Urgen voces que determinen oportunidades de aprendizaje para todo el género femenino, por que no se trata de recibir educación, sino de aplicarla en la cotidianidad.
Logré vincular el aula y la comunidad rural a través de expediciones que marchaban tras la huella de la cultura local en tertulias de lectura que se convirtieron en lugares de encuentro entre los padres, los hijos, los textos y la escuela.