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Tiene sentido hablar de talento docente

Un proyecto adelantado en alianza entre la Universidad Javeriana, la Fundación Compartir y la Fundación Telefónica buscaba identificar y analizar aquellos factores asociados a la emergencia del talento de los docentes que hacen un uso pedagógico sobresaliente de las tecnologías. Sus resultados sin duda ayudarán a definir estrategias para desarrollar talento, así como a orientar políticas educativas que hagan viable dicho propósito. 

Julio 10, 2015

Si les pidiera que pensaran en una persona que ha manifestado talento científico, artístico o deportivo es posible que a sus mentes lleguen imágenes de investigadores como Gladys Aparicio Rojas o Manuel Elkin Patarroyo; de artistas como Martha Senn o Fernando Botero; de deportistas como Mariana Pajón o Nairo Quintana, entre muchos otros. Sin embargo, si la pregunta estuviera orientada a pensar en una persona que hubiera manifestado talento docente, según mi experiencia, tardarían ustedes más tiempo en encontrar un nombre.

Si bien, investigaciones, como las referenciadas en el informe Tras la excelencia docente, muestran el papel crucial que cumplen los maestros en el logro de la calidad educativa y en el desarrollo de la sociedad, sin embargo estos resultados no implican que comprendamos el valor de lo que hacen los educadores, cuando lo hacen de manera excepcional.

Estaríamos hablando de personas que en algún momento de su carrera como docentes han presentado un desempeño superior en la creación de oportunidades de aprendizaje excepcionales, al compararlos con sus pares; en suma, individuos que han manifestado talento docente. 

Cabe acentuar que aquello que producen y generan las personas que manifiestan talento científico, artístico o deportivo es considerado un bien precioso para nuestra sociedad y es destacado como patrimonio colectivo; no obstante, al abordar las acciones realizadas por los docentes que manifiestan prácticas destacadas como es el caso de los docentes galardonados por el Premio Compartir o el Premio a la Investigación e Innovación Educativa y Pedagógica, no se genera el mismo sentimiento de orgullo y valor por parte de los miembros de la sociedad. De hecho, algunas personas, en ciertas oportunidades, replican: “una cosa es Rodrigo Llinás y otra cosa es Nancy Palacios, Gran Maestra del Premio Compartir 2015”.

Pero, a qué nos referimos con talento. El talento según el diccionario de la Real Academia Española es “una aptitud o  capacidad para el desempeño o ejercicio de una ocupación”; para otros, el talento es el potencial para realizar cualquier actividad humana y, para un último sector, el concepto hace referencia a desempeños excepcionales en campos de la vida académica, social o cultural.

En el Foro de Discusión sobre los resultados preliminares de la Investigación Rutas de Emergencia del Talento Docente, se preguntó a los participantes qué palabras venían a sus mentes cuando escuchaban el concepto Talento docente. Fue posible identificar que las cuatro palabras que más relacionaron con el concepto fueron: creatividad, innovación, capacidad y habilidad. Las cuales corresponden a elementos propios de cualquier talento y no sólo al del campo de la educación.

 

A este respecto diversos autores manifiestan que el talento no es una característica estructural del sujeto sino una propiedad que se manifiesta en desempeños superiores en un área específica y que puede presentarse tanto en la creación de ideas u objetos, como en la ejecución de acciones.

Jarvin y Grigorenko lo precisan de la siguiente manera “(…) se estaría en presencia de un talento cuando se puede establecer que quien lo manifiesta presenta un desempeño superior en alguna dimensión o conjunto de dimensiones en relación con sus pares, cumpliendo con cinco criterios: excelencia, rareza, productividad, demostrabilidad y valor”.

En tal sentido, lo que hacen nuestros maestros excepcionales cumpliría con los criterios descritos anteriormente; estaríamos hablando de personas que en algún momento de su carrera como docentes han presentado un desempeño superior en la creación de oportunidades de aprendizaje excepcionales, al compararlos con sus pares; en suma, individuos que han manifestado talento docente.

Si bien en el ámbito de la reflexión pedagógica se han acuñado conceptos como “buen docente”, “prácticas destacadas”, “experiencias exitosas” y “eficacia escolar”, entre otros, ninguno de ellos da cuenta de todos los rasgos que supone el concepto de talento docente. Además, este último dignifica el quehacer de los educadores al ubicarlos en el mismo plano que otros campos altamente valorados por nuestra sociedad como las ciencias, el arte, o el deporte; es decir, como un patrimonio cultural.

Evidencia de lo anterior, fue la respuesta positiva de los educadores participantes en las mesas de trabajo del Foro de Discusión, quienes resaltaron la manera como la investigación reivindica la labor de los profesores y profesoras colombianos, como una actividad trascendental para el desarrollo del tejido social.

Adicionalmente, las investigaciones sobre desarrollo del talento conciben que su surgimiento no puede darse sin dos componentes: el romance por el campo de trabajo y el desarrollo de altos niveles de experticia; así como un físico debe conocer profundamente su campo de trabajo, dominarlo y presentar niveles muy altos de motivación para llegar a tener producciones excepcionales, en el campo educativo se requiere tanto de la vocación (romance con el campo de trabajo) como de la profesionalización (experticia en los saberes relacionados con su acción). El concepto de talento docente pone en diálogo estas dos posturas antagónicas sobre la naturaleza del quehacer docente, acogiendo las virtudes de ambas aproximaciones, y reconoce la aproximación del docente como intelectual, capaz de generar y recrear conocimiento.

Para concluir, un aspecto esencial de los modelos contemporáneos sobre el desarrollo del talento es que las preguntas han cambiado: originalmente se interesaron por conocer en dónde estaba el talento y quién lo poseía; pero, en la actualidad, se supera esa visión esencialista del talento, que está fuertemente arraigada en la cultura, y que no es una condición estructural de las personas sino que se desarrolla o emerge como una capacidad combinada de condiciones ambientales y personales. De esta manera la pregunta sugerida para los diseñadores de la política pública en educación es ¿Bajo qué condiciones podemos lograr que nuestros maestros manifiesten talento docente?

*Las opiniones expresadas en esta columna son responsabilidad estricta del autor.
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Escrito por
Profesora Asociada Facultad de Educación Pontificia Universidad Javeriana
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Henry Alberto Berrio Zapata
Gran Maestro Premio Compartir 2007
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