Así conversó la comunidad educativa de Bogotá sobre la mejor lección de la pandemia

Con un auditorio colmado de docentes, rectores, estudiantes, familias, directivos, funcionarios y muchas historias, la Secretaría de Educación inició el evento ‘La Mejor Lección’, un espacio en el que, de manera conjunta, toda la comunidad educativa de Bogotá recordó su experiencia en los últimos dos años, un periodo marcado por la pandemia del coronavirus, que estuvo lleno de incertidumbre, temor, esperanza y, sobretodo, muchas enseñanzas.

Nadie, en ningún lugar del planeta, estaba preparado para afrontar tal reto, pero con amor, pasión, vocación y gran determinación, Bogotá logró garantizar el derecho a la educación cada día, sin pausas, pensando siempre en el bienestar de las niñas, niños y jóvenes de la ciudad.

Edna Bonilla Sebá, secretaria de Educación, dedicó su intervención a hacer memoria y a exaltar el esfuerzo de todas las personas que lo hicieron posible. De las maestras, maestros y rectores que creativamente buscaron, sin desfallecer, la manera de llegar a sus estudiantes a pesar de los confinamientos generales y la distancia.  

De las mamás y papás que se volvieron casi que omnipresentes: trabajaban, enseñaban, estudiaban, ayudaban, cocinaban y limpiaban, siempre con la fuerza que proveniene del amor a sus hijas e hijos. Esos mismos estudiantes que tuvieron que esperar con paciencia y tesón para volver a ver sus amigos, compañeros y profes, un esfuerzo que al final nos demostró a todos que estar junto al otro no tiene comparación.

De los funcionarios y directivos de la Secretaría de Educación, que trabajaron hasta largas horas de la noche, que tuvieron que volverse expertos en plataformas de reuniones virtuales, que sin pruebas o planes piloto debieron garantizar que la entidad siguiera funcionando, que el salario siempre se pagara a tiempo, que la alimentación escolar continuará llegándoles a las familias, que las y los estudiantes tuvieran acceso a ‘Aprende en Casa’, entre muchos otros retos que tuvieron éxito.

“No queda más que dar las gracias porque entre todos lo hemos logrado. Hicimos cosas maravillosas de la mano de la comunidad educativa, de los docentes, coordinadores, orientadores, administrativos y de un equipo del nivel central increíble. Con esta pandemia quedó demostrado que los liderazgos deben ser colectivos y que juntos somos más fuertes”, finalizó.

Antonia Gómez, una joven estudiante del colegio rural El Verjón, encantó a todo el auditorio gracias a su divertido relato en el que resaltó las iniciativas que ella, sus compañeros y las familias de la localidad de Santa Fe adelantaron para sobreponerse a los obstáculos. “En algún momento todos nos unimos y empezamos a hacer trueques. Entonces unos explicaban temas de matemáticas, español, ciencias, a cambio de un queso, unos huevos o leche. Fue una experiencia diferente, bonita y nos adaptamos de la mejor manera posible”, indicó.

Los funcionarios estuvieron representados en la intervención de Narda Rodríguez, profesional de la Oficina de Servicio al Ciudadano, quien, con algo de humor, recordó los malabares que tuvieron que hacer para garantizar el funcionamiento de la entidad, en un proceso remoto que fue nuevo para todos. “Creo que a todos nos pasó, no sabíamos que era la plataforma Teams, cómo era un drive, qué equipo debíamos usar para manejar tanta información. Pero podemos decir que nunca nos dimos por vencidos y que al final no nos quedó grande”.

La maestra Olga Inés Toro, docente del colegio Gabriel Betancourt Mejía, recordó los días más difíciles, los confinamientos más estrictos y las soluciones que buscaron con otras maestras y maestros.

“Era dictar clase, imaginarnos estrategias para que nuestros estudiantes y sus familias pudieran entender sin que nosotros estuviéramos allí. Yo terminé siendo youtuber y buscando un montón de alternativas para seguir enseñando los temas de cada grado. Descubrimos nuestra fortaleza como equipo docente. Entre las dificultades encontramos una oportunidad para mejorar”, agregó.

La jornada ‘La Mejor lección’ terminó con una actividad que rememoró a los docentes y funcionarios de la Secretaría de Educación que fallecieron durante la pandemia. Cada asistente encendió una vela que representó el cariño y aprecio para cada una de las personas que ya no están, pero que sus familiares, amigos, compañeros y estudiantes recordarán para siempre.

La luz brilló en el auditorio en un acto de catarsis y la confianza emergió como una señal indiscutible. Aunque han sido dos años difíciles en los que la incertidumbre fue una constante y el planeta entero vivió como propia la fragilidad humana, hoy se percibe un ambiente de esperanza en la ciudad, en los hogares y, por supuesto, en los colegios oficiales en los que la fuerza transformadora de la educación continuará presente para superar cualquier obstáculo que la vida nos vuelva a poner.

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