“Mañana lo hago”, una frase que sobreabunda en la mente de los estudiantes y académicos. Es fuerte decirlo, pero el peor enemigo de la educación está en nosotros mismos.
Dar alas a las palabras para que se desplieguen por la oración y vuelen a través de los textos para que los estudiantes comprendan la libertad del lenguaje.