Cualquier persona que se sienta comprometida con la calidad de la educación, puede ejercer un rol de liderazgo que impulse los cambios necesarios para mejorar los aprendizajes.
No deben reforzar los estereotipos de que los niños son mejores en STEAM que las niñas: la socialización debe ser igual para ambos para no influir en la formación de la identidad.