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No más mitos: Las lenguas no son excluyentes

Impedirle a un niño sordo la adquisición temprana del lenguaje, es impedirle comprender y expresar el mundo y limitarle el goce de todos sus derechos

Agosto 30, 2017

Diversas investigaciones internacionales han enfatizado la importancia del bilingüismo a temprana edad en los niños, al generar mayor flexibilidad cognitiva y mejor disposición para la comprensión de los significados y su aplicación en diversos contextos.

Pese a ello, y con poca información disponible, diariamente se suele someter a padres de niños sordos a la necesidad de elegir entre una lengua u otra: español ó lengua de señas. Pero no debemos perder de vista que darle a un niño la oportunidad de acceder a una primera lengua, proporcionándole experiencias que le conduzcan a una plena formación bilingüe, es permitirle nominar, adjudicar sentido al mundo que lo rodea para luego poder pensarlo. El lenguaje, tal como lo planteó A. Luria – F. La Yudovich “(…) es el factor excepcional que reorganiza la percepción y da forma a la actividad mental de un niño”.

Los estudios más recientes, y la tendencia que se utiliza en el mundo hoy, nos alertan sobre el hecho de que impedirle a un niño sordo la adquisición temprana del lenguaje, es impedirle comprender y expresar el mundo y limitarle el goce de todos sus derechos.

El periodo crítico más sensible para adquisición del lenguaje sucede en la primera infancia. La lengua de señas aparece entonces como una opción que posibilita el desarrollo del lenguaje y el pensamiento en este periodo, ya que su aprendizaje – que involucra el canal visual, usando la expresión gestual y espacial- facilita la comprensión de los significados. A la par, y empleando el mismo esfuerzo, se pueden usar herramientas tecnológicas como el audífono, el implante coclear, junto con las terapias del lenguaje, para la promoción y aprendizaje del español.

Sin embargo, dado que el acceso a la lengua oral puede ser más largo, difícil y muy diferente en cada niño, potenciarlo con el aprendizaje de la lengua de señas, supone una ganancia en tiempo, durante este periodo crítico del desarrollo del lenguaje, como lo es la primera infancia. Si durante esta época, no se desarrolla esta capacidad, existen altas probabilidades que se presenten inconvenientes posteriores en el desarrollo cognitivo, emocional y social de los niños.

Es un mito pensar que la lengua de señas impide el desarrollo de la lengua oral. Los estudios que plantean esta hipótesis, según autores como Wilbur, carecen de evidencias directas que demuestren que la lengua de señas vaya en detrimento de habilidades del discurso.

La lengua de señas entonces no debe ser contemplada solamente como un sustituto de la lengua oral, sino como un precursor o incluso un facilitador del desarrollo de este tipo lenguaje. Estudios realizados por Yoshinaga – Itano indicaron que niños que fueron expuestos a la Lengua de señas americana previamente y durante el proceso de implantación coclear, se les facilitó el proceso de adaptación de dicho implante y el mapeo rápido del discurso hablado, la lectura y la escritura; y primordialmente, la comprensión. A su vez, estudios realizados en Suecia por Heiling, mostraron que los alumnos que optan por la educación bilingüe obtienen un rendimiento lingüístico y académico mucho más elevado.

Es comprensible que como padres busquemos que nuestros hijos usen el español si esta es nuestra primera lengua. Siendo un mecanismo de inclusión en un mundo oyente, probablemente muchos niños sordos la podrán usar, sólo debemos entender que su aprendizaje será diferente al de un niño oyente cuyo cerebro, desde que nace, está recibiendo estímulos permanentes de la lengua oral. Ante la imposibilidad del niño sordo de recibir estos estímulos, el aprendizaje del español se hará complejo, máxime si se usan métodos que nieguen la realidad del niño sordo, y de sus formas naturales de aprendizaje.

Es por esto que mientras la adquisición efectiva del español ocurre, el niño puede ir recibiendo una lengua de naturaleza viso gestual, de forma tal que no se adicionen inconvenientes cognitivos, emocionales y sociales.

Por ende, desde el INSOR promovemos y trabajamos en pro del desarrollo bilingüe de los niños y niñas sordos, comprendiendo que el primer derecho es a la comunicación, que donde hay que actuar primero es en el cerebro, y no en el oído. Teniendo claro que una lengua no es sustituta de la otra, lograremos que el niño crezca bilingüe, lo que ampliará sustancialmente sus oportunidades, independencia y sus procesos de inclusión.

La decisión no puede basarse entonces, en aquello que nos hace más felices como padres, sino en lo que hará que nuestros hijos tengan más oportunidades, más desarrollo de su potencial, para que puedan primordialmente ser ellos, sin necesidad de nosotros.

Texto escrito por: Marcela Cubides, directora del INSOR. 

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Gustavo González Palencia
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