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El caso Ceibal Uruguay: enseñanzas remotas

Hace pocos años, Ceibal English apareció en la es- cena  educativa uruguaya como un proyecto piloto para dictar clases de inglés a través de videoconferencias. 

Diciembre 14, 2014

El punto de partida

El 18 de abril de 2007, el gobierno uruguayo lanzaba el Plan Ceibal: Conectividad Educativa de Informá- tica Básica para el Aprendizaje en Línea”. Basada en el proyecto One Laptop per Child, de Nicholas Negroponte, esta ambiciosa iniciativa buscaba, según su documento programático, “realizar estudios, evalua- ciones y acciones necesarios para proporcionar un computador portátil a cada niño en edad escolar y a cada maestro de la escuela pública, así como también capacitar a los docentes en el uso de dicha herramien- ta, y promover la elaboración de propuestas educati- vas acordes con las mismas". Gracias a este proyecto, 450.000 dispositivos fueron entregados a estudiantes de todos los rincones del país.

Para 2012, la  realidad  educativa  uruguaya  moti- vó a Ceibal a adelantar otra iniciativa pionera. Tras identificar una escasez de profesores capacitados en la enseñanza de inglés en el plano nacional, sacó a licitación un proyecto para dictar clases remotas de inglés (según Claudia Brovetto, directora del proyecto, se le llama educación “remota” porque se debe diferenciar una enseñanza con comunicación en tiempo real de una educación a distancia sin interacción alguna). Después de obtener el contrato, el  British  Council puso en marcha  una  prueba  piloto,  que  tuvo  lugar en julio de aquel año y a la luz de la cual se dictaron cincuenta clases remotas a la semana en veinte escue- las urbanas localizadas en las afueras de Montevideo. Para tal efecto, el British Council se valió de docentes basados en Argentina, Colombia y México, quienes dictaron clases interactivas en tiempo real usando la tecnología de las videoconferencias.

Tras obtener resultados promisorios, Ceibal English fue lanzado ofi  almente en el 2013. El programa comenzó con quinientas clases remotas por semana, en el marco de un contrato a tres años. No obstante, para julio de ese año la cantidad de clases se había doblado y había requerido la incorporación de profesores de otros países. En 2014, el número sobrepasó las dos mil clases semanales y se espera que para 2015 se lleven a cabo cuatro mil por semana, escenario en el que se ha- brá cubierto el 90% de las escuelas de Uruguay.

 

Cómo funciona el modelo
La dinámica es sencilla. Se dictan tres clases por sema- na, las cuales se insertan en un horario escolar como cualquier otra signatura. Los alumnos más jóvenes están en cuarto de primaria y los más viejos, en sexto, es decir, las clases se centran en el grupo de niños entre los diez y doce años. La primera sesión la dicta el pro- fesor remoto, capacitado en la enseñanza del inglés, mientras que la segunda y la tercera son responsabilidad del maestro. Estos últimos no son expertos, de modo que necesitan un guion para cada clase y una reunión con el profesor remoto por semana. Ambos trabajan de acuerdo con un plan maestro que cubre hasta tres años de trabajo y cuentan con materiales de apoyo, así como con recursos tipo pantallas grandes, clips de audio y video, y flashcards.

Si bien un visitante desprevenido podría pensar que la clase se reduce a unos niños viendo un televi- sor, la realidad es muy diferente: la pantalla es el dispositivo a través del cual se le da presencia al docente. Es una voz guía que lidera, con la ayuda del maestro de clase, dinámicas pedagógicas que incluyen juegos y canciones, y en la que los alumnos deben moverse constantemente y hablar mucho entre sí. Son clases con un alto nivel de interacción.

 

La implementación
Este tipo de iniciativa, de la que se espera un impac- to masivo y veloz, no funciona con cronogramas de veinte años, como ocurre con otros programas de Es- tado, sino con proyecciones de apenas un puñado de años. Los números lo demuestran: el piloto se realizó en cincuenta escuelas, pero en poco tiempo la inicia- tiva se implementó en cien, luego en doscientas, qui- nientas, mil, dos mil y en la última proyección se está hablando de cuatro mil instituciones, dependiendo del número final de voluntarios. Un proceso de creci- miento tan vertiginoso debe estar sustentado por tres grandes componentes, uno de planeación, otro tecnológico y otro pedagógico.

Parte del éxito de Ceibal English se debe, según sus gestores, a que el piloto se adelantó correcta y oportu- namente. El punto de aquel ejercicio era entender las verdaderas implicaciones de dictar clases de manera remota. Una vez se realizaron las primeras sesiones, el equipo recibió retroalimentación detallada y desarrolló toda una metodología. En tal medida, el piloto cumplió dos objetivos: medir los niveles de aprendizaje de los niños con pruebas en línea, principalmente con indicadores cualitativos, y evaluar la experiencia desde la perspectiva de los diferentes participantes. Más allá de los datos y los resultados positivos, las visitas a las escuelas revelaron el entusiasmo de alumnos y de maestros, lo cual ratificó el potencial del proyecto. La tecnología es otra pieza clave del rompecabezas.

La dinámica remota exige que la videoconferencia no presente fallas en conectividad o de comunicación, razón por la cual este sistema necesita de fibra óptica, de un ancho de banda considerable y de software especia- lizado: la dinámica de una herramienta gratuita como Skype, tan errática y contingente, no basta. Si bien en la actualidad el programa está buscando alternativas más económicas,  que involucran videoconferencias emitidas y recibidas en computadores tipo laptop, todos los miembros del equipo reconocen que la infraestructura técnica y pedagógica no es barata. El programa ha sido tan riguroso en este sentido, que hoy por hoy cuenta con un equipo de doscientas personas dedicadas a manejar la tecnología. Esto se ha traducido en tan impecables resultados, que en los últimos años solo ha habido un inconveniente técnico, que al final se descubrió había sido fruto de un error humano.

El último factor son los profesores, por supuesto. Si bien el programa necesita de la tecnología para operar, nada sería posible sin una adecuada capacitación de los maestros. En un contexto donde buena parte de los docentes tiene apenas un conocimiento básico del inglés, es necesario no solo instruir a los alumnos, sino también al cuerpo profesoral.

 

El impacto
Los resultados del programa han sido positivos. Tras excluir alumnos con clases particulares, la evaluación adelantada en noviembre de 2013 concluyó que en términos de desempeño académico en inglés no había mayores diferencias entre aquellos estudiantes que venían de zonas prósperas y aquellos que provenían de zonas menos favorecidas. Así mismo, demostró mejorías en el nivel de inglés de los alumnos durante el período que transcurrió entre julio y noviembre del mismo año, en el marco de un ejercicio comparativo entre los alumnos de las clases remotas.

El programa espera realizar nuevas pruebas entre noviembre de 2014 y 2015 para consolidar un corpus de información cada vez más completo. Un aspecto importante del proyecto, según Claudia Brovetto, es que en ningún momento contempla susti- tuir a los profesores uruguayos con docentes de otros países. Se trata, simplemente, de responder a una ca- rencia, a la falta de profesores de inglés cualifi ados en el país. De hecho, los maestros se han benefi  ado con- siderablemente, pues ellos también están aprendiendo. Por un lado, además de hacerse cargo de las sesio- nes, estos docentes pueden acceder a varios recursos en línea e interactuar con profesores más experimentados, que, además, provienen de otros trasfondos culturales y sociales. Más allá de eso, si bien el compo- nente tecnológico parece el más innovador, realmente no es nuevo. En cambio, algo más interesante ocurre en nivel pedagógico, pues el proyecto reinventa el papel del maestro en la clase. Aunque hasta hace poco el docente era visto como la fuente de conocimiento por excelencia, la transformación, en buena medida tecnológica, del aula académica ha cambiado su labor y la ha llevado hacia un cargo de facilitador y de guía.

Prueba de ello es que, a pesar de que el maestro de clase local no tenga un conocimiento demasiado profundo del inglés, juega un papel determinante en el aprendizaje de los niños, pues de él depende la interacción de ellos con el profesor remoto y buena parte, si no toda, de la experiencia en el aula. Esto supondría, entonces, un cambio en la concepción de la educación, que ya no significaría compilar información y transmitirla, sino una tarea de supervisión y coordinación, que, gracias a la tecnología, pone también al estudiante en una situación más autónoma e independiente.

 

El presente y el futuro
En la actualidad, el modelo está siendo aplicado tam- bién para ciencias y matemáticas. Si bien esta versión de la iniciativa no se centra tanto en conferencias, tie- ne un material de apoyo interesante. Por otra parte, se está explorando la posibilidad de extender las actividades de Ceibal English a la escuela secundaria e, incluso, algunos hablan de probar el modelo en niños más pequeños. Sin embargo, algunas voces han asegurado que en esa etapa temprana es mejor forjar bases sólidas en español antes de explorar otras lenguas. Según sus gestores, el secreto para implementar este modelo en otros países consiste en visitar nuestras aulas en Uruguay y conocer la operación. Aunque su funcionamiento parece claro, basta entrar a un salón y ver a los niños interactuando con un profesor remoto y con un maestro para entender que hay algoen esta experiencia que trasciende la mera teoría.


 

Algunos testimonios

* Nuestro objetivo era enseñar inglés, para lo cual recurrimos, en un comienzo, a docentes del Reino Unido, de Colombia, de Argentina y hasta de Filipinas. Pero cuando ocurrió un desastre natural –un tifón– en este último país, entendimos la importancia del elemento intercultural. La clase la dictaba una profesora fi ipina, que perdió a su abuela en la tragedia y tuvo que ausentarse mientras volvía a su pueblo a asistir al funeral. Cuando volvió a la clase, los estudiantes uruguayos le habían hecho un bello cartel –escrito en inglés– e impulsaron una campaña para recoger fondos y enviarlos a una organización benéfica en Filipinas.

Estamos hablando de estudiantes de primaria oriundos de zonas rurales de Uruguay, que nunca han salido de sus pueblos y no han tenido contacto alguno con un extranjero. Ellos establecieron un vínculo con aquel país, un vínculo forjado por el inglés.

Graham Stanley
Jefe de Proyectos, Plan Ceibal

 

* Para ser honesto, al principio no veía la importancia de que los niños colombianos aprendieran francés, ni por qué o para qué aprender francés. Pero a la luz de mi experiencia y tras vivir en muchos países, entendí que es muy importante aprender otra lengua y que es clave que a los niños colombianos se les de la oportunidad de conocer el mundo, acceder a otras culturas y abrirse a otras comunidades a través de una segunda lengua.

Claudia Brovetto
Coordinadora Plan Ceibal

 

* Los mejores momentos de esta experiencia ocurren cuando vemos las clases en persona, sobre todo cuando realizamos visitas a planteles en lugares remotos. Ellos, que de otra manera nunca podrían acceder a un maestro capacitado en la enseñanza del inglés, ahora pueden desarrollar todo su potencial y abrir las puertas del mundo. Recuerdo que cuando llegué a Uruguay desde Argentina, me sorprendió que muy pocas personas de las generaciones mayores hablaban inglés. Eso ahora está cambiando, porque estos niños están llegando a secundaria con bases sólidas y accediendo a una educación bilingüe desde temprana edad.

Paul Woods Asesor
Plan Ceibal

 

 

 


*Fuente: British Council

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Jaqueline Cruz Huertas
Gran Maestra Premio Compartir 2000
Es necesario entablar una amistad verdadera entre los números y los alumnos, presentando las matemáticas como parte importante de sus vidas.