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Enseñar inglés a niños campesinos es mejor al son de carranga

El docente José Martínez se las ingenia para que la enseñanza de una segunda lengua sea una experiencia única y divertida para los niños rurales en la capital colombiana.

Enero 29, 2016

Del cálido Quibdó, su pueblo natal en Chocó, al penetrante frío de las montañas de Usme, en Bogotá, el docente José Martínez llegó con un objetivo claro en su cabeza: enseñarle inglés a los niños y jóvenes.

En una esquina de la iglesia sencilla de paredes blancas que se ubica en el centro de la plaza del antiguo pueblo de Usme, este profesor espera con paciencia el transporte que lo llevará a ‘Los Arrayanes’, una pequeña institución educativa rodeada de campo, aire puro y mucha paz, a la cual llegó hace poco más de un año.

Su amplia sonrisa sobresale junto a su bufanda que no lo abandona ni un instante. “Es que aquí hace demasiado frío”, asegura José mientras baja del bus para caminar un poco más de diez minutos y llegar a su lugar de trabajo.

Al entrar el colegio, los 22 alumnos lo esperan emocionados. Abrazos, sonrisas, y muchos ‘hello profe’, dan la pauta para dar inicio a la clase.

Esto es lo lindo: aunque parece una clase normal, para estos niños es mucho más que eso. Es mostrarles otro mundo que no es cercano a ellos, pero que deben conocer para que en un futuro tengan más y mejores herramientas que le aporten a sus vidas”, dice el profe entusiasmado.

Esta clase de inglés del colegio ‘Los Arrayanes’ hace parte de la apuesta de Bogotá de ofrecerles a los estudiantes aprendizajes integrales, que además de fortalecer sus procesos de formación académica los invita a explorar sus habilidades físicas, artísticas y ciudadanas.

Historias charrangueras

Al terminar de escribir y dibujar los nombres de los animales, los niños corren a mostrárselo al profesor José. Se afanan porque él les revise su ‘obra de arte’, pues saben que cuando todos terminen la actividad, va a empezar la parte favorita de la clase: ¡bailar!

El profe José lleva al salón una caja llena de felpudos títeres, y los niños se abalanzan sobre ella para elegir a su favorito.

Más tardan los primeros acordes de la canción en escucharse que los estudiantes del profesor José en sacar a flote todas sus habilidades para bailar carranga, el género musical que escuchan desde pequeños, y que los hace orgullosamente campesinos.

Solo un pequeño detalle hace diferente esta fiesta: esta vez ‘La rumba de los animales’ se entona en inglés y, aunque todavía falta ajustar muchos detalles, los niños no paran de sonreír y de aprender.

Para reforzar la parte cultural de los chicos que son del campo empezamos a explorar la carranga, su origen, autores y luego empezamos a traducir canciones de este género autóctono para que no olviden sus tradiciones, y al mismo tiempo sea más sencillo aprender otra lengua”, dice el profesor José.

Mientras los más grandes del colegio ‘Los Arrayanes’ aprenden a traducir sus canciones favoritas, los más pequeños lo hacen a través de juegos que enseñan conceptos básicos como los miembros de la familia, los colores, los números y se les estimula la capacidad para describir el entorno en otro idioma.

Para este docente de inglés es muy importante, aún más en el aprendizaje de un idioma, sentar las bases en los más pequeños porque entre más pronto se pongan en contacto con la lengua extranjera, más rápido y fácil la dominarán.

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Comunicador social y periodista.
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Irma María Arévalo González
Gran Maestro Premio Compartir 2002
Ofrezco a cada uno de los alumnos un lápiz mágico y los invito a escribir su propia historia enmarcada en los cuentos y leyendas de su cultura indígena.