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¿Cuál es el enfoque pertinente para la educación ciudadana? I
Para apuntar hacia la definición de criterios de pertinencia metodológica, la autora propone revisar tres exigencias de la formación ciudadana.
Una de las decisiones más importantes de la formación ciudadana en el ámbito de la educación formal, es lo relativo al enfoque curricular y metodológico que se adopta, tarea que resulta por demás relevante frente al debilitamiento de la participación ciudadana y de la capacidad de agencia, así como el incremento de la desafección política entre la población juvenil. Desde la década pasada, en la mayoría de nuestros países, se adoptó el enfoque de competencias ciudadanas, el cual se consideraba que favorecía el desarrollo de un proceso formativo integral, contextualizado, problematizador y práctico. No obstante, tras varios años de aplicación, en algunos países se está revisando la pertinencia de dicho enfoque y en México francamente se está abandonando.
En ese sentido, cabría preguntarse ¿Qué enfoque metodológico es el más adecuado para construir la pedagogía crítica y el aprendizaje significativo y socialmente relevante que requiere la educación ciudadana? Para apuntar hacia la definición de criterios de pertinencia metodológica, propongo revisar tres exigencias de la formación ciudadana.
I. La educación ciudadana requiere la libre circulación de ideas en una experiencia educativa crítica, significativa y relevante
En la formación ciudadana es importante considerar al alumnado como protagonista, sujeto crítico y pensante, con saberes previos –ideas, nociones, juicios y conocimientos -, capaz de cuestionar, argumentar, tomar postura, hacer propuestas y resolver problemas. Se requiere construir una experiencia formativa en la que se valoren los conocimientos cotidianos, la cultura del entorno, las ideas del alumnado y sus necesidades de información.
Esto exige al maestro cuestionar al alumno para que clarifique sus saberes previos, sus valores y actitudes o para generar su curiosidad y espíritu de indagación; y que lo acompañe en la toma de postura, en la construcción de explicaciones, argumentos y estrategias para resolver problemas. Con ello se favorece el pensamiento crítico, se propicia la democratización del conocimiento y un diálogo pedagógico. El conocimiento es poder y es generador de nuevos conocimientos, herramienta para comprender la realidad, tomar decisiones, construir consensos y resolver problemas. Por ello se requiere además de un enfoque metodológico que propicie la capacidad para seguir aprendiendo y una relación crítica con la verdad.
Debido a la importancia atribuida al contexto en la educación ciudadana, es preciso adoptar un enfoque que favorezca el aprendizaje significativo y relevante, mediante situaciones didácticas enraizadas en el análisis de las contradicciones de las relaciones sociales y el acercamiento crítico con la realidad, considerando los intereses del alumnado, la incorporación de las preocupaciones locales y la aplicación de lo aprendido.
II. La educación ciudadana requiere la construcción autónoma de los criterios de acción moral y la aplicación de la democracia en la vida cotidiana
La autonomía moral y la acción transformadora son aspectos centrales en la formación ciudadana, ya que se requiere que las personas puedan ser capaces de aplicar la democracia en la vida cotidiana, dar sentido ético a sus actos, decisiones e interacciones, particularmente en relación con el bienestar común, la dignidad humana y la defensa de los derechos de todos.
Diversas aproximaciones metodológicas en educación para la democracia y los derechos humanos –particularmente los trabajos de Abraham Magendzo- sugieren colocar la problematización como centro de los diseños didácticos. Con ello se espera generar en el alumnado un conflicto moral o uno cognitivo, acompañado por la necesidad de resolverlo poniendo en juego información crítica, sus capacidades y valores. Este proceso contribuye al desarrollo moral autónomo en los términos planteados por L. Kohlberg y puede fortalecer la capacidad de agencia ya que la práctica de resolución de problemas prepara para actuar sobre la realidad con el propósito de transformarla.
III. La educación ciudadana requiere que la democracia no se considere como un ideal que se debe perseguir, sino como valores que debemos vivir
Debido a que se busca formar personas y ciudadanos que conviertan los principios y valores de la democracia en criterios de actuación, en la educación ciudadana se considera importante el reconocimiento y el cuidado del otro, en donde está implicado el respeto a la diversidad, la búsqueda del bien común, la solidaridad, la empatía, así como la capacidad de aprender a trabajar con otros.
Para lograr ese propósito, es necesario crear ambientes de aprendizaje caracterizados por el trato digno, el respeto a los derechos humanos, la libre expresión de ideas y, particularmente, una relación pedagógica más horizontal en la que la autoridad docente adquiera nuevos significados.
Este enfoque requiere un ambiente de diálogo en el que se creen condiciones para hablar y para escuchar. Sin embargo, cuando los alumnos provienen de contextos educativos poco propicios al diálogo y en donde el conocimiento escolar no admite cuestionamientos, se observan deficiencias en las capacidades de argumentación, deliberación y escucha activa. La educación ciudadana requiere contrarrestar este efecto de la tradición educativa vertical y enciclopedista.
Por otro lado, cuando se trata de que el alumnado se haga cargo de su proceso de aprendizaje, resulta fundamental la solidaridad, el apoyo entre pares y la cooperación, porque contribuye al desarrollo de la empatía, la capacidad de organización y de colaboración para el logro de un objetivo común.
*Las opiniones expresadas en esta columna son responsabilidad estricta del autor.- 904 lecturas