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La innovación colaborativa ha llegado para quedarse

Los directores pueden planear y gestionar, pero quien lleva a cabo la innovación será el profesorado, que no puede quedar al margen. 

Septiembre 27, 2018

Innovar o morir. Este parece ser el dilema de la mayoría de las instituciones educativas enfrentadas a los cambios continuos de una sociedad en la que lo único certero parece ser la incertidumbre. Y, sin duda, la innovación es necesaria para garantizar la calidad de la educación. Pero ¿cómo innovamos?

En muchos centros educativos la innovación parece ser individual. Cada docente, con su mejor intención, se forma en una o varias metodologías con las que, con más o menos fortuna y de manera más o menos sistemática, va haciendo pruebas en su aula.

El problema es que, en muchas ocasiones, este “probar” se transforma en una carrera continua para seguir las últimas “tendencias” pedagógicas, y el aula no es, o no debería ser, un laboratorio de pruebas en el que se aplican propuestas que no están basadas en las evidencias científicas. Al mismo tiempo, esa innovación individual se transforma en una isla en el océano que representa la institución educativa, una institución que debería garantizar la coherencia de su proyecto pedagógico.

En este sentido, como sugiere Carbonell (citado por Cañal de León, 2002), “la innovación no es una actividad puntual sino un proceso, un largo viaje o trayecto que se detiene a contemplar la vida en las aulas, la organización de los centros, la dinámica de la comunidad educativa y la cultura profesional del profesorado. Su propósito es alterar la realidad vigente, modificando concepciones y actitudes, alterando métodos e intervenciones y mejorando o transformando, según los casos, los procesos de enseñanza y aprendizaje.” (pp. 11-12).

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Repensar la innovación. Imágenes del taller de Innovación Educativa en APDES, Buenos Aires, abril 2018.

Hoy innovación y colaboración han dejado de ser dos conceptos separados para ir convirtiéndose en una realidad cada vez más integrada. Desde esta perspectiva, en la Plataforma Internacional Práctica Reflexiva apostamos por la coinnovación y la innovación incremental como dos ejes fundamentales para impulsar procesos de innovación sólidos y duraderos en entornos profesionales complejos, como es el caso de un centro educativo.

Convencidos de que la innovación individual y solitaria de un docente en su aula, que en el conjunto de la vida académica de un alumno en una institución educativa termina por transformarse en una acción anecdótica y aislada que no deja huella, apostamos por la creación de proyectos de innovación colectivos, compartidos y acordados por los equipos docentes como la mejor opción para transformar e innovar la práctica educativa en todas las aulas e incidir directamente en el logro de un perfil de salida del alumnado acorde con el Proyecto Educativo que preside y guía el quehacer educativo de una institución. 

Asimismo, estamos convencidos de que en toda institución educativa hay cosas que ya se hacen bien y, en este sentido, apostamos por procesos de innovación incremental que se dan cuando se evalúa y mejora lo que ya existe y, a su vez, se aprende a adoptar un proceso de revisión-reflexión-cambio que persiste en el tiempo para asegurar la mejora continua.

Para innovar debemos tener en mente el perfil de salida del alumnado.

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En la imagen, representan el resultado de las reflexiones directivos de APDES en torno a este tema.

Este es el modelo con el que estamos trabajando en APDES, una organización argentina que aglutina a 21 centros educativos en los que trabajan 1.300 directivos y docentes para formar a 7.200 alumnos. El proceso se inició con tres jornadas de formación y reflexión guiada en la que los equipos directivos de los distintos centros fueron definiendo las que serían las líneas de innovación para los próximos cinco años.

En dicho proceso se puso en evidencia el hecho de que coinnovar no es solo trabajar de manera conjunta, sino crear una solución innovadora estratégicamente alineada con los objetivos de todas partes implicadas, asegurándose de que todos están dispuestos a participar en procesos de colaboración intensa, a construir espacios basados en la confianza mutua y a establecer modelos operativos que incorporen mecanismos adecuados para avanzar, como es el caso de la toma equitativa de decisiones.

Desde esta perspectiva, algunas de las preguntas que utilizamos en los procesos de reflexión en nuestros talleres tienen como objetivo promover el debate y la reflexión para comprender que el verdadero agente y protagonista de la innovación educativa es el profesorado y, por tanto, es imprescindible contar con su participación en el diseño e impulso del proyecto.

En este sentido, recordamos que los directores pueden planear y gestionar, pero quien lleva a cabo la innovación será el profesorado, que no puede quedar al margen. Y esta es la conclusión a la que nos conducen las siguientes cuestiones:

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Tanto por la experiencia reciente en la red de colegios APDES como por la que hemos tenido en otros centros educativos, sabemos que este enfoque permite construir un saber transversal que deriva de la polinización cruzada entre los co-innovadores y diseñar un proceso de mejora a medio y largo plazo que se construye sobre la base de unos cimientos sólidos derivados de la evidencia científica, la reflexión individual y compartida y la visión de futuro.

 

Lea el contenido original en la Plataforma Internacional Práctica Reflexiva.

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Martial Heriberto Rosado Acosta
Gran Maestro Premio Compartir 2004
Sembré una semilla en la tierra de cada estudiante para que florecieran los frutos del trabajo campesino en el campo que los vio nacer