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De la teoría a la práctica y viceversa

En países como Colombia hay grandes dificultades para pasar de la teoría a la práctica y viceversa. Por un lado, con frecuencia se cita un modelo mientras se implementa otro que lo contradice. Por otro lado, escasea la sistematización de conocimientos prácticos que lleven a nuevos modelos teóricos.

Agosto 21, 2015

Colombia es un país dado a venerar los referentes extranjeros. Esta afirmación general es notoria en el campo de la educación donde es muchísimo más común referirse a modelos europeos, norteamericanos y asiáticos que latinoamericanos, con contadas excepciones como la [1] Escuela Nueva de la colombiana Vicky Colbert y la Pedagogía del Oprimido del brasilero Paulo Freire[2].

Prueba de esto son los nombres de instituciones educativas, los pedagogos citados por los docentes, los modelos de aprendizaje que aprenden los estudiantes en normales y licenciaturas y las publicaciones sobre educación, donde abundan referencias a Montessori, Vigostky, Gardner, Freinet y rara vez se destaca a un educador local.

Sobre el terreno es donde el educador adapta y ajusta a su realidad lo interiorizado de la fundamentación teórica y genera un conocimiento nuevo a partir de su experiencia.

El asunto tiene muchas aristas y solo me voy a detener en una que resulta ser un problema de doble vía: en países como Colombia hay grandes dificultades para pasar de la teoría a la práctica y viceversa. Por un lado, con frecuencia se cita un modelo mientras se implementa otro que lo contradice. Por otro lado, escasea la sistematización de conocimientos prácticos que lleven a nuevos modelos teóricos.

¡Es urgente transitar este camino en las dos direcciones! Los referentes son importantes, independientemente de su procedencia; sería absurdo ignorarlos. Sin embargo, para que se justifique consultarlos hay que tomarse el tiempo de entenderlos a profundidad, conocer el contexto donde se gestaron, analizar su relevancia en nuestro entorno y aplicar las conclusiones de ese análisis. Uno de los factores que obstaculizan este proceso es el uso de fuentes secundarias e incluso terciarias. Es decir, en vez de leer los escritos de María Montessori en su publicación original, se recurre a lo que alguien en un blog interpretó de la lectura de una traducción o, en el peor de los casos, de la reseña de otro.

Igualmente contraproducente es ignorar las circunstancias particulares en las que surgió una metodología, la información con la que se contaba en la época, los recursos de los que disponían quienes la idearon. Aunque muchos se han vuelto referentes precisamente por la universalidad de sus hallazgos, es probable que solamente algunos aspectos sean relevantes en la actualidad y es crucial discernirlos.

En últimas es la aplicación en las prácticas pedagógicas de aquellos aspectos que se valoran en la teoría lo que causa un impacto en el aprendizaje de los estudiantes. Sobre el terreno es donde el educador adapta y ajusta a su realidad lo interiorizado de la fundamentación teórica y genera un conocimiento nuevo a partir de su experiencia.

Para que ese conocimiento que se produce a diario no se desvanezca, hacen falta la reflexión y la sistematización. En esta fase el primer requisito es darse cuenta del fenómeno; ser consciente de la transformación cotidiana del saber, reconcerla como tal y tomar nota, mental o literal. Y es ahí donde muchos educadores se quedan cortos, influenciados en parte por la cultura de subestimar el valor de los saberes locales. Aquí es donde se percibe el daño que hace la excesiva reverencia a lo foráneo y donde hay que reivindicar la generación de conocimiento a partir de la experiencia.

Superada esa barrera, el siguiente paso es sistematizar; sin una documentación organizada es fácil olvidar datos y se pierde la oportunidad de identificar patrones. También es fundamental pertenecer a una comunidad con la que se pueda compartir lo que se va descubriendo, que lo analice de forma crítica desde varios puntos de vista y lo enriquezca con su retroalimentación.

Para llegar de la práctica a la teoría hay que ser constante y metódico; no es algo que ocurre instantáneamente sino en el mediano y largo plazo. La dedicación que implica la sistematización trae muchos beneficios que se revierten en la práctica misma y que si logran consolidarse en supuestos teóricos tienen el potencial de beneficiar a toda la comunidad educativa.

[1] http://www.escuelanueva.org

[2] Video de Paulo Freire sobre pedagogía con subtítulos en español www.youtube.com. Recuperado el 1 de agosto de 2015

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Rubén Darío Cárdenas
Gran Rector Premio Compartir 2016
Concibo al maestro como la encarnación del modelo de ser humano de una sociedad mejor. Él encarna todos los valores que quisiera ver reflejados en una mejor sociedad.