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Los grupos interactivos y el clima escolar
Una experiencia que deja claro que los centros educativos no deben quedar anclados en prácticas pedagógicas autoritarias y segregadoras, sino debe abrir las aulas a la comunidad.
El clima escolar es una de las variables que ejerce influencia sobre los aprendizajes de los estudiantes; generar un ambiente acogedor y de respeto es esencial para promover el aprendizaje en el marco de los derechos fundamentales de la educación. El clima se visualiza por medio de tres elementos: interacciones que ocurren en la sala de clases como espacio educativo; las estrategias pedagógicas; y las relaciones profesor-estudiante y estudiante-estudiante.
Un clima favorecedor del desarrollo personal es el que permite facilitar el aprendizaje, lo que se traduce en una sensación de bienestar general, de confianza en las propias habilidades individuales y colectivas. Los estudiantes se sienten protegidos, acompañados, seguros y queridos, y en esto influye el enfoque con el cual se abordan los aprendizajes.
Construir comunidad de aprendizajes: el derecho de la escuela
Las comunidades de aprendizajes surgen en los contextos del diálogo; toda comunidad aprende según sean las interacciones y los espacios de participación de sus miembros. En ellas los referentes se amplían, como ocurre en las aulas cuando personas de distintas profesiones colaboran con la escuela. A la escuela como institución le compete promover los derechos para aprender y, para ello, puede apoyarse en la comunidad en su conjunto.
En circunstancias de vulnerabilidad social y de prioridades educativas, los modelos colaborativos son propicios para el empoderamiento de las comunidades al lado de la escuela. Por ejemplo, en su interior los estudiantes de niveles superiores ayudan a los de grados inferiores; profesores de diversas asignaturas realizan trabajo colaborativo entre sí, siempre en aras de beneficiar a los estudiantes y garantizar sus derechos.
Una experiencia sobre el derecho a la convivencia
En un curso de quinto año básico, constituido por 33 estudiantes, del segundo ciclo básico, en el Liceo Francisco Bascuñán Guerrero, de la comuna de Quilleco, provincia del Bío Bío, Chile, se hizo un estudio sobre el conflicto y la violencia escolar, identificando situaciones de conductas disruptivas dentro del aula, tales como agresiones físicas y verbales entre compañeros, transgresión a las normas establecidas por el establecimiento y, en general, problemas de convivencia en las salas de clase. En las entrevistas a los estudiantes se recogen juicios como:
En la sala de clases mis compañeros se agreden verbalmente cuando estamos trabajando en alguna actividad dada por el profesor (Entrevista, estudiante 1).
Se seleccionaron dos asignaturas (Lenguaje y Comunicación e Historia, Geografía y Ciencias Sociales), con el objeto de propiciar la integración de aspectos relacionados con los derechos para convivir juntos. La estrategia que se propone es la del trabajo en grupos interactivos. Así, se constituyeron cinco grupos de seis estudiantes, cada grupo analizó situaciones que son progresivamente complejas y, después de trabajar en un grupo, cada estudiante puede moverse luego a otro, en donde las actividades son distintas. Se observa que con las interacciones los comportamientos individualizantes se transforman y dan lugar a la solidaridad.
Valoración de la experiencia
De los resultados obtenidos en entrevistas, grupos de discusión y encuestas realizadas a los estudiantes, se condensa lo siguiente:
Los estudiantes
En las clases mis compañeros se paran de sus puestos sin permiso, conversaban, tiraban papeles y muchos llamados de atención por parte del profesor... Al trabajar con los grupos interactivos se logra que todos trabajen con todos y no hay discriminación, todos comparten, se ríen, hay un buen ambiente.
Mejoró la comunicación entre compañeros, el tímido expresa lo que siente y se realizan más actividades, en las cuales nosotros mismos buscamos las respuestas entre todos, es una linda experiencia, ojalá se hiciera en todas las asignaturas.
Los profesores
Se muestran muy contentos por la experiencia, indican que los estudiantes trabajan más, de forma efectiva, aumentando el interés y la motivación por el desarrollo de las actividades. Además, valoran de forma positiva la intervención de los voluntarios.
Voluntarios
Manifiestan satisfacción por la dinámica que se genera en la sala de clases con los grupos interactivos, y por la actitud de los estudiantes hacia el desarrollo de la actividad; sienten que es una muy buena estrategia de aprendizaje, por el hecho de que todos trabajan con todos, en un ambiente de respeto y solidaridad.
Conclusión
Con esta experiencia se deja claro que los centros educativos no deben quedar anclados en prácticas pedagógicas autoritarias y segregadoras. Necesitamos abrir nuestras aulas a la comunidad e incorporar voluntarios al quehacer educativo, a través de la metodología de los grupos interactivos, logrando mejoras sustanciales en el clima escolar, disminuyendo los conflictos y las agresiones físicas y verbales entre los estudiantes, para la mejora de los aprendizajes. Solo así se pueden fortalecer los derechos fundamentales de todos: viviéndolos con el trabajo en grupo.
Tomado de la Revista Internacional Magisterio No. 80. Contenido publicado originalmente en el portal Magisterio.
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