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¿Qué subyace a los episodios de violencia? ¿Debate sobre el hostigamiento?

Análisis de las condiciones sociales y culturales que subyacen al incremento de la violencia en general y en particular al fenómeno de bullying.

Abril 27, 2018

Conflictos de convivencia siempre hubo en el aula y el fenómeno de hostigamiento también ya ha existido como episodios aislados en la cultura escolar. La pregunta es, por qué se ha incrementado tanto en los últimos tiempos, más allá de la divulgación que ha tenido y que permitió que la población esté más advertida. ¿Por qué se ha generalizado el fenómeno? ¿Cuáles son las causas y las condiciones para su aparición?

Tendrá que ver con la época, con la situación social en la que vivimos, con las características que han adquirido las relaciones interpersonales…

En este documento me propongo analizar las condiciones sociales y culturales que subyacen al incremento de la violencia en general y en particular al fenómeno de hostigamiento, pero especialmente a la vertiente de crueldad que se pone en juego en éste tipo de situaciones.

En una segunda parte, se sugieren intervenciones posibles para evitar la naturalización y aceptación de la violencia como parte de una cultura adolescente contemporánea en la institución escolar.

Parto de la siguiente premisa: la escuela es una caja de resonancia. En ella se reproduce lo que sucede en el entorno social.

El proyecto de Sarmiento, de hacer de la institución escolar un gran dispositivo homogeinizador ha fracasado. Su concepción de la institución como un gran aparato para forjar una cultura nacional pretendiendo que cada alumno dejase al entrar a la misma su cultura de origen afuera, ha fracasado. La metáfora que presentaba el guardapolvo blanco y los niños callados y en fila frente al docente ya casi no existe...

En las aulas y en la escuela ocurren variedad de situaciones para las que muchas veces el docente no está preparado. Desde el profesorado, hay una gran nostalgia por la situación escolar tradicional en la que muchos de ellos ocuparon el lugar de alumnos.

Pero esa nostalgia idealizadora también impide recordar que los métodos de disciplinamiento que imperaban en aquél momento, tanto en la familia como en la escuela, fueron repudiados por nuestra sociedad reconociendo en ellos ciertas modalidades violentas y autoritarias, a veces sutiles pero socialmente legitimadas, que tuvieron también consecuencias no deseadas.

Como trabajadores de las instituciones educativas abogamos por un cambio, intentando dar lugar a niños y jóvenes más creativos, más inquisidores, promoviendo un pensamiento crítico, reflexivo, deductivo y no solo dispuestos al cumplimiento y la reproducción. Alumnos más participativos y cuestionadores de lo brindado como verdades absolutas, etc. Ahora la misma escuela que sigue intentando un cambio de prácticas y metodologías, añora la escuela de Sarmiento y ¿quiere callarlos?

Por suerte ya se escuchan, a veces junto al lamento, varios proyectos que empiezan a considerar a ésta nueva población, integrando también las nuevas tecnologías, que comienzan a entusiasmar a alumnos y docentes.

Considerando las situaciones de malestar, agresividad y/o violencia dentro de las escuelas, es posible afirmar que las mismas, lamentablemente y de diversas formas, siempre han existido. La literatura da cuenta de ello, por lo cual la lectura del “Sr. de las moscas” (1954) se vuelve indispensable. Lo positivo es que en la actualidad, y ya advirtiendo que estas situaciones se presentan con cierta regularidad en las instituciones, nadie puede escapar a revisar, cuestionar, analizar los episodios para intentar entender lo que ocurre e intervenir acertadamente.

Desde los aportes del PSA no podemos dejar de pensar en lo que precede a la formación del síntoma, lo que está oculto, debajo de lo que aparece, de lo visible y que, como analistas nos interpela para ser desanudado…Solamente comprendiendo las causas vamos a poder intervenir sobre ellas para poder obstaculizar o transformar a tiempo los fenómenos de violencia.

Johan Galtung, epistemólogo especialista en conflicto, ofrece una herramienta conceptual sumamente interesante para trabajar sobre los conflictos. El plantea la existencia de un aspecto visible del conflicto y uno invisible. La punta del iceberg es el conflicto que se puede observar, que puede ser tanto la violencia directa, el golpe, el ataque verbal, o en un conflicto complejo como es el fenómeno del hostigamiento, algo tan sutilmente visible como puede ser un juego de miradas que requiere de un observador atento, implicado y sagaz capaz de detectar éstosindicios.

Bien, entonces tenemos una punta del iceberg, la violencia directa, lo observable y otros dos tipos de violencia subyacentes, la violencia cultural y la estructural.

Violencia cultural: Es la violencia que está enquistada en cada cultura y que se presenta como naturalizada y queda legitimada a través de las prácticas cotidianas. Las creencias (por ejemplo el machismo), el lenguaje de uso cotidiano, las costumbres, las actitudes, los modos de interrelación entre semejantes, las culturas dentro de las instituciones y organizaciones laborales, etc. Aparece también en diversos portadores de cultura como los graffitis, programas de televisión, los juegos y en la actualidad más específicamente en los juegos o actividades que se realizan en torno a las nuevas tecnologías.

Galtung denomina “carriers” a los portadores de violencia (o paz) insertados en la sociedad o en las instituciones. Son los objetos, prácticas o producciones de una comunidad, que “cargan”, enquistan, aglutinan simbólicamente la violencia o la paz en un contexto determinado. Los mensajes publicitarios, canciones, cuentos, textos históricos, rituales, emblemas, etc.

Los nombres de las calles son otro ejemplo. En nuestra ciudad, esos nombres refieren a personajes históricos, muchos de ellos vinculados a epopeyas militares o a nombres de batallas.

Si se analiza el lenguaje verbal y las imágenes utilizadas en los medios masivos de comunicación, se los encontrará plagados de insultos, armas, humillaciones de personas pretendiendo así divertir a la audiencia. Insisto, algo de la crueldad y/o el sadismo están presentes y los observadores de la escena gozan con esa situación.

Violencia estructural: es la violencia generada por la inequidad social, por la desprotección que sufren millones de habitantes de los países donde los gobiernos no llevan adelante una de las funciones primordiales que debe desempeñar el Estado, que es la de garantizar el cumplimiento de los derechos humanos y ocuparse del acceso a la satisfacción de las necesidades básicas de sus ciudadanos. Y no solamente las Necesidades Básicas más primarias que son las ligadas a la subsistencia, que en nuestro país tampoco están garantizadas para gran parte de la población, me refiero a necesidades básicas como seguridad, salud, inclusión social o pertenencia, etc.

Es importante destacar que los tres vértices del triángulo de la violencia están interrelacionados. Las culturas y estructuras violentas producen violencia directa. Intervenir solamente sobre la violencia directa no alcanza. Hay que trabajar fuertemente los otros dos tipos de violencia para que un cambio real y sustentable sea posible. Es imprescindible considerar tanto los aspectos visibles como los invisibles de la violencia.

Tomando la dimensión cultural, destacaremos algunos aspectos sociales que se replican en la escuela, que forman parte de su cultura y de las relaciones sociales que allí se establecen, entre pares y con los adultos, y que operan favoreciendo la aparición de fenómenos de violencia, entre ellos el hostigamiento:

Exaltación de temas sociales ligados a la pertenencia a los grupos, al reconocimiento y legitimación social por sobre los saberes, lo cual tb está trayendo un progresivo deterioro de la capacidad de aprendizaje. Pareciera que lo más importante es “divertirse”. El “canchero” tiene más reconocimiento que el estudioso. Hay una creencia social instalada: Que el pícaro, el canchero, el vivo, la linda, etc. van a llegar más lejos que los estudiosos. Éstos son los atributos personales aparentemente destacables… y si no sos divertido y simpático, sos un amargo al que se lo puede jorobar por su diferencia valorada socialmente como negativa. La tinellización de la sociedad y de la escuela.

Una fuerte tendencia individualista con la exacerbación de aspectos narcisistas desde…hago lo que me divierte, lo que necesito, lo que me hace bien, lo que me pone bien, lo necesario para verme bien, lo que quiero sin evaluar en cuánto compromete al otro.

La pregunta que queda planteada es: ¿Hay otro?

*Las opiniones expresadas en esta columna son responsabilidad estricta del autor.
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Licenciada en Psicología (UBA) y psicoanalista. Asesora colegios bilingües y biculturales.
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