“Ser pilo paga”: ¿hacia la democratización de la educación?

Luego del lanzamiento del programa del gobierno “Ser pilo paga”, se han despertado diferentes sentimientos en sectores diversos de la sociedad Colombiana. Las opiniones a favor rescatan diferentes puntos entre los que se encuentran: inicialmente una educación de alta calidad que no esté sujeta a condiciones socioeconómicas de cada estudiante, seguido de un mejoramiento de nivel académico de las instituciones, (ya que sólo ingresan los estudiantes más sobresalientes) y por último, “limita la segregación social que impera en las universidades de élite” ¹ permitiendo a futuros profesionales tener un contacto real con diversos contextos sociales.

Por otra parte, numerosos académicos han manifestado sus discrepancias con el proyecto afirmando que sus bases no solucionan los problemas educativos fundamentales, ya que solo un pequeño porcentaje de la población colombiana se beneficia dejando relegada a su suerte a la gran mayoría de estudiantes. Otro punto crítico es la deserción de alumnos. Las estadísticas más recientes revelan que en Colombia casi la mitad de los bachilleres que ingresan a la universidad optan por abandonar las carreras por motivos económicos pero también por falta de adaptación. Es aquí donde este programa enfrente uno de sus más grandes retos.

“Ser pilo paga” es un proyecto que incentiva a futuras generaciones a esforzarse por un  buen rendimiento académico que se materialice en becas para educación superior. Sin embargo, sigue siendo evidente la necesidad de más propuestas culturales con mayor alcance que democraticen la educación ya que ésta no solo debe ser para los más ricos y más pilos, debe ser un derecho para todos los colombianos. 

[1] (Salomón Kalmanovitz)