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Un homenaje diciendo #GraciasMaestro
Gracias a las personas que nos fueron ayudando a definir, algunos con más tacto y permanencia que otros, los seres humanos que somos cada día.
Todos los años, en esta época, honramos a los maestros y le damos las gracias a aquellos que nos inspiraron y generaron ese punto de inflexión que nos llevó por el camino que efectivamente recorremos y nos mostró miles de opciones y posibilidades de entendernos y querernos a nosotros mismos.
Y al hacer memoria para recordar esa gran persona a quien le debemos tanto, aparecen en nuestros recuerdos también esos momentos, palabras o gestos que quisiéramos que nunca hubieran pasado porque sabemos que ahí, en ese instante, se nos cerraron miles de puertas. (Lea: Únete a nuestra campaña #GraciasMaestro)
Todo esto son los maestros: lo gratificante y lo doloroso. Ellos son las personas que, en el colegio, la familia o el barrio, nos fueron ayudando a definir, algunos con más tacto y permanencia que otros, los seres humanos que somos cada día. A todos ellos rendimos homenaje en este mes.
Y el 15 de mayo, específicamente, lo dedicamos a los profesores de los colegios y las universidades. Por ellos se unen miles de voces para decir #GraciasMaestro. Ese día, todas las instituciones educativas se esfuerzan por crear un ambiente especial para ellos y los alumnos y padres de familia se ingenian la manera de hacerse presente en la vida de sus queridos maestros. La comunidad educativa en pleno se une para exaltar la labor docente.
Un homenaje totalmente merecido porque nada es más importante en un país que ser maestro, maestro de profesión. Nadie tiene más influencia sobre la sociedad que un profesor. Ellos impactan diariamente el pensamiento, los sentimientos, los deseos, las expectativas y el comportamiento de una gran masa de seres humanos que se está preparando para constituir una sociedad. Ellos nos formaron a nosotros y a ellos les entregamos nuestros niños y jóvenes para que hagan lo mismo.
Esto tiene un gran significado que tal vez no hemos entendido muy bien en Colombia. Nadie, diferente a los maestros, tiene más posibilidad de imprimir en el alma, el corazón y el cerebro de los colombianos los comportamientos que necesitamos para construir una sociedad honesta, emprendedora, tolerante, respetuosa de las diferencias, consciente de los derechos humanos y con la capacidad de solucionar pacíficamente los conflictos.
Por lo tanto, si queremos cambiar el país, tenemos que trabajar de la mano de docentes profesionales; es decir, de maestros que tienen conocimiento disciplinar y pedagógico, que tienen una visión clara y definida de su labor docente, que saben sistematizar, evaluar y mejorar constantemente su práctica pedagógica, que respetan las diferencias de sus estudiantes y saben impulsar a cada uno de ellos para que desarrollen lo mejor de sí mismos. Necesitamos trabajar con educadores que investiguen, que estén dispuestos a innovar y que se reconozcan como parte fundamental del cambio.
Tenemos que asegurar que en la vida de todos los estudiantes existan esos maestros que enseñen a aprender y educadores que impriman en los ciudadanos las características necesarias para construir un país ético y equitativo. Esta gran misión no se puede cumplir en la soledad. No se les puede exigir a los maestros resultados, si no les entregamos también las herramientas para hacerlo.
Reflexionemos sobre esto. Reconozcamos la importancia de los educadores, aceptemos nuestra responsabilidad y actuemos. Solo cuando todos, docentes y no docentes, seamos conscientes de esa importancia, Colombia podrá dar el paso definitivo al cambio.
Por su parte, la Fundación Compartir continuará trabajando por ellos, reconociéndolos con el Premio Compartir, apoyando la construcción de política pública que mejore la calidad docente, socializando en todos los rincones del país su gran trabajo, dándoles herramientas para mejorar continuamente, creando conciencia en el país sobre su importancia y, por supuesto, diciendo una vez más, con convencimiento y sin cansancio: #GraciasMaestro.
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