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No solo puedo hacerlo, estoy obligado a hacerlo
Los estudiantes son protagonistas de su propio aprendizaje, como paso previo a ser protagonistas del cambio que desean ver en sus vidas y en sus comunidades.
Desde que en el año 2001, Kiran Bir Sethi en Guyarat, India, decidió tomar las riendas de la educación de su hijo sacándolo de la escuela y diseñando una a su medida; la metodología que hoy conocemos como design for change o diseña el cambio, se ha expandido a más de sesenta países del mundo.
La misma propone 4 puntos que son básicos en su postulado: Sentir para entender una situación. Imaginar para pensar en soluciones que posibiliten una mejoría. Hacer para tomar las medidas necesarias.
Compartir para inspirar a otros. Según los resultados que maneja la organización que coordina el desarrollo global de la metodología, esta propuesta ha logrado dotar a los estudiantes de cada vez mayor confianza en sí mismos, reforzar la empatía de los chicos a sus compañeros y contexto, y lo más importante, poder resolver problemas de la vida real desde la escuela.
“El sistema produce injusticias y es nuestro deber procurar que los estudiantes desde su lugar y con sus herramientas, sean capaces de transformar sus vidas y sus comunidades”
La idea de Kiran se sintetiza en el eslogan I can o Yo puedo, que se ha diseminado a lo largo de todos los proyectos y conferencias en donde se habla de diseña el cambio. Esta frase busca empoderar a los chicos no solo desde un enunciado, sino sobre todo desde una cosmovisión alternativa a la que plantea la escuela tradicional.
Aquí los estudiantes son protagonistas de su propio aprendizaje, como paso previo a ser protagonistas del cambio que desean ver en sus vidas y en sus comunidades. Ahora, esta máxima muchas veces ha sido cuestionada desde sectores que teniendo en cuenta las desigualdades del actual sistema capitalista a nivel global, sentencian la imposibilidad a todo el conjunto de personas dentro de una comunidad, de poder alcanzar sus sueños en este contexto y optan por proponer un derribamiento sistémico con su posterior reemplazo por modelos de fracaso empíricamente medibles.
Sin embargo, y anclando un contragolpe ante el pesimismo que se plantea desde aquellos grupos, no solo debe ser posible que cada niño o adolescente alcance sus propios sueños bajo el eslogan yo puedo, más bien debe ser una obligación hacerlo.
Y no porque desde @lakombicholulteca ignoremos las trabas que el mundo por fuera de la escuela –y también dentro- propone a los estudiantes, sino que ceder ante esas trabas, ya sean pocas y livianas o muchas y pesadas, solo acrecienta la injusticias que ese mismo sistema global produce en los chicos de todo el mundo y por lo tanto en sus comunidades.
Manifestándose en las problemáticas globales más comunes que todos lo que han leído hasta acá conocen y que a esta altura no vale la pena recalcar. En definitiva, el sistema produce injusticias y es nuestro deber procurar que los estudiantes desde su lugar y con sus herramientas, sean capaces de transformar sus vidas y sus comunidades, y sobre todo, corregir esas injusticias y convertir al mundo en un lugar más lindo de habitar para todas las especies que lo componen.
Referencias
http://dfcworld.com
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