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Pensamiento sistémico y confianza: Innovación para el aprendizaje
El pensamiento sistémico en el personal docente se construye a través de la construcción de la finalidad de la innovación, y del firme empeño en concretar esas expectativas en un entorno donde todo miembro del personal debe ser visto como un colega digno de confianza para examinar las suposiciones y prácticas habituales.
Para empezar recurriré al concierto de la película de Pixar que trata de un temible y peludo gigante (Sulley) y su insólita amistad con la niña (Boo) a la que tenía que asustar, Monstruos S.A. Ésta puesta en escena visual y musical me permite ilustrar dos conceptos básicos, el pensamiento sistémico como acción y la confianza entre los colegas del personal docente ¿pero cuál es la manifestación más rotunda de estas ideas en torno a una cultura de innovación creativa para el aprendizaje?
La puesta en escena nos proporciona un claro ejemplo de lo que debería ser una cultura de innovación creativa para el aprendizaje, altamente funcional. Diversión, inteligencia, compromiso, pensamiento sistemático, confianza, trabajo en equipo. Al igual que los músicos de una orquesta, muchos docentes tienen que aprender a pensar sistemáticamente, este tipo de pensamiento no es intuitivo, sobre todo para quienes han estado pensando en términos de “mi aula y mis alumnos” durante la mayor parte de su vida profesional.
El pensamiento sistémico como acción entre personal docente, lo puedo ilustrar durante el proceso de implementación de 10 Smart TV en una Institución educativa de la ciudad de Bogotá, durante el cual se hace necesario tener claro cómo se relaciona una innovación tecnológica con la situación actual de la institución educativa, cómo se relaciona una innovación con otra y cómo una innovación puede tener un efecto de cascada sobre otros componentes de la institución educativa.
No obstante, suelen surgir las suposiciones habituales que obstaculizan el pensamiento sistémico, por ejemplo la queja de los docentes o directivos en cuanto a que esta innovación es “otra cosa más que tenemos que hacer”. Un segundo indicio es que los docentes creen poder desviar lo que ya están haciendo para que parezca que han efectuado un cambio en su práctica habitual cuando, en realidad, siguen actuando como de costumbre, un tercer indicio es que, cuando el statu quo es cuestionado, la respuesta de los docentes tiende a ser rápida, agresiva y generalizada. De hecho, los miembros del personal docente suelen comportarse con excepcional cohesión y eficacia cuando actúan con solidaridad contra el cambio.
Mientras que en una cultura de innovación creativa para el aprendizaje, altamente funcional, los docentes y directivos se hacen constantemente la pregunta: ¿es éste el mejor modo de lograr nuestros fines como Institución Educativa?, y se empeñan en buscar activamente la respuesta mediante conversaciones o investigación acción.
Imagínese una conversación, en el cuerpo docente de una institución educativa de Bogotá, donde se discute incorporar aplicaciones móviles de los 10 Smart TV como herramientas de aprendizaje al servicio del currículo de todos los maestros. La conversación girará en torno a temas tales: ¿cómo favorecer la experiencia de significación entre los estudiantes? ¿Cuáles son los beneficios del uso de la herramienta, para los estudiantes? ¿Cuáles áreas del plan de estudios deciden usar algunas de las herramientas?
En una cultura de innovación creativa para el aprendizaje, altamente funcional, los docentes y directivos se hacen constantemente la pregunta: ¿es éste el mejor modo de lograr nuestros fines como Institución Educativa?, y se empeñan en buscar activamente la respuesta mediante conversaciones o investigación acción.
Los interrogantes propuestos nos aproximan a una conversación que nos permite tomar una decisión basada en la indagación de la finalidad: ¿La finalidad es brindar un medio creativo en el que los estudiantes puedan pensar, significar y gozar, usando una herramienta TIC (APPS – Smart TV)? Sólo cuando la pregunta se encuadra dentro de la finalidad de la institución educativa, este tipo de conversación genera el pensamiento sistémico. A partir del cual los miembros del personal docente entienden con claridad lo que se espera lograr y emprenden acciones congruentes con esas expectativas. Los directivos, a su vez, respaldan esas acciones y ponen de manifiesto las expectativas.
El pensamiento sistémico en el personal docente se hace posible a través de la construcción de la finalidad de la innovación, y del firme empeño en concretar esas expectativas en un entorno donde todo miembro del personal debe ser visto como un colega digno de confianza para examinar las suposiciones y prácticas habituales. En este sentido, se resalta la noción de que un colega digno de confianza, es el que está dispuesto a ver la “realidad” del sistema en vez de basarse en suposiciones (la realidad percibida).
Lo que determina que la relación sea de compañerismo es la confianza que cada uno tiene en los demás para analizar las distintas posturas, a la luz de la complejidad y de la finalidad de una cultura de innovación creativa. Este principio operativo confirma el valor del examen entre pares y también confirma que su validez depende de que los hechos sean abiertamente examinados por todo el personal docente, y no sólo por quienes sean designados como líderes.
Una cultura de innovación creativa requiere de constantes conversaciones con colegas de confianza acerca del mejor modo de lograr el objetivo de la innovación. Por ejemplo, cuando un maestro enseñe una lección, usando TIC, del modo que hasta ahora le ha dado buen resultado pero encuentra que no está funcionando bien para un grupo dado de estudiantes, debe plantear el problema en la reunión de su área. El tema en cuestión no es la competencia del docente ni de los estudiantes, sino la idoneidad del diseño de la lección. La intención es llegar a la raíz del problema y considerar en qué forma las soluciones a esta cuestión particular pueden servir de guía para las prácticas de enseñanza de otros docentes.
La calidad del contenido de la conversación y las relaciones de compañerismo que la hacen posible son el sello distintivo de una cultura de innovación creativa en el aprendizaje. En una cultura incompetente, el maestro se resistiría a plantear el problema en una reunión de personal por temor a lo que podrían pensar de él sus colegas.
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