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¿Es la educación un instrumento para la movilidad social en Colombia?

La educación ha sido un instrumento para la movilidad social en Colombia. Sin embargo, persisten importantes brechas entre lo urbano y lo rural, y sobre todo de género. Aunque las mujeres presentan mayor movilidad educativa que los hombres, esta no se ve reflejada en sus ingresos laborales.

Mayo 21, 2015

Autores:

  • Susana Martínez Restrepo
  • Juan Mauricio Ramírez
  • María Cecilia Pertuz

 

La movilidad social se asocia generalmente con la igualdad de oportunidades, es decir, la independencia de los resultados socioeconómicos de las personas frente a sus circunstancias familiares, étnicas o regionales (Galvis y Meisel, 2014; Angulo et al, 2012; Young, 1969). De esta forma, y en un contexto de expansión educativa como el que ha vivido Colombia en las últimas décadas, los resultados educativos, de ingresos y/o de ocupación de los hijos deben ser independiente a la de sus padres (Sánchez et al, s.f). El análisis de la educación y la movilidad social en Colombia resulta particularmente relevante teniendo en cuenta el gran dinamismo de la economía colombiana en la última década, gracias al cual, el PIB per cápita aumentó 1.7 veces (en poder de paridad adquisitiva) entre 2002 y 2013, y que la clase media pasó del 16% al 32%  de la población (Angulo et al, 2013).

En los últimas décadas, Colombia ha vivido lo que algunos llaman una “revolución educativa”. Entre 2001 y 20111 el número de años promedio de educación de la población pasó de 6.7 a 7.7. La tasa de asistencia escolar en educación secundaria pasó de 67.7% a 79.2% y la de educación superior pasó de 16.4% a 24.1%  (SEDLAC, 2014). Otros países de la región han tenido avances similares en coberturas educativas y aumento en los años de escolaridad. Algunos estudios sugieren sin embargo, que estos cambios no han ido acompañados de mejoras en la calidad de la educación (OECD, 2013) y que los mayores incrementos en los ingresos laborales observados en América Latina en la última década han beneficiado en mayor medida a los menos calificados (Lustig et al, 2012).

Bajo este escenario, cabe preguntarse: ¿es la educación un instrumento para la movilidad social en Colombia? En este Documento de Política se estudia la movilidad social e intergeneracional  en Colombia, analizando diferencias regionales, por género, grupos de edades, y en áreas rurales y urbanas.

Una forma de entender la movilidad social es en términos del grado de escolaridad de los hijos frente a la de los padres y específicamente a la educación de las madres2 como lo señala Angulo et. al., (2012). Cuando el nivel de educación de los hijos está estrechamente correlacionado con el nivel de educación de la madre, se puede decir que la movilidad social es baja y que los hijos “heredan”  las condiciones familiares desde el punto de vista educativo y por ende en sus expectativas de ingresos a lo largo de la vida. Por el contrario, si el nivel de educación de los hijos es independiente del nivel educativo de sus madres, se puede hablar de movilidad social al menos en términos de las oportunidades de acumulación de capital humano. En Colombia los hijos tienen un nivel de educación sistemáticamente mayor que el nivel educativo de sus madres. El Gráfico 1 ilustra este hecho para tres grupos etarios (25 a 39, 40 a 54 y 55 a 65 años), y por área urbana y rural3. Se observa que los aumentos en el nivel de educación de los hijos en relación a sus madres han sido mayores en áreas urbanas, así como para los más jóvenes, y también para las mujeres más que para los hombres.

Gráfico 1. La movilidad intergeneracional en Colombia:  Años de educación de hijos y madres por grupos etarios, área y sexo


*Elaboración propia sobre Encuesta Nacional de Calidad de Vida 2013

Estos resultados son consistentes con los esfuerzos realizados en los últimos 15 años, en zonas rurales y urbanas, por aumentar la cobertura de la oferta de educación primaria y secundaria (MEN, 2012). A la expansión educativa también han contribuido programas como Familias en Acción4 que han subsidiado la demanda educativa y creado incentivos para que los padres envíen a sus hijos a la escuela, realizando en muchos casos, una sustitución de trabajo infantil por educación (Parker, et al, 2007). 

¿Qué tanto depende la educación e ingresos de los hijos de la educación de sus madres?5 Una respuesta a esta pregunta se puede abordar a partir del cálculo de coeficientes de correlación entre la educación de la madre y la de los hijos como medida de la movilidad intergeneracional (Galvis, & Meisel, 2014). Mayores valores (cercanos a 1) sugieren que la educación e ingresos de los hijos dependen de la educación de las madres, es decir, poca movilidad intergeneracional. Por el contrario, menores valores (cercanos a cero) podrían sugerir mayores niveles de movilidad ya que la educación de los hijos no depende de la de las madres. 

El gráfico 2muestra que la correlación o dependencia de la educación de los hijos con respecto a sus madres es igualmente menor en la población más joven en zonas urbanas y en los hombres en zonas rurales. Aunque esto sugiere mayores niveles de movilidad social educativa y es consistente con la expansión educativa observada en los últimos 20 años en las zonas urbanas y rurales, en todo caso el valor del coeficiente no es despreciable. Esto significa que todavía queda camino para generar una mayor movilidad social educativa en Colombia.

Gráfico 2. Correlación o dependencia de la educación de la madre y de los hijos


*Elaboración propia sobre Encuesta Nacional de Calidad de Vida 2013

La movilidad educativa por sí sola no permite entender que está pasando con la movilidad social ya que esta también se relaciona con el nivel de ingresos de las personas, es decir, hasta qué punto el ingreso de los hijos está correlacionado con el ingreso de los padres. La información existente en Colombia no permite relacionar los ingresos de los padres con los ingresos de los hijos como lo hacen estudios en los Estados Unidos6 y otros países (Chetty et al, 2014). En este caso, para evaluar la movilidad social se relaciona la educacion de la madre -como indicador de nivel socio-económico- con los ingresos de los hijos. Esta relación se muestra en el Gráfico 3.

Se puede ver que en Colombia los ingresos de los hijos están menos correlacionados con la educación de la madre que su propia educación. Desde este punto de vista llama la atención la movilidad social relativamente alta en el sector rural donde los ingresos de los hijos están poco relacionados con la educación de la madre. Es interesante resaltar sin embargo, que contrario a lo observado con la movilidad educativa, los ingresos dependen más de la educación de la madre en las cohortes más jóvenes. 

Gráfico 3. Correlación o dependencia de la educación de la madre y de los ingresos de los hijos


* Elaboración propia sobre Encuesta Nacional de Calidad de Vida 2013

En el Gráfico 4 se observa la misma tendencia en todas las regiones de Colombia: la educación de los hijos depende en buena medida de la educación de la madre, pero no así sus ingresos, o por lo menos, no en igual medida. 

Gráfico  4. Correlación (dependencia) de la educación de las madres y la educación y los ingresos de hijos  (Nacional y por regiones)


* Elaboración propia sobre Encuesta Nacional de Calidad de Vida 2013 - Nota: las correlaciones fueron realizadas para sólo para individuos mayores de 25 años.

¿Cuál es la asociación entre la educación y los ingresos? En el Gráfico 5 se evidencia que las cohortes más jóvenes reciben mayores ingresos que las cohortes de mayor edad lo que es consistente con la mayor movilidad educativa discutida anteriormente. Una excepción son los hombres de 40-54 años que reciben mayores ingresos. Las brechas de género también disminuyen en las cohortes más jóvenes, resultado de lo que Goldin (2006) llamó “la Revolución Silenciosa” que insertó en el mercado laboral a las mujeres y transformó la educación y la familia. 

Gráfico  5. Promedio de ingresos laborales de hombres y mujeres por grupos etarios y zonas 


*Elaboración propia sobre Encuesta Nacional de Calidad de Vida 2013  Nota: No se incluyeron subsidios ni ingresos no laborales. 

Finalmente, el Gráfico 6, muestra las variaciones de ingresos según el nivel educativo de hombres y mujeres de la cohorte de 25 a 39 años. Este grupo de edad es el que mayores beneficios ha obtenido en materia educativa gracias a su expansión durante los últimos 15 a 20 años (MEN 2012), y presenta los mayores niveles de movilidad social educativa en comparación con otras cohortes tanto en zonas urbanas como en rurales. Se observa que los ingresos aumentan consistentemente con el nivel educativo, llegando a cerca de un salario mínimo mensual (2015) para los hombres con educación media (o bachillerato completo) hasta un millón 700 mil pesos mensuales para hombres con nivel universitario o posgrado. Se observa igualmente una importante brecha salarial entre hombres y mujeres que se reduce en términos porcentuales en los niveles educativos más altos. 

Gráfico  6. Promedio ingresos de jóvenes entre 25 y 39 años por niveles educativos en 2013


* Elaboración propia sobre Encuesta Nacional de Calidad de Vida 2013

 

Implicaciones de política

La educación puede ser un instrumento para la movilidad social en Colombia, y se observan grandes cambios entre la educación de las madres y de sus hijos, sobre todo en las cohortes más jóvenes y en las mujeres. Sin embargo, aún existe una fuerte correlación entre las dos, lo que sugiere que aun la educación de un individuo depende en gran medida de aquella de su madre. La movilidad social, entendida como la independencia entre la educación de los hijos con respecto a la educación de las madres está aún lejos de alcanzarse en Colombia. De otro lado, como se mostró, los ingresos de los hijos dependen en menor grado de la educación de la madre, lo cual es una señal de movilidad social.

Lograr que los resultados socio económicos de las personas sean realmente independientes de sus condiciones familiares y regionales, es decir, avanzar hacia una sociedad con igualdad de oportunidades, va a requerir esfuerzos mucho mayores y cuyos resultados probablemente sólo se materializarán en el mediano plazo. La expansión de Más Familias en Acción y de la estrategia De Cero a Siempre a las áreas rurales son pasos necesarios en esa dirección pero no son suficientes. Una educación de calidad y con mayor pertinencia así como el fortalecimiento de la formación para el trabajo y su vinculación con la formación técnica son cruciales para lograr una real movilidad social en términos educativos y de ingresos. Galiani (2006), sugiere que la expansión de la educación pública de calidad, programas de primera infancia, créditos educativos, promoción de la competencia y los impuestos a las herencias pueden generar una mayor movilidad social. En el diseño de políticas adecuadas es fundamental abrir las puertas a la innovación social y educativa.

Se requiere además  trabajar para reducir drásticamente las tasas de deserción en la educación media rural y lograr que cada vez más jóvenes lleguen a grado 11 y puedan articularse a rutas hacia la educación superior como la de Jóvenes en Acción, que necesita expandirse hacia el sector rural. Hoy por hoy, sólo el 6% de los jóvenes rurales tendrían la posibilidad de acceder a educación técnica y tecnológica a través de Jóvenes en Acción porque sólo esa proporción de jóvenes logra aprobar el grado 11.

¿Es suficiente pensar en la movilidad social en términos de educación? Estudios han demostrado que países como Costa Rica, Brasil y Colombia presentan los índices de movilidad social en términos de ingresos más bajos de América Latina (Cuesta et al, 2011). De la misma forma, un estudio sobre la movilidad ocupacional intergeneracional, muestra que en Colombia la probabilidad de que un hijo de una persona con una ocupación de baja calificación tenga un trabajo calificado es sólo del 21%, comparada con un 30% en los Estados Unidos (Berham et al, 2001). Por esto, el análisis de la educación y la movilidad social debe vincularse directamente a la generación de ingresos y la disminución de las brechas de género en ingresos. Desde una perspectiva de ciclo de vida, la educación es un medio para alcanzar ingresos mayores y sostenibles a lo largo de la vida mejorando el potencial productivo de las personas y sus posibilidades de acceder a empleos dignos y decentes, y desempeñarse en actividades de mayor productividad. 

Referencias

  • Angulo, R., Azevedo, J. P., Gaviria, A., & Páez, G. N. (2012). Movilidad social en Colombia. Documentos CEDE(43).
  • Angulo, R., Gaviria, A., & Morales, L. (2013). La década ganada: evolución de la clase media y las condiciones de vida en Colombia, 2002-2011. Documentos CEDE(50).
  • Atkinson, E., Maynard, A., & Trinder , C. (1983). Parents and Children: Incomes in Two Genertions. Londres: Heineman.
  • Behrman, J., Birdsall, N., & Székely, M. (2000). Economics reform and wage differentials in latin america. RES Working Papers 4235.
  • Chetty, R., Hendren, N., Kline , P., Saez, E., & Turner, N. (2014). Is the United States still a land of opportunity? Recent trends in intergenerational mobility. National Berau of Economic Research(19844).
  • Cuesta, J., Ñopo, H., & Pizzolito, G. (2011). Using Pseudo-panels to Estimate Income Mobility in Latin America. Review of Income and Wealth, 57(2), 224-246.
  • Departamento para la Prosperidad Social. (2015). Familas en Acción.
  • Galiani, S. (2006). Notes on social mobility. Documento inédito. Washington, D.C: Banco Interamericano de Desarrollo.
  • Galvis, L., & Meisel, A. (Enero de 2014). Aspectos regionales de la movilidad social y la igualdad de oportunidades en Colombia. Documentos de Trabajo sobre Economía Regional(196).
  • Goldin, C. (2006). The Quiet Revolution That Transformed Women's Employment, Education, and Family. American Economic Review, 96(2), 1-21.
  • Lustig, N., & López-Calva, L. (s.f.). The Decline in Inequality in Latin America: The Role of Markets and the State. Forthcoming in LASA Forum, XLIII, 3. Obtenido de http://www.noralustig.org/wp-content/uploads/2012/07/LopezCalvaLustig_In...
  • MEN. (2012). Revolución Educativa. Obtenido de http://www.mineducacion.gov.co/1621/article-85576.html
  • OCDE. (2013). Estudios económicos de la OCDE Colombia. Evaluación económica. Enero de 2013. OECD. Obtenido de Evaluación económica.
  • Parker, S., Rubalcava, L., & Teruel, G. (2007). Evaluating Conditional Schooling and Health Programs. En Handbook of Development Economics (Vol. 4, pág. Chapter 62).
  • Sánchez, F., García, S., Rodríguez, C., Velasco, T., Ayala, M., Bedoya, J., & Munari, A. (s.f). Movilidad social y educación en Colombia (presentación no publicada). Bogotá.
  • SEDLAC. (Diciembre de 2014). Base de datos Socioeconómicos para América Latina y El Caribe. Obtenido de http://sedlac.econo.unlp.edu.ar/esp/estadisticas-detalle.php?idE=20
  • Young, M. (1967). The Rise of the Meritocracy, 1870-2033. Londres: Pelican Books.

 


[1]Los datos de 2001 y 2005 fueron medidos con la Encuesta de Hogares y los de 2008 a 2011 con la Gran Encuesta Integrada de Hogares.

[2] Estudios sugieren que la educación de la madre es un buen indicador del grado de educación y el desempeño escolar de los hijos que la de los padres. Una de las razones es que la educación de la madre está fuertemente asociada con la educación del padre ya que las mujeres se suelen casar o conviven con hombres de igual o mayor nivel educativo al suyo.

[3] La la zona urbana está compuesta por las cabeceras municipales, y la zona rural por los centros poblados, inspección de policía o corregimientos y zonas rurales dispersas y.

[4] El programa Familias en Acción (actualmente llamado Más Familias en Acción) entrega transferencias monetarias condicionadas para incentivar la asistencia y permanencia escolar y la asistencia a controles de crecimiento y desarrollo a población Sisbén menor de 18 años.

[5] Una correlación mide la relación o dependencia que existe entre las variables de interés.

[6] En las encuestas de hogares sólo se puede relacionar los ingresos de los padres e hijos que viven en un mismo domicilio lo que crea un sesgo ya que los individuos que aún viven con sus padres son más jóvenes o tienen menores ingresos lo que les impide independizarse. 

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