Los estudiantes son escritores y lectores de forma convencional, entienden las funciones sociales del lenguaje y lo usan de manera adecuada de acuerdo con la situación planteada.
Que se revisen los manuales de convivencia es importante, pero desde la realidad de cada escuela y no orientado desde los lindos escritorios de Bogotá.
Ofrezco a cada uno de los alumnos un lápiz mágico y los invito a escribir su propia historia enmarcada en los cuentos y leyendas de su cultura indígena.