Desde reforzar la atención y la concentración, hasta incrementar la memoria y la creatividad, y reducir el estrés, estos son algunos beneficios de utilizar la música en la formación diaria.
La meta: abrir espacios que permitan al estudiante evaluarse para afrontar su quehacer y validar si este realmente propicia respuestas frente al contexto actual y sus complejidades inmanentes.