Un estudio elaborado en 15 universidades demostró que los estudiantes consumen alimentos de forma frecuente en establecimientos comerciales y en la calle.
Desarrollé una fórmula química que permitió a los alumnos combinar los elementos claves para fundir la ciencia con su vida cotidiana sin confundir los enlaces para su futuro.
La meta: ofrecer una alimentación sana y balanceada a los estudiantes y se promover estilos de vida saludable dentro y fuera de las instituciones educativas.