Para ser un profesor competente en esta nueva coyuntura se requieren profesores que reconozcan sus posiciones políticas para tomar distancia de ellas cuando están frente a sus estudiantes.
Tenemos un currículo que no está pensando el posconflicto y cuya respuesta, del Ministerio de Educación, es un decreto que obliga a los colegios del país a crear la llamada “Cátedra de la Paz”.
Mal hace el gobierno en intentar imponer la paz como un golpe de opinión y en pensar que la imagen negativa del proceso es un problema de comunicación.
¿Será la oportunidad de retomar la Cátedra de Historia de Colombia o la oportunidad para que los políticos dejen de querer inventar la rueda cuando diseñan políticas públicas en educación?
Reflexiones a partir del conversatorio realizado con jóvenes y padres de familia del Cabildo Indígena Zenú en la Vereda Centroamérica, municipio de Puerto Libertador.