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Educación y economía circular

Niñas, niños y jóvenes deberán administrar, de adultos,  unos recursos de un planeta que han sido devastados por sus ancestros. 

Febrero 18, 2016

La mentalidad de varias generaciones, amparada en determinados avances de la ciencia y la tecnología, han convertido los modelos económicos en ciclos asociados a la sociedad del desperdicio, sustentada en el agotamineto progresivo de los recursos naturales.

Trátese de la explotación de  fuentes de energía, principalmente aquellas basadas en recursos fósiles, cuya oferta, además de limitada, se asocia con la polución creciente de nuestra atmósfera; de la tala inatajable de bosques en la cuenca amazóncia, o del uso indiscriminado de materiales plásticos de empaque, no bio-degradables,  propio de las sociedades de consumo modernas, el modelo extractivo y del desperdicio debe ser sustituído por uno nuevo, acorde con la escasez de recursos y el cuidado del medio ambiente.

Se habla, en la actualidad, de un modelo de economía circular, que concibe el ciclo económico como regenerativo y restaurativo. Se trata, en pocas palabras, de un esquema en el cual los productos, los materiales y los componentes utilizados  por el aparato productor de bienes y servivios prestan la máxima utilidad posible en forma permanente. Para ello, hay que diferenciar entre los ciclos técnicos y los biológicos.

De acuerdo con el Foro Económico Mundial, el modelo de economía circular “se concibe como un ciclo continuo de desarrollo positivo que preserva y consolida el capital natural, optimiza los rendimientos de los recursos y minimiza los riesgos sistémicos mediante la gestión de inventarios finitos y ciclos renovables. Funciona efectivamente a cualquier escala…”.

Los principios de la economía circular, según el FEM, son tres:

1. Hay que preservar los inventarios de recursos naturales finitos mediante fuentes renovables. Por ejemplo, debe promoverse la sustitución de  los recursos fósiles (agotables) por fuentes renovables de energía.

2. Debe maximizarse la circulación de materiales y componentes de productos, circulando en múltiples ciclos productivos los bienes que, por cultura del desperdicio, se han venido deshechando. Con ello se racionaliza el rendimiento de los recursos y se prolonga la vida útil de materiales y componentes, dando vía libre a nuevos conceptos asociados a la vida del “ciclo del producto”.

3. Los procesos productivos y de re-uso en la economía circular deben contemplar aspectos de tipo sistémico (la supresión de las llamadas externalidades negativas), excluyendo los perjuicios realcionados con el mal uso del suelo, el agua, el aire y los impactos negativos de la polución auditiva, las toxinas, el cambio climático, entre otros.

Desde luego, la aplicación del modelo de la economía circular requiere de una cultura nueva, que involucra a los actores de la educación: estudiantes, padres de familia, docentes, facultades de educación, para nombrar algunos de los más importantes.

La educación, tanto en los formatos curriculares como la que transcurre en otros espacios, debe contribuir a formar los protagonistas de un modelo restaurativo y regenerativo, después de décadas de aplicar la extracción y el desperdicio. No hay salida diferente.

Referencias

*Intelligent Assets, unlocking the circular economy potential, World Economic Forum, febrero 2016, Cap.1.

www3.weforum.org/docs/WEF_Intelligent_Assets_Unlocking_the_Cricular_Economy.pdf

 

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