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Las 5 “Pes” para un comportamiento positivo

Una tutora explica el cómo utilizar un lenguaje más positivo en el aula de clase, le ha ayudado a mejorar el comportamiento de los alumnos.

Agosto 9, 2017

Cuando fui abordada por mi jefe de área, me habló acerca de un curso que se aproximaba, en ese momento fui escéptica. En mi experiencia, los cursos a menudo están llenos de conceptos teóricos pero de muy poca aplicación práctica. Sin embargo, como el tema era la gestión del comportamiento, un área personal de debilidad, decidí darle una oportunidad.

Como tutora de enseñanza de nivel superior (HTLA por sus siglas en inglés), soy responsable de grupos pequeños o de la ayuda en la dirección de clases completas. Este papel varía y puede implicar un acercamiento completamente improvisado a la disciplina. En lugar de estrategias formales de manejo del comportamiento, necesitaba trucos rápidos y sencillos que pudiera probar en el aula de clase y para mi asombro, eso es exactamente lo que conseguí. Entre los consejos más generales sobre la consulta de las políticas de comportamiento y el conocimiento de sus clases, descubrí que algunos ajustes sutiles a mi lenguaje podrían hacer toda la diferencia.

Sintiéndome entusiasmada y optimista, decidí realizar un experimento. Cuando regresara al colegio, pasaría dos semanas probando estas estrategias para ver si realmente podría ser así de sencillo. Ansiosa de poner en práctica mis habilidades recién adquiridas, entré a mi primera clase decidida a darlo todo, pero pronto me di cuenta de mi error. Mi pequeño grupo con necesidades educativas especiales y discapacidad, se confundieron completamente   por mi repentino cambio de técnicas; en lugar de obtener un mejor comportamiento, los resultados fueron totalmente adversos. Pronto me di cuenta de que si quería tener algún éxito, tendría que abordar las técnicas una por una. A continuación las describiré:

1. Elogios

El personal de apoyo se enorgullece de las fortalezas de los alumnos, así que pensé que esto sería fácil. Sin embargo, cuando se presenta un comportamiento desafiante, me sorprendió la rapidez con la que perdí de vista los aspectos positivos y encontré la palabra "no" saliendo de mi boca con mucha frecuencia. Al concentrarme conscientemente en elogiar la conducta positiva de los alumnos, se eliminó la confrontación y los alumnos pudieron adaptarse sin perder su dignidad.

2. Acuerdo parcial

Esta técnica parecía fluir más naturalmente. Supongo, que las limitaciones de tiempo en la vida te enseñan a aplacar las necesidades de los demás, mientras trabajas por tus propios objetivos. Cuando te enfrentas a una gran cantidad de excusas, la sencilla frase de "lo entiendo, pero necesito que usted ..." es comprensiva y asertiva de igual manera. Me di cuenta que al mostrar interés en lugar de rechazar los problemas de los demás, el riesgo de comentarios como "este asunto no le importa" se reduce y las interacciones se vuelven menos contradictorias.

3. Palabras positivas

Durante el almuerzo, comencé a notar la importancia de esta estrategia. Estoy siempre repitiendo órdenes negativas como: "no correr". Inevitablemente,  a menudo este tipo de órdenes conducen  a intercambios argumentativos en los que los alumnos expresan su inocencia y la manera de hacerme reír con su versión de las reglas del colegio. Aunque requiere cierta práctica, he descubierto que reforzar las reglas positivamente provoca una respuesta mucho más constructiva.

4. Brindar opciones

Esta estrategia parecía ser la más fácil, o eso pensaba yo. Siempre doy a los alumnos dos  opciones: comportarse de la manera adecuada o recibir una advertencia. Sin embargo, pronto me di cuenta de que esto realmente no ofrece una opción en lo absoluto; el castigo era la única alternativa, pero al ofrecer dos opciones positivas, como "pones eso en mi escritorio o en tu maleta", los alumnos mantuvieron un nivel de control, lo que les permitió seguir las instrucciones en sus propios términos.

5. Evitar la súplica

Este fue el cambio más difícil de hacer. Creo que el respeto debe ganarse  y siempre  he considerado la cortesía como un aspecto crucial de esto. Terminar con las súplicas de los alumnos con un  "por favor" se había convertido en algo muy natural de decir y resultó ser un hábito difícil de romper. La teoría de esta sutil adaptación es que "gracias" es más eficaz para cerrar una conversación y por lo tanto reduce las oportunidades de resistencia en los alumnos. Aunque ha tomado mucho tiempo de  práctica, definitivamente he encontrado que la última orden denota mayor autoridad. 

Creo que mi pequeño proyecto de investigación me ha enseñado una cosa: cuando se trata de la gestión del comportamiento, usted tiene que hacer lo que le  funcione más.

 

Contenido original: www.tes.com

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Escrito por
Tutora de enseñanza de nivel superior de Inglés en Westbourne Academy, Ipswich
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Hoguer Alfredo Cruz Bueno
Gran Maestro Premio Compartir 2009
Logré vincular el aula y la comunidad rural a través de expediciones que marchaban tras la huella de la cultura local en tertulias de lectura que se convirtieron en lugares de encuentro entre los padres, los hijos, los textos y la escuela.