Repensar la enseñanza en su complejidad conceptual, como sistema que incluye lo político, y el ideal democrático.
Docente y estudiante como individuos concretos y con realidades particulares, en calidad de actores principales en el proceso de orden didáctico.
La práctica educativa debe ser planificada, consensuada y sustentada en constructos teóricos que le den verdadero sentido al cambio que se propone concretar.