A veces el papel, los extensos talleres y la monótona escritura de las clases tradicionales nos llevan a morir intelectualmente. Pero hay alternativas: el C.I.T.
Debido a la presión social y familiar o al afán de que aprendan más rápido, en algunos casos los niños y adolescentes son forzados a asistir a clases extracurriculares.
Desarrollé una fórmula química que permitió a los alumnos combinar los elementos claves para fundir la ciencia con su vida cotidiana sin confundir los enlaces para su futuro.