Debido a la presión social y familiar o al afán de que aprendan más rápido, en algunos casos los niños y adolescentes son forzados a asistir a clases extracurriculares.
“Mañana lo hago”, una frase que sobreabunda en la mente de los estudiantes y académicos. Es fuerte decirlo, pero el peor enemigo de la educación está en nosotros mismos.