores de trayectoria. En cuanto al segundo se desarrolló un proyecto sobre fundamentos matemáticos que fue presentado a Colciencias. Allí surgió la idea de abrirle un espacio a los niños en la Universidad.

El propósito era suplir una necesidad que aún no satisface la educación básica y secundaria. Las aptitudes matemáticas e inclinaciones académicas aparecen a muy temprana edad pero son muy pocas las instituciones educativas que cuentan con los recursos y el personal adecuado para no dejarlas pasar desapercibidas.

Y aunque en principio a muchos les puede causar desconcierto el hecho de tratar de llevar la educación básica y secundaria a la superior, en la Escuela de Matemáticas de la Universidad Sergio Arboleda creen que es necesario poner la educación a tono con una sociedad que exige el dominio de todo tipo de conocimientos y la preparación suficiente para propiciar el debate, la argumentación y la participación.

“En esta labor, también es importante potenciar la figura del educador para que deje de ser un simple transmisor de saberes y se convierta en un profesor que cuestione, formule problemas, coordine equipos de trabajo y de investigación, diseñe proyectos, sistematice experiencias y desarrolle un ambiente académico, que son en realidad objetivos básicos de la escuela pero que paradójicamente casi nunca se cumplen”, dice Reinaldo Núñez, decano de la Facultad de Matemáticas.

Hasta la U “Según la Ley General de Educación en todas las instituciones debe haber atención individual para los estudiantes ‘especiales’, es decir, aquellos que tienen o muy bajo o muy alto rendimiento acadé- mico. Pero la realidad es que los planteles educativos se preocupan más por los que necesitan recuperar y pasar el año. Los otros son inexistentes, pues no generan problemas”, dice Jesús Hernando Pérez, coordinador del Proyecto Semicírculo.

Semicírculo es uno de los proyectos que la Escuela de Matemáticas adelanta con los niños, se han inspirado en los músicos y cuentan con el apoyo de Colciencias. La música tiene una clara jerarquía y organización: popular, semipopular, culta o clásica.

Existen compositores, ejecutores, críticos y melómanos pero cualquiera de ellos puede trabajar y aprender en un recinto llamado conservatorio. “En este esquema hay algo maravilloso: los niños pueden ser músicos con los mismos derechos y recursos que los adultos. Pertenecen a orquestas, conjuntos corales e incluso ganan festivales musicales como el de Rey Vallenato.

Personas de todas las edades, según el nivel de profundidad que cada quien alcance, acceden al extraordinario mundo musical”, comenta Jesús Hernando Pérez. Pero Pitágoras, en la antigua Grecia, ya había visto en el conservatorio algo especial. Organizó una forma de trabajo muy parecida a éste pero la llamó Semicírculo.

No puso ninguna restricción para pertenecer a él pero al principio los nuevos miembros debían limitarse a escuchar. Con el tiempo y según sus avances, alcanzaban el desarrollo matemático para trabajar en música, astronomía, deporte y artes. Acá en Colombia, en el año 2002 se reunieron varios profesores para montar su propio Semicírculo. Gracias a que uno de los estudiantes de la carrera de matemáticas es profesor del Instituto Merani, un centro educativo en el que estudian primaria y secundaria niños con coeficiente intelectual alto, ocho niños llegaron por primera vez a tomar una clase universitaria.

Asesorados por un docente especializado en trabajo con menores, los pequeños tuvieron la dura tarea de ser los primeros en poner a prueba las hipótesis del proyecto Semicírculo de la Universidad Sergio Arboleda y tener como compañeros de estudio a personas que podrían ser sus tíos o hermanos mayores. Hace pocos meses, para avanzar y darle una aprobación más generalizada, el proyecto fue presentado en la Primera Escuela de Epistemología e Historia de las Matemáticas realizada en Cali. Allí, tres de los ocho pequeños alumnos hicieron una conferencia y hablaron de su experiencia en la Universidad.

Vengan todos

Paralelamente al trabajo de Semicírculo, la Escuela de Matemáticas avanza en un proyecto llamado Acercamiento a la tecnología a partir de la robótica en el que pretende mostrarle a los jóvenes de grados noveno, décimo y once cómo la formación en tecnología integra ciencias naturales, conocimientos técnicos y también, aspectos sociales, organizativos y culturales.

Los ocho niños que tomaron la asignatura de aritmética, empezarán el primer semestre del 2003 con otra materia de la carrera: Construcción de estructuras. Para ellos, los cursos no tienen ningún precio porque fueron quienes dieron inicio al experimento y se les considera como parte del proyecto.

Otros cinco niños de un nivel avanzado y de más edad harán tres cursos al tiempo y quince vendrán del Instituto Merani a realizar el primer curso. Por ahora, el proyecto pretende llegar hasta los niños de bajos recursos.

Con la firme convicción de que en cualquier lugar del país hay un talento matemático por descubrir, la Universidad Sergio Arboleda piensa en la posibilidad de becar a alguno de estos niños. “Sin embargo para ampliar la cobertura necesitamos el apoyo de instituciones interesadas en el tema. Lanzaremos la primera piedra y las puertas permanecerán abiertas”, concluye Reinaldo Núñez.

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Laura María Pineda
Gran Maestra Premio Compartir 1999
Dar alas a las palabras para que se desplieguen por la oración y vuelen a través de los textos para que los estudiantes comprendan la libertad del lenguaje.