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Las tecnologías de la información y la educación: doble vía
¿Comunicación de una sola vía o trabajo colaborativo?
El mundo ha dado pasos de gigante en materia de infraestructura de comunicaciones y desarrollo de dispositivos electrónicos y de aplicaciones de software. Algo más de 3.500 millones de individuos pueden acceder a Internet en nuestro planeta. En Colombia, alrededor de 30 millones de personas cuentan con acceso a la red de redes y hay más de 55 milones de suscripciones móviles. Cifras inimaginables al comenzar el siglo actual.
Los avances tecnológicos son pan de cada día. El “boom” de las redes sociales, Internet móvil, el “big data” y el Internet de las cosas (la maravilla que ocasiona que dispositivos de toda índole estén conectados entre sí) están alterando la forma en que nos relacionamos en los más diversos terrenos de nuestra vida: la salud, la educación, las relaciones con nuestros gobiernos, el entretenimiento, los negocios….
Sin embargo, pese a los enormes avances de la tecnología, es posible afirmar que estos se difunden a inmensas velocidades en la sociedad sin que la cultura del adecuado uso de los mismos vaya al mismo ritmo. En otras palabras, en términos prácticos, millones de individuos, incluyendo niños y jóvenes, no hacen el mejor de los usos de Internet, dispositivos y aplicaciones. El resultado: desaprovechamiento de las potencialidades enormes que las nuevas tecnologías podrían facilitar.
Se pueden utilizar las tecnologías en forma pasiva (primera posibilidad). O, segundo, se puede aprovechar su característica de doble vía, es decir de interacción y colaboración entre personas y grupos.
El primer enfoque es el clásico del televidente en la TV tradicional o del oyente de radio. Alguien transmite un contenido que el sujeto ve y escucha sin que haya posibilidad de reacción o de intervención respecto a aquel. Es decir, transmisión de una vía. Por las limitaciones de la TV y de las emisiones radiales es obvia la “unidireccionalidad”.
Lo lamentable consiste en que la utilización de las actuales tecnologías de la información esté anclada, para muchos, en la pasividad del usuario.
Es así como en el caso del uso mecánico de aplicaciones (incluyendo las de entretenimiento, como los juegos) muchos niños y jóvenes desarrollan un comportamiento adictivo frente a la pantalla que sustituye las opciones de creatividad, indagación, análisis y experimentación que, también, serían posibles con otro enfoque.
El gran cambio que las tecnologías de la infomación actuales introduce, radica y precisamente en las posibilidades del trabajo colaborativo e interactivo. Las consecuencias en los procesos educativos son extraordinarias: dan al traste con el rol tradicional del maestro (el que sabe) y los estudiantes (los que ignoran, los que aprenden del maestro). En los nuevos contextos, los estudiantes son, también, mentores.
El trabajo colaborativo en equipo es parte clave del desarrollo de las llamadas competencias del siglo XXI, cuyo desarrollo y apropiación deben ser promovidos por los procesos educativos. Lo que es relevante en la actualidad, en el futuro no es lo que se sabe, sino lo que se puede emprender con lo que se sabe, la capacidad de liderazgo y despliegue de creatividad, la competencia del trabajo en equipo y, por supuesto, la competencia de auto-aprender. Las tecnologías de la información digitales son un medio para ello.
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