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¿Niños tristes o con ira? Conozca cómo ayudarles a manejar sus emociones

A propósito de la implementación del programa ‘Emociones para la vida’, la Secretaría de Educación del Distrito brinda algunas orientaciones y ejercicios para fortalecer en casa.  

Julio 24, 2018

Capacidad de entender los sentimientos y los puntos de vista de los demás. Destreza para resolver pacíficamente los conflictos. Manejar la ira y las emociones. Estas son algunas de las competencias que maestras y maestros de colegios oficiales ayudarán a desarrollar a niñas y niños de 1° y 5° de primaria, gracias a la implementación de ‘Emociones para la vida’.

Un programa diseñado por el gobierno de Enrique Peñalosa con apoyo del Banco Mundial, que ofrece herramientas metodológicas y orientaciones prácticas a los docentes para que los estudiantes, además de aprender a conectarse con los demás asertivamente y contar con herramientas para manejar el conflicto, se conozcan mejor, se fijen metas y puedan alcanzarlas.

El reto: formar ciudadanos autónomos, creativos y participativos como parte de su apuesta integral por la calidad de la educación en la capital, que fundamenten sus relaciones en el respeto por sí mismos y por el otro.

Conozca algunos concejos prácticos que da la Secretaría de Educación del Distrito para trabajar en casa la regulación y el manejo de las emociones, la comunicación asertiva y la resolución y de conflictos.

  • Ayude a niñas y niños a entender lo que sienten en vez de juzgarlos, nombrando las emociones y permitiendo su expresión, siempre y cuando no se agredan a sí mismos ni a otros. Motívelos a verbalizar su estado de ánimo, por ejemplo: “estoy triste”, “siento temor”, “estoy ilusionado”.
  • Ayúdeles a identificar las sensaciones corporales que acompañan a las emociones. Estas sensaciones pueden estar asociadas a su temperatura corporal (sentir calor o frío), tensión (músculos tensos o relajados), la velocidad en la que late su corazón, entre otros. Propóngales ejercicios para focalizar el lugar del cuerpo donde siente emociones de alegría o rabia, por ejemplo: apretar la mandíbula, cerrar los puños, para que puedan reconocer señales físicas.
  • Estimule el uso de técnicas concretas para manejar estas emociones. Por ejemplo, cuando este sintiendo ira invítelo a respirar profundamente, relajar los músculos del cuerpo o distraer la mente contando hasta 10 o pensando en algo que les guste.
  • Una vez el niño se haya calmado, reconozca este logro y acompáñelo al momento de tomar la decisión sobre cómo actuar.
  • Después de aprender a identificar y regular las emociones, hábleles de la importancia de tener en cuenta puntos de vista diferentes al propio, a entender al otro desde lo emocional y a actuar teniendo en cuenta las necesidades del otro. Al leer historias o cuentos, pregúntele al niño por los puntos de vista de los diferentes personajes. Por ejemplo, “¿qué piensa este personaje y qué piensa este otro?”.
  • Aproveche los momentos en los cuales los niños pueden ponerse mentalmente en el lugar del otro para sentir sus emociones, con preguntas como: “¿cómo te sentirías si te ocurriera eso?” o “¿cómo te sientes por lo que le pasó a esta persona?”.
  • Para aprender a manejar el conflicto de manera pacífica es importante que el niño aprenda a escuchar a los demás, a expresarse de manera asertiva y a escuchar. Pregúntele a su hijo qué le pasa, mírelo a los ojos y parafrasee (repita con sus propias palabras) lo que dice. Valide sus emociones (muéstrele que entiende por qué está sintiéndose así). Por encima de todo, escuche con genuino interés lo que el niño le comunica.
  • Puede promover que los niños practiquen frecuentemente formas claras, calmadas y firmes, pero no agresivas, de decir lo que sienten, piensan y quieren con preguntas como “¿cómo puedes decirle a tu hermano, sin gritar, que no te gusta que coja tus cuadernos?”.
  • Utilice los conflictos como oportunidades de aprendizaje. No busque culpables preguntando cosas como “¿quién empezó?”. Puede preguntar, más bien, “¿qué pasó?”.
  • Muéstreles (a través de ejemplos puntuales y cotidianos) cómo las acciones agresivas pueden empeorar una situación de conflicto.

Recuerde que, en ninguna circunstancia, debe actuar con violencia o agresiones. Siempre actúe con calma. Esté atento a no gritar, no agredir físicamente y a no decir cosas hirientes. El ejemplo que les dé a los niños es fundamental en el proceso porque ellos siempre reproducen los comportamientos que ven en casa. Analice qué tanto usted controla sus emociones y a partir de ahí lleve a la práctica los anteriores ejercicios.

 

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Luis Fernando Burgos
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