Siendo docente de biología, me tocó debutar como catedrático de educación sexual y no se hicieron esperar las preguntas de los alumnos, que aunque malintencionadas a veces, son el verdadero crisol donde nos hemos forjado los discípulos de Rousseau y Montessori.
Con el apoyo de las tecnologías logré que los estudiantes convirtieran el pasado de exclusión que vivió éste municipio lazareto en un pretexto para investigar, conocer la historia y conectarnos con el mundo.
Esta experiencia es clave para la práctica pedagógica, ya que aporta al quehacer cotidiano del maestro y logra que se empodere de la lectura, la escritura y la oralidad.
El asunto va más allá de las exigencias jurídicas planteadas por la Ley 1620 de 2013 que creó el Sistema Nacional de Convivencia Escolar y el Decreto 1965 del mismo año.