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La lectura literaria en Preescolar

La interacción con la lectura literaria moviliza los saberes y el deseo de aprender de los niños

Agosto 2, 2017

El  aprendizaje de la lectura y la escritura en los niños debe estar estructurado por la enseñanza a partir de la didáctica, sin embargo,  en las prácticas de aula se puede evidenciar que hace falta actualizar los procesos de formación profesoral en preescolar: planeación, preparación de clase, ambientes de aprendizaje y práctica pedagógica para generar aprendizajes significativos en los niños.

Sigue siendo común observar que se privilegie el aprendizaje mecánico, memorístico y repetitivo en los preescolares, en ocasiones se desconoce los contextos culturales de los niños y la edad de ingreso que es desde lo cuatro años. De esta forma, la enseñanza de la lectura en preescolar debe estar orientada al desarrollo de las competencias y habilidades comunicativas.

En este sentido, Leo, comprendo y aprendo, permite  que de forma más natural el niño pueda desarrollar las habilidades básicas (escuchar, hablar, leer, escribir) partiendo de sus propias experiencias, estableciendo relaciones semióticas para comprender el texto y su vida. Así, el niño, fortalece la oralidad como base para el aprendizaje del código.

El profesor a través de una secuencia didáctica, lee diferentes textos literarios (poemas, cuentos, fábulas, etc.), para que el niño cuente las sensaciones que le produjo la lectura, luego las describa y las ilustre, así el aprendizaje es significativo para el niño, estableciendo un proceso mental de interacción entre el lector y el texto, con el fin de alcanzar los objetivos que guían la lectura.

Así, el significado del texto se construye por parte del lector, construcción que implica al texto, a los conocimientos previos del lector que lo aborda y a los objetivos con que se enfrenta a aquel.

Por esto, es necesario que la enseñanza de los procesos de lectura en preescolar se transformen y permitan que el niño se relacione con la lectura de manera natural, que para el acto de leer sea una asociación de goce y expresión, que debe oponerse a la manera tradicional de enseñanza de la lectura y escritura como un proceso mecánico, repetitivo y sin comprensión de lo leído, porque se privilegia la decodificación mas no la significación.

Sin embargo, sigue siendo un desafío para los profesores, la innovación de la práctica pedagógica en este proceso, porque se sigue enseñando de manera tradicional donde no existe la construcción del sentido del texto sino la obligación de articular las palabras del mismo.

Las estructuras de poder se han manifestado particularmente por las imposiciones, indiscutiblemente la escuela se instaura como una estructura de poder donde hay una serie de exigencias que aparte de buscar fines loables, son y operan como imposiciones. Dentro de la dinámica social la institución escolar funciona como agente educativo, en el mejor de los casos persiguiendo el ideal kantiano de desarrollar en cada individuo toda la perfección de que sea susceptible, pero siempre a partir de un ejercicio de poder. (Álzate et al. 2008)

Es la manera tradicional de enseñanza del proceso de lectura la que se opone al desarrollo del comportamiento lector, porque desde niños, los estudiantes se sienten obligados, anulados por el señalamiento de los profesores hacia lo que se debe leer. “En este sentido, Pennac (2001) expresa: “El verbo leer no soporta el imperativo. Aversión que comparte con otros verbos: el verbo ‘amar’..., el verbo ‘soñar’”. (Álzate et al. 2008).

El proyecto de aula Leo, comprendo y aprendo, se inició en el año 2015 y a la fecha se sigue implementando en una institución educativa de la ciudad de Armenia. Toda la propuesta se basa en la lectura de textos literarios, por ejemplo: el cuento: Los Cocodrilos no se cepillan los dientes de Colin Fancy, la profesora modela la lectura y tiene en cuenta los siguientes tres momentos: antes de la lectura, se hacen preguntas para activar los conocimientos previos, durante la lectura se hacen hipótesis sobre lo que puede suceder y después de la lectura se hace la verificación de las hipótesis.

Luego, el docente pregunta a los niños sobre qué sensación u opinión tienen de la lectura. Se entrega a  cada uno de los niños una ficha donde él pueda expresar con dibujos o escritura lo que le agrado del cuento. Luego los niños presentan al grupo las impresiones que tuvieron del texto. Este tipo de motivación, permite que el niño establezca relaciones con lo leído y lo que vive cotidianamente, fortaleciendo las habilidades lingüísticas. 

Asimismo, el espacio del aula de clase debe permitir que el niño se relacione permanentemente con los textos que los pueda manipular, sentir como propios, para que establezca un vínculo afectivo. Cabe señalar, que esta propuesta se viene desarrollando desde el año 2015, y se puede concluir que los niños han iniciado la formalización del código de manera natural, motivados  y en los resultados se evidencia que el 60% de los niños llega al grado primero leyendo comprensivamente, sin embargo, el mayor obstáculo que he encontrado es que los profesores de grado primero inician nuevamente el proceso de forma sistemática y tradicional lo que ha hecho que los niños se desmotiven.

También se evidencia la falta de apoyo en el núcleo familiar lo que dificulta el proceso, no obstante cuando los padres notan cambios significativos en la expresión oral de los niños y en la adquisición de un mejor léxico se motivan a desarrollar actividades complementarias en casa, como el diario de lectura, que consiste en la lectura de un texto literario en familia y en el diario se escriben las impresiones que tuvo el niño del texto y las sugerencias por parte de los padres.

De esta forma, la escuela debe afianza los procesos de lectura de manera natural evitando la imposición de los textos, respetando las manifestaciones culturales de los estudiantes y sobre todo debe favorecer el placer por la lectura. Entonces, la didáctica para la enseñanza de la literatura favorece el ambiente de desarrollo autónomo del proceso lector.  

En suma, el fortalecimiento de las prácticas de lectura deben partir del seno familiar, así, el papel del docente será de mediador, de guía, y permitirá la reflexión permanente de los textos leídos, encontrando nuevas alternativas para desarrollar el comportamiento lector de los estudiantes.

 

Bibliografía

  • ALZATE YEPES, TERESITA; RAMÍREZ BOTERO, ÁLVARO; PIEDRAHITA GÓMEZ, CLAUDIA PATRICIA. Revista Iberoamericana de Educación ISSN: 1681-5653 n. º 47/1 – 25 de septiembre de 2008 EDITA: Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI).
  • RONCAL, F. y MONTEPEQUE S. (2011) Aprender a leer de forma comprensiva y crítica, estrategias y herramientas. Guatemala, Guatemala, Editorial: Saqil Tzij.
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