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Maestros de primera
Si no formamos mejor las próximas generaciones, jamás llegaremos a ser un país desarrollado ni una sociedad equitativa.
La calidad de la educación de un país es el principal determinante de su crecimiento económico a largo plazo. Por demás, las sociedades que brindan oportunidades educativas similares a todos los niños son
aquellas donde hay mayor movilidad social y menor desigualdad. si Colombia alcanzara este objetivo en una década, antes de veinte años nos convertiríamos en un país desarrollado y en una sociedad igualitaria.
Un estudio reciente, promovido por la Fundación Compartir, llevado a cabo por un grupo de especialistas de la raND Corporation en California y las universidades del rosario y de los andes, propone cómo lograrlo.
El estudio demuestra que en el mundo entero la calidad de la educación depende de la calidad de los maestros. Por supuesto que otros factores también influyen en ella; por ejemplo, el currículo, los materiales didácticos, el equipamiento y la autonomía de las escuelas. Pero no existe ningún país con buena educación sin buenos maestros. en los casos de mayor éxito (singapur, Corea, Finlandia) los mejores bachilleres estudian para ser maestros y se preparan en las mejores universidades o institutos del país. Los maestros tienen una remuneración competitiva como la de cualquier otra profesión y grandes oportunidades de desarrollo profesional, con el apoyo de tutores, especialmente en los primeros años, y mediante una amplia oferta de cursos de especialización de buena calidad.
En Colombia, y en otros países con educación de baja calidad, sucede exactamente lo contrario. Los bachilleres con los mejores resultados en las pruebas de estado no escogen la docencia como carrera, la calidad de la mayoría de los programas pedagógicos y de especialización es muy deficiente, la remuneración de los docentes no es atractiva y los nuevos maestros no encuentran suficiente apoyo para desarrollar bien su capacidad pedagógica.
¿A quién de nosotros se le ocurriría dejar la educación de sus hijos en manos de quienes estuvieron lejos de ser sus más brillantes compañeros de clase? Pues eso es exactamente lo que hacemos como sociedad.
Hay algunos maestros excepcionales (como los que premia cada año la Fundación Compartir), pero estos constituyen una minoría heroica. si seguimos así jamás llegaremos a ser un país desarrollado ni una sociedad equitativa, así nos admitan en la orgnización para la Cooperación y el Desarrollo económico (oCDe) y firmemos la paz. El estudio de Compartir demuestra que para cambiar este estado de cosas se requiere un esfuerzo integral y de gran magnitud durante cerca de una década, para atraer a los mejores bachilleres y profesionales a la docencia, formarlos en programas universitarios de excelencia (de pregrado y maestría), apoyarlos a lo largo de su carrera docente –en particular en los primeros años–, brindarles amplias oportunidades de desarrollo profesional y formación en el trabajo y remunerarlos de forma competitiva con los buenos ingenieros, abogados, médicos o economistas.
Para lograrlo, propone que el Gobierno otorgue becas completas a todos los estudiantes que obtengan altos puntajes en las pruebas saber 11° e ingresen a programas educativos universitarios con acreditación de alta calidad, así como a otros profesionales también con buenos resultados en sus exámenes de estado y que cursen una especialización de posgrado en educación, igualmente en programas con acreditación de alta calidad. Los becados tendrían el compromiso de trabajar al menos tres años en la educación pública. Como en la actualidad solo una cuarta parte de los nuevos maestros se forma en programas de alta calidad, propone también subsidiar –mediante concursos dirigidos por un comité de expertos, nacionales y extranjeros– el mejoramiento de programas existentes y el montaje de nuevos programas de alta calidad en las mejores universidades del país.
Así en 2023 se graduarían algo más de 20.000 nuevos maestros en programas de alta calidad (aproximadamente equivalentes a la demanda anual pública), escogidos entre los mejores bachilleres y profesionales de cada año.
Los maestros entrantes tendrían tutores perma- nentes y evaluaciones periódicas de su comportamien- to docente, con el propósito de orientar su formación en el trabajo. Los mejor evaluados tendrían becas para especializaciones en el país y en el exterior y podrían convertirse en tutores para las siguientes generaciones. se incrementaría la remuneración para hacerla competitiva con la de otros profesionales con grados y experiencia comparables y habría bonificaciones adicionales para maestros de alto rendimiento, para quienes sean escogidos como tutores y pares evalua- dores, a través del proceso de evaluaciones periódicas, o que acepten trabajar en escuelas con bajos niveles de calidad o en áreas marginales. todos los maestros actuales podrían gozar de estas mismas bonificaciones. este esfuerzo tendría, por supuesto, un costo importante el estudio demuestra, sin embargo, que es viable financiarlo y sugiere de dónde podrían salir los recursos adicionales requeridos. resulta difícil imaginar una inversión de recursos públicos más rentable que esta, habida cuenta del considerable impacto que tendría sobre el crecimiento económico y la igualdad de oportunidades en nuestro país.
* Artículo adaptado de un artículo publicado por el autor en el diario El Tiempo
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