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Una mirada dentro de nosotros mismos

Con la propuesta ‘Consejo de Etnias’ se busca brindar un espacio de construcción colectiva para la interculturalidad en dos colegios de San Bernardino, Bosa.

Mayo 11, 2020

Resumen

Reconocemos la historia del territorio ancestral muhysca de Bosa, así como las historias de los pueblos que lo habitan o llegan de otras latitudes a habitarlo, como parte fundamental de los tejidos interculturales que hemos trenzado por quince años en el Colegio San Bernardino, lugar donde confluyen a diario niños y niñas de comunidades indígenas, afrodescendientes, campesinos, entre otros. Las itinerancias se convirtieron en práctica educativa que nos conduce por las memorias ancestrales para encontrarnos con nosotros mismos. En el Consejo de Etnias sembramos pensamientos, tradiciones y palabras, un espacio para construir juntos lo que somos. Las características del Consejo de Etnias lo convirtieron en una oportunidad para investigar la formación de subjetividades histórico-políticas, así como la construcción colectiva de una identidad raizal con los estudiantes que participan del grupo y potenciar el saber pedagógico que emana de ella. Estos son los ejes temáticos en los que se centró la investigación, cuyo desarrollo tiene como propósito aportar al fortalecimiento de la interculturalidad crítica en el Colegio San Bernardino.

Palabras claves: saberes ancestrales, consejo de etnias, itinerancias, memoria

Cuando pensamos en la periferia de una ciudad, muchas veces los imaginarios son tan fuertes que se convierten en prejuicios que estigmatizan estas zonas como lugares peligrosos, es lo que ocurre cuando en Bogotá se nombra el Barrio San Bernardino. Sin embargo, la periferia también significa acogida, desplazamientos forzados, sueños de ser mejores o, por lo menos, de estar seguros. Son muchas horas de trabajo y de desplazamiento a los que padres, madres y acudientes deben someterse. A esta difícil cotidianidad se le aúna la falta de estudio de esas mamás y papás.

Tal vez por esta situación de soledad que los niños, niñas y jóvenes deben soportar, es que en la Institución Educativa San Bernardino ocurre un fenómeno curioso, a los estudiantes les gusta ir al colegio. Así no tengan clase, aparecen por las puertas preguntando si hay algo que hacer, pues se aburren en sus casas. Es común que nos recuerden (a los profesores) que la escuela es su segundo hogar. Para muchos es el único. Una vez pensamos que si van al colegio porque quieren deberíamos aprovechar para hacer algo con ellos. Algo, además de “aprender” las aburridas materias.

Fue así como empezamos a pensar en qué podemos hacer para que los estudiantes (y nosotros mismos) le hallemos sentido a lo que hacemos en la escuela. Y comenzamos por nosotros, los maestros. Consideramos como un camino posible aquel relacionado con la perspectiva intercultural, dado que en este territorio vive una diversidad cultural, similar a la de Colombia. Pudimos reconocer esta diversidad desde 1999 cuando Jairzinho Panqueba se dio cuenta que la comunidad muisca habitaba en las tierras de Bosa. Con el desarrollo de Reowayabtyba (Panqueba, 2006) y la participación de la comunidad educativa, fue evidente para todos, la riqueza cultural que teníamos al frente y que no habíamos aprovechado. Luego con MuisKanoba (Peralta, Panqueba & Huérfano, 2005), reconstruimos la historia de los colegios San Bernardino, La Concepción y Leonardo Posada. Con esta indagación, confirmamos que era desde las vivencias de la diversidad étnica y cultural que se podía construir una “otra” escuela.

Desde estas exploraciones iniciamos la conceptualización sobre la interculturalidad en la escuela y desde la escuela. Como resultado de los análisis desarrollados a través de las itinerancias por los territorios y el tejido de ideas, pensamientos y afectos, podemos definir interculturalidad como el tejido que podemos hacer entre los diversos territorios que una comunidad puede tener o en los que pueda estar, vivir, pensar o por los que pueda recorrer.

Así, desde hace veinte años, implementamos diversas experiencias en pro de hallar sentido en lo que somos y hacemos en la escuela. Pero, además, en cómo podemos participar eso que somos y cómo comunicamos esas construcciones que día a día hacemos de nosotros mismos. En esencia, lo que hicimos fue propiciar el desarrollo de la corporeidad de los maestros y maestras, con la intención de que este aprehendizaje sea compartido por cada profe en sus aulas de clase.

Comenzamos el proceso georeferenciando a los profes y sus ancestros. De esta manera, muchos de ellos se dieron cuenta que compartían orígenes, costumbres, comidas, vivencias territoriales, viajes y recuerdos de sus tierras. Esta información nos arrojó la siguiente imagen (figura 1). Cuando nos “vimos” en el mapa, las coincidencias nos hicieron más cercanos.

Hechos estos tejidos con los maestros y maestras, un colectivo de profes desarrolló una indagación al respecto de las itinerancias de las familias y su acomodación en diferentes territorios, pues queríamos saber cómo es posible aprehender de este proceso para modificar las prácticas de la escuela, ya que la movilidad que el colegio presenta en cuanto a cambios de estudiantes es alrededor del 20%, lo que en cantidades es aproximadamente 200 estudiantes de 1000 que figuran matriculados.

Para ello, encuestamos a grupos de estudiantes por cursos. Los grupos eran tres: el primer grupo estaba conformado por estudiantes cuyas familias han habitado históricamente el territorio, esto es, los descendientes muiscas; el segundo grupo era el de los afrodescendientes y el tercer grupo el de los itinerantes. Para el caso del tercer grupo, solamente entrevistamos aquellos que habían ido y vuelto dos o tres veces. Con esta información pudimos evidenciar que los estudiantes guardan un afecto especial por el Colegio San Bernardino pues sienten que son bien recibidos y que sus dificultades son tenidas en cuenta, además que es un buen lugar para hacer amigos.

Con este panorama de fondo, la propuesta del seinijsuca y las itinerancias didácticas hechas en 2009, tuvieron sentido en el marco de las experiencias de vida de los estudiantes, pero sobre todo de los maestros. Según Peralta Guachetá & Panqueba Cifuentes (2009), seinijsuca es un ritual de itinerancias territoriales, esto es, una práctica que permite caminar el MuisKanoba, lo que significa andar interculturalmente sobre las huellas de la sangre del alma de la gente. Los dos mismos autores enuncian las itinerancias didácticas como el tejido de relaciones que los estudiantes pueden hacer de las diferentes asignaturas, pero siempre partiendo de lo que cada uno de ellos es. El concepto también hace referencia a la constante confluencia intercultural y a una constante deconstrucción de la persona, situaciones todas mediadas por las propuestas didácticas de cada maestro o maestra.

Consejo de Etnias: construyendo juntos lo que somos

Quisimos aprovechar la diversidad cultural con que cuenta el colegio para hacer de ella una riqueza de aprehendizajes y enseñanzas colectivas desde las raíces ancestrales, además de querer dar un espacio dentro de la cotidianidad escolar para el encuentro de esa riqueza contenida en la memoria y territorio de cada estudiante. Dimos entonces los primeros pasos hacia esta iniciativa reuniendo a los niños y niñas de comunidades indígenas y afrodescendientes, con los cuales comenzamos la construcción de nosotros mismos como sujetos con raíces y tradiciones propias, en lo que llamamos el Consejo de Etnias. Bien es sabido que las personas afrodescendientes e indígenas han sufrido más de cinco siglos de olvidos y desconocimientos, los cuales han sido replicados con sus matices en los años ulteriores.

A partir de 2012 implementamos esta intención; pero, además nos preguntamos, ¿cómo podemos comunicar eso que somos?, y ¿cómo comunicamos esas construcciones que día a día hacemos de nosotros mismos? En este momento nace el Consejo de Etnias como un espacio de construcción colectiva de lo que somos.

En esencia, lo que hicimos fue propiciar cambios en el desarrollo de la cotidianidad de la escuela y aquella que reprimía el pensamiento ancestral, hoy lo está recuperando. Superamos el prejuicio de la modernidad, respecto a la escuela, que supone que a ésta no acceden los saberes sociales, en sentido general, como concepciones, cosmovisiones, prácticas culturales, sino la filosofía y la ciencia occidental. Intentamos construir una sociedad más autóctona, más cercana al proyecto de vida que llevábamos hasta que irrumpió en nuestros territorios ese choque violento entre lo occidental y lo nuestro, sumándonos al esfuerzo de un proyecto social y político en América Latina: la recuperación de lo propio.

Los estudiantes encuentran en el Consejo de Etnias la tranquilidad de ser, estar y hacer desde su esencia como sujetos raizales. El espacio libre en el que se da este encuentro intercultural se logra a través del diálogo de saberes; el intercambio de vivencias; el trabajo colectivo, donde resignificamos los valores propios y; finalmente, las memorias de nuestros pueblos ancestrales, donde reencontramos nuestras raíces, tanto de indígenas como de afrodescendientes.

Dimos los primeros pasos de esta iniciativa con 120 niños y niñas entre 7 y 15 años y con comunidades indígenas y afrodescendientes con los que nos encontramos en y desde las ignorancias que teníamos de nosotros mismos y hemos ido descubriéndonos, caminando por varios senderos territoriales en los que indígenas y afrodescendientes nos contamos cuentos de los abuelos y abuelas para hallar en la tradición oral la fuente de los saberes milenarios.

Cartografiamos juntos, maestros y estudiantes, nuestras memorias para inscribir en el territorio e ir tejiendo colectivamente las cotidianidades, las vivencias, los afectos, los aprendizajes que nos brindan la tierra, nuestros encuentros y desencuentros con los pobladores, entre otros saberes. Expresamos, a través del arte, el pensamiento legado en las pictografías y petroglifos de los antepasados que nosotros reelaboramos para actualizar las huellas de las presentes generaciones, aprendiendo a hilar la sabiduría ancestral con la que construimos el presente. Exploramos las ciencias botánicas y medicinales para curar el cuerpo y el alma y los estudiantes les preguntan a sus abuelos y abuelas para recordar conocimientos adquiridos a través de la experimentación constante.

Afortunadamente, en el Consejo de Etnias hemos tejido lazos de amistad y solidaridad tan fuertes que tenemos una familia extensiva en el San Berno al estilo afrodescendiente y armonizamos la comunidad con rituales a la manera de los indígenas; de hecho, el juego ha sido uno de esos elementos vitales del grupo de niños y niñas en el Consejo de Etnias, que se ha ritualizado como práctica necesaria para propiciar encuentros entre los estudiantes y nosotros los maestros, en este ritual participan todos y todas.

Con persistencia, hemos logrado nutrir y fortalecer nuestras identidades familiares, comunitarias, territoriales, étnico-raizales y; de paso, que los maestros no solo reconozcan la diferencia cultural de sus estudiantes, sino que comprendan ahora que existen aprendizajes más allá de las asignaturas, que hay aprendizajes y enseñanzas que tienen que ver directamente con los orígenes e historia de esos estudiantes con los que comparten a diario. Podemos decir entonces que hemos posicionado el Consejo de Etnias como un escenario legítimo de construcción de saberes ancestrales dentro del San Berno, dentro de la escuela estatal. Mostramos que es posible que la educación tradicional puede acoger los saberes históricos y tradicionales de los pueblos ancestrales y hacer de ellos una posibilidad para pensarse y ser diferentes en la ciudad.

Después de resumir la vida tejida en el San Berno, es decir, de realizar esta revisión de la memoria intercultural que construimos, podemos decir que compartimos elementos comunes como pueblos raizales (López Garzón, 2012), que somos sensibles frente al territorio, a las vidas de los otros, a las historias y vivencias que nos hacen entender al otro y hacer que el otro habite en mí. Nos hemos fortalecido y damos pasos firmes y seguros en este camino a la construcción de una cultura de la diversidad, de paz y armonía entre los pueblos de nuestra Colombia.

La creación de espacios interculturales reales y participativos en la escuela rompe con la hegemonía del poder y la verticalidad de éste, impulsa debates y confrontaciones para resolver las tensiones entre estudiantes y maestros, pero más allá de los sujetos, confronta los procesos epistémicos de la hegemonía y los de los pueblos originarios, así como sus formas divergentes de ver, sentir, hacer y existir en el mundo. Es necesario resolver las contradicciones que recaen, en la escuela, entre el colonialismo, representado muchas veces en los maestros como portadores de saberes disciplinares occidentales, y los saberes ancestrales que conservan los estudiantes y sus familias, como herederos de pueblos originarios, saberes que se evidencian en prácticas cotidianas como la culinaria o sazón propia de sus regiones de origen, dialectos y expresiones orales, narrativas y memorias familiares, sonoridades, pasiones musicales y un largo etcétera. Son saberes entremezclados entre lo popular y ancestral, pero que ellos mismos subestiman inocentemente. Por medio de estos diálogos interculturales podemos sensibilizarnos como maestros sobre la urgencia de cambiar y flexibilizar los currículos para dar paso a otros saberes y perspectivas de mundo que también están presentes en la escuela (López Garzón, 2018).

Referencias

López Garzón, J. E. (2018). Aprender desde adentro: la construcción colectiva de “otra” escuela desde la identidad raizal en el Colegio San Bernardino de Bosa (Tesis de Maestría en Educación con énfasis en Comunicación Intercultural, Etnoeducación y Diversidad Cultural, Universidad Distrital Francisco José de Caldas, Bogotá, Colombia). Recuperado de http://repository.udistrital.edu.co/bitstream/11349/14314

López Garzón, J. E. (2012). Creación de espacios de encuentro intercultural para la construcción colectiva de territorialidad étnica raizal en el Colegio San Bernardino de Bosa (Tesis de Licenciatura en Educación Básica con énfasis en Ciencias Sociales, Universidad Pedagógica Nacional, Bogotá, Colombia). Recuperado de http://repository.pedagogica.edu.co/handle/20.500.12209/3077/restricted-resource?bitstreamId=4453

Panqueba, J. (2006). Experiencia Reowayabtyba. El “otro” lado de Bogotá: experiencia glocal de reconstrucción étnica en la comunidad indígena muisca de Bosa desde sus memorias y cotidianidades. Recuperado de https://repositorio.idep.edu.co/handle/001/657?show=full

Peralta Guachetá, B. M. & Panqueba Cifuentes, J. F. (2009). Itinerancias territoriales y patrimonios pedagógicos para la escuela intercultural [Aprehendizajes desde los conocimientos ancestrales y construcción de MuisKanoba en el Colegio San Bernardino del territorio muisca de Bosa]. En Varios autores, Premio a la Investigación e innovación educativa y pedagógica 2009 (pp. 161-179). Bogotá D. C.: Instituto para la Investigación Educativa y el Desarrollo Pedagógico (IDEP).

Peralta, B., Panqueba, J. & Huérfano, A. (2005). MuisKanoba: caminando por el sendero de la memoria educativa del territorio muisca de Bosa. Recuperado de http://cort.as/-ACJu

 


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Luis Fernando Burgos
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