Diseñando artefactos para resolver problemas de la vida cotidiana los estudiantes desarrollan su creatividad, su pensamiento tecnológico y aprenden el valor del trabajo en equipo.
El punto al que hemos llegado en el entendimiento de dos enemigos históricos debe ser suficiente para que la guerra nunca vuelva a ser una opción. Por: Editorial Fuente: El Espectador (Colombia)
Vivimos en una sociedad corroída por el temor, una en la que invertir en la guerra es mejor negocio que poner unos pesos en la alcancía con la etiqueta “educación”.