El Gobierno chileno aprobó la Ley 20.529 para asegurar la calidad educativa contemplando los antecedentes de desempeño escolar de los planteles. Así, colegios con malos resultados podrían ser cerrados.
La autonomía e independencia a la hora de estudiar y trabajar genera confianza y por lo tanto, es un potenciador natural de la motivación y el buen desempeño.